Por qué las grandes compañías siguen siendo
víctimas de la disrupción
The wall
street journal --martes, 26 de enero de 2016
Si usted trabaja en el sector
tecnológico y su compañía no tiene su sede en una cueva, usted habrá oído
hablar del libro de Clayton Christensen El dilema de los innovadores. Puede que
usted haya pensado mucho sobre cómo este concepto de “disrupción” se aplica a
su empresa, como el transformador, o