Cuando la IA quiere darnos miedo
(literalmente)
FORBES- 2 de noviembre de 2018
Algunos experimentos con
Inteligencia Artificial buscan provocar sentimientos como miedo o empatía, más
allá de realizar una actividad concreta.
En abril de este año, el
Massachusetts Institute of Technology (MIT) presentó a Norman, la primera
inteligencia artificial psicópata, llamado así en homenaje al personaje
principal de “Pyscho”, la película de Hitchcock. El proyecto gira en torno a
una serie de plataformas que pretenden estudiar la forma en la que la
Inteligencia Artificial puede provocar sentimientos en los seres humanos.
Norman es un robot que fue
“educado” recibiendo altas dosis de violencia de todo tipo. Así, analizó
cantidades ingentes de fotografías “sacadas de lo más oscuro de Reddit”, según
se explica en el proyecto. Al programa se le instruyó para ver una imagen y
después escribir una breve descripción del contenido.
La intención del estudio fue
mostrar que, al entregar una base de datos sesgada, se puede influir en el
comportamiento de una inteligencia artificial. Por ello, entrenaron a Norman
para interpretar sólo imágenes de carácter violento.
Una vez que recibió toda la
información cargada de agresividad, el siguiente paso fue que tanto Norman,
como otros robots que no tenían el algoritmo de la violencia hicieran la prueba
de Rorschach e interpretaran manchas de tinta. El resultado fue tal y como
esperaban los investigadores: mientras que los otros robots veían aves en las
ramas de un árbol, Norman veía un hombre electrocutado; o bien, mientras los
otros decían que veían un hombre sosteniendo un paraguas, el robot describía a
una mujer gritando, mientras su esposo era acribillado.
El estudio tenía dos objetivos
fundamentales: por una parte, mostrar las posibilidades de interpretación de
una base de datos cuando ésta ha sido sesgada y, por otra parte, explorar las
posibilidades de que la inteligencia artificial infunda sentimientos en las
personas.
Norman forma parte de una serie
de proyectos cuyo objetivo fundamental es conocer si la inteligencia artificial
es capaz de construir discursividades (imágenes o historias) que puedan
provocar sentimientos específicos en los humanos más allá de realizar una labor
o trabajos muy concretos.
La máquina de las pesadillas fue
creada en 2016 y es otro proyecto en donde a través de la lectura de millones
de imágenes, la inteligencia artificial reinterpretó retratos o fotografías
para crear una serie de rostros terroríficos o bien lugares embrujados cuya
intención es provocar miedo. Si uno contesta la encuesta, el robot creará una
colección de rostros fantasmales personalizada.
Y siguiendo el mismo camino, se
encuentra Shelley, desarrollada en 2017, que es un robot homenaje a Mary
Shelley y a la famosa noche en que creó “Frankenstein o el moderno Prometeo”,
pues a través de la lectura de historias de terror que han escrito los usuarios
de Reddit, el robot ha escrito una colección de cuentos de terror que pueden
ser leídos en el sitio.
Por último, se encuentra el
potenciador de empatía, desarrollado en 2017 en colaboración con la UNICEF,
cuyo objetivo fundamental es motivar que las personas donen o ayuden a países
con crisis humanitarias a través de la recreación de cómo se verían ciudades
sin emergencias en el contexto de la desgracia.
La relevancia de los proyectos
desarrollados en el MIT se encuentra en que se experimenta con la creación y
reacción de los sentimientos, lo que implica un paso más allá de la mera
realización de labores complejas en los que tradicionalmente han sido
utilizados los robots.
Es decir, no se trata de robots
utilitarios, sino trabajan con elementos intangibles propios de los seres
humanos. Y si bien aún no son capaces de leer las reacciones, sí lo son de
entender las causas del miedo, lo que lleva a la inteligencia artificial a
entender los sentimientos. Un paso pequeño, pero hacia adelante.
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