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martes, 12 de enero de 2016

Víctor Hugo Morales

“Se trata de un despido político”


 www.pagina12.com.ar
Tenía contrato hasta fin de 2016, pero la emisora en la que trabajaba desde hacía casi 30 años lo echó ayer de manera destemplada. Se sumó así a la seguidilla de programas críticos al Gobierno que son sacados del aire.


“Hola Paulino, perdón por la intromisión: me están echando de la radio.” Esas fueron las palabras que se le alcanzaron escuchar al aire de Radio Continental a Víctor Hugo Morales antes de que, minutos previos a las 9, hora en la que comienza su programa La mañana, lo silenciaran del aire tirándole la tanda comercial encima. Ante las miradas atónitas de Paulino Rodrigues, que está reemplazando a Nelson Castro en la conducción de La mirada despierta, y de su compañero Alejandro Elías, el periodista logró sortear el “operativo” que la emisora había planificado para notificarle la decisión de echarlo abruptamente de la radio, con el objetivo –frustrado, finalmente– de que no pudiera despedirse de los oyentes. “Fue una de las mañanas más tristes de mi vida, más que por lo que me pasó a mí, porque siento que estamos viviendo la mayor agresión a la república y a la democracia desde la dictadura”, subrayó a Página/12 Víctor Hugo Morales, que tenía un año más de contrato con la emisora. “No tengo dudas de que se trata de un despido político”, agregó el periodista, una de las voces más críticas (y escuchadas) al gobierno de Mauricio Macri.

No hay ningún sentimiento de bronca en la voz de Morales que se escucha del otro lado de la línea telefónica. Mucho menos algún signo de enojo ante el despido, que lo deja al periodista fuera de la emisora en la que trabajaba desde hacía casi 30 años, de manera ininterrumpida desde 1987. “Todavía me cuesta asimilar lo que pasó, lo que significa este despido. Todavía mi mente no asimiló la tristeza que me va a embargar en algún momento, cuando me dé cuenta del tremendo pechazo que me pegaron a la fuerza. Este año cumplía 10 años haciendo el programa periodístico y el 1º de noviembre cumplo 50 años de relatar fútbol, de los cuales 30 fueron en Continental. Estar sin relatar en el año que cumplo medio siglo va a fomentar mi tristeza, que vendrá después de la perplejidad de hoy. Y luego vendrán otras reacciones de corazón y de la mente”, reconoce el conductor de La mañana, el programa que en 2015 fue el más escuchado de Continental –intercala ese lugar con el ciclo de Fernando Bravo– y el tercero de la radio argentina, de lunes a viernes, de 9 a 13.

La decisión de Continental de despedir a una de las mayores figuras de la historia de la radiofonía argentina fue sorpresiva. Morales tenía aún un año más de contrato con la emisora (su vínculo finalizaba el 31 de diciembre de 2016). En realidad un doble contrato: uno que estipulaba la conducción de La mañana (programa que conducía desde 2007), y el otro por la tira deportiva Competencia y por los relatos de los principales partidos de cada fecha del fútbol argentino. En un comunicado, la emisora intentó imprimirle al despido alguna razón “artística” que justificara levantar de su programación a su ciclo de mayor audiencia, con más de 9 puntos de rating. “Radio Continental comunica que desde del día de la fecha ha decidido disolver el vínculo que mantenía con Víctor Hugo Morales –quien conducía los programas La mañana y Competencia–, debido a reiterados incumplimientos contractuales que alteraron el normal desarrollo de las emisiones. En los próximos días daremos a conocer la nueva programación de la radio, ratificando nuestro compromiso de informar y entretener con responsabilidad y profesionalismo”, señala el texto que fue leído al aire de la AM 590, durante el horario que debía emitirse La mañana. También ayer fue despedido sin causa de la emisora Matías Canillán, periodista y relator del equipo deportivo de Continental.

“A lo largo de los 9 años de aire, nunca he faltado al programa de la mañana”, aclara Morales, entre risas incrédulas ante los motivos que debió encontrar la emisora perteneciente a Prisa, el grupo español con participación de Telefónica, que el año pasado anunció una asociación comercial con Angel Remigio González González, el empresario dueño de Canal 9. “En Competencia solía preservarle algún día si relataba la noche anterior, por lo que si no iba al estudio salía por teléfono. Esa es la causa que adujeron para echarme: que a Competencia vengo menos de lo que me corresponde. Es como decir que me echan por tener mal aliento. Una burda excusa”, analiza el periodista uruguayo.

–¿Cree en las razones que le dio la empresa para justificar su despido? ¿Tuvo algún anuncio previo o un apercibimiento sobre esos supuestos “incumplimientos”?

–No, nada, nunca. Están muy flojos de papeles. Nunca he sido advertido ni apercibido, ni he recibido carta o telegrama. Ni de despido ni de apercibimiento. Esos argumentos son un festín para la abogada que tiene que hacerse cargo del juicio que ahora le iniciaré a los dueños. De cualquier manera, está claro que se trata de una decisión que trasciende a la misma emisora, que es responsable pero no la única. Son muchos los elementos que se unen en el último mes para considerar que mi despido no es un hecho aislado ni es algo personal. Hay un gobierno que está avasallando los derechos de la gente y para ese fin se llevan por delante la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y cualquier manifestación periodística crítica a ese objetivo.

–¿No tiene dudas de que la verdadera razón de su despido es su crítica al gobierno nacional?

–La radio está, como el resto de las emisoras, negociando la pauta publicitaria. Son prácticamente todas las radios las que en enero están a la búsqueda de la pauta publicitaria. Son muy pocas las que se pueden abstener de la pauta, o las que asumen el riesgo de que le den la pauta pero con un amplio margen de libertad para sus empresas y periodistas. Me da la sensación de que la empresa en la que yo trabajo, en esa negociación se dio cuenta con quienes se discute el tema de la pauta publicitaria, que estaba latente el pedido, la exigencia, el guiño o lo que fuera para que una persona como yo no estuviera más al aire. Yo soy un tipo que les molesta, que tiene un programa diario de cuatro horas, que piensa muy distinto a la derecha republicana neoliberal que se hizo cargo de la Argentina, a esta conjunción del poder real encabezado por el diabólico personaje que es Héctor Magnetto, que tiene como máscara en el gobierno a Mauricio Macri, a quien conozco desde su época de presidente de Boca y sé qué tipo de persona es para que ahora se lleve el mundo por delante, el Congreso por delante, la institucionalidad de la Corte Suprema de Justicia por delante y a todos los que les pide la renuncia, como lo que pasó con algún juez federal.

–¿Considera que, a través de la pauta publicitaria estatal, hay una intencionalidad de acallar o disciplinar las voces?

–El Gobierno, con los sectores periodísticos que están filosóficamente más cercanos, está determinando en estos momentos cuáles son los límites de la libertad de prensa en Argentina. Es un ocaso de la república. Es un ocaso de la democracia, que sólo lo es para la derecha republicana cuando ganan ellos; sino, no es democracia. Cuando la derecha republicana no está en el poder, se trata de populismo y de fraude. Muchos de los valores “republicanos” quedaron tambaleantes en la Argentina, ya no por lo que sucede conmigo, sino por todo lo que ha sido este mes trágico para la democracia, desde la asunción del gobierno de Macri.

–Bajo ese razonamiento, ¿las empresas periodísticas, atadas a su necesidad financiera, se convierten en cómplices?

–Como los medios de comunicación están atados a la pauta publicitaria, estamos dentro de un cepo moral ético y periodístico a los fines de un gobierno que va por todo. No creo que haya de parte de Continental un ataque a mi persona, sino la necesidad de manejar la línea editorial de la emisora. Algo que conmigo, obviamente, no puede contar. Las empresas no tienen que alinear a quienes piensan parecido a la derecha que hoy nos gobierna. Pero sí, claro, a alguien como yo que piensa completamente distinto en muchos aspectos, los cuales lo hago saber cada vez que me abren el micrófono. A mí sí me deben controlar para negociar la pauta publicitaria. El mundo de la radio necesita de la pauta publicitaria porque la publicidad privada se fue a otros medios, como a la TV por cable. Hace años, la TV por cable llegó con la idea de que era un negocio que se iba a financiar únicamente por el pago de los abonos. Pero resulta que después empezar a vender espacio publicitarios, cuyos anunciantes es los sacaron a la radio. Entonces, hoy la radio depende mucho de la pauta publicitaria. Y tener a un periodista que diariamente le dice cosas no muy agradables a los intereses del poder, afecta esos ingresos.

–¿O sea que, en este escenario, buena parte de la libertad de expresión está atada a la negociación por la pauta publicitaria estatal?

–Estamos viviendo algo muy parecido a una dictadura, clara y concreta. No hay Congreso, hay impudor para arrasar con decisiones, leyes y procedimientos que daña a la Justicia y las instituciones. Este mes hemos vivido el récord mundial de desinformación. La empresa necesita no estar mal con el Gobierno y, si no es posible controlar la línea editorial, debe tomar las decisiones más injustas. Fíjate que hasta echaron a Adrián Stoppelman. Ni al humorista dejaron. Lo mismo paso con Cinthia García.

–¿Piensa que es uno de los momentos más complejos para ejercer la libertad de expresión?

–El peor desde la dictadura. Ni siquiera hay un degradé hacia la opacidad de la libertad de expresión en las órdenes y decisiones que se toman desde el poder y desde las empresas envueltas en ese círculo vicioso. Hay un corte abrupto, en ese sentido. Cuando el gobierno anterior le quitó la pauta publicitaria a Perfil, decisión que yo critiqué en su momento, hubo tremendas y numerosas voces que se alzaron contra esa discriminación. Y era la quita de una sola pauta. O cuando Moyano no permitió la salida de los camiones de reparto de los diarios y productos del Grupo Clarín: hubo un revuelo bárbaro, interminable, repudiando estos ataques a la libertad de expresión. Estamos viviendo momentos en los que está agredida la república y la democracia. Se está atacando a la libertad de expresión de la misma manera en que se está atacando al Congreso y a las leyes votadas democráticamente. Están cometiendo atropellos graves durante los meses de verano para llegar a marzo con el trabajo sucio ya hecho y sin que nadie pueda reaccionar ya. Porque, además, la metodología es crear siempre un atropello nuevo, para que sea imposible volver la mirada sobre hechos anteriores. ¿En qué quedó el decreto para la completar la Corte Suprema?

–Nadie le quita de su cabeza de que su despido, entonces, se trata de un hecho político más que artístico-periodístico.

–Absolutamente. Tengo la convicción moral y la razón lógica y de sentido común de cuál es el mensaje que subyace a mi despido. Así me lo hacen saber las autoridades de Continental en la conversación privada que tuvimos. También las palabras de Macri y (Hernán) Lombardi que desde hace meses están diciendo que iban a cortar las cabezas que no les gustaban. De hecho, cortaron todas las de Radio Nacional, Nacional Rock, 6,7,8... ¡Qué duda cabe de que yo soy una continuidad de ese descabezamiento periodístico de los que piensan diferente! El mío es un despido estrictamente político, aún sin tener un papel que lo demuestre. Es un gobierno que se quiere hacer cargo de todo y para eso necesita silenciar voces críticas y penetrantes. Porque, claro, no los voy a molestar en una radio chiquita, casi sin potencia ni audiencia, desde la cual seguramente seguiré expresando mis ideas como siempre lo hice. Les molesta que las voces críticas formen parte de un Fórmula 1, de una radio importante como Continental, que está entre las cuatro más escuchadas del país. Lo que les molestaba era que yo usufructuara el aire de una radio que llega a muchos argentinos.

“Me esperaban con una trampa”
Fueron cuatro los minutos en los cuales Víctor Hugo pudo despedirse de sus oyentes. No por voluntad de las autoridades de la emisora, que habían planificado una suerte de “operativo” que impidiera que el periodista y relator pudiera hacerlo. En realidad, fue el más justo capricho del destino el que permitió –no sin la firme decisión de Morales– que quien hasta ayer era la más longeva figura de Continental pudiera explicarle a su audiencia lo que había ocurrido. “Las autoridades de la radio –cuenta– me esperaban en la emisora con una trampa que pude sortear por un golpe de fortuna. Llegué a la radio mucho más temprano de lo que llego habitualmente porque había quedado en conceder a las 7.30 una entrevista a la cadena Telesur evaluando el primer mes del gobierno de Macri. Como para no salir con los ojos achinados, me levanté más temprano, como para despabilarme un poco, y llegué a la radio a las 7 de la mañana. Esa situación hizo que la seguridad, el escribano y las autoridades de la radio llegaran después que yo, que ya estaba adentro. Estaban perplejos, no sabían cómo actuar. Al final tomaron carrera y faltando 15 minutos para el comienzo de mi programa me empezaron a leer el acta. En ese momento, como estaba cerca del estudio, entré al estudio y les dije: “O pasan publicidad toda la mañana o me abren el micrófono para poder despedirme”. Al final, pude explicarles a los oyentes los motivos por los que el programa no salía más al aire”.

–¿Le iniciará una demanda judicial a la emisora?


–Le voy a iniciar juicio a la radio. Ellos me ofrecieron que les pase a cobrar el resto del contrato, pero hay dinero complementario a mi sueldo. Tengo 16 pautas publicitarias, no todas vendidas, pero sí vendibles, que también pesan. Además, me dejan pedaleando en el aire en el mes de enero sin haber tenido tiempo para escuchar otras ofertas y con la mayoría de las emisoras ya con sus programaciones cerradas. A esta altura, ya está todo el pescado vendido para el 2016. Me causa una enorme tristeza que está situación amarga se dé, encima, en el aniversario de mis 50 años relatando y a casi 30 años trabajando en Continental. El perjuicio humano, afectivo y moral de este despido nada ni nadie podrá quitármelo. Nunca.

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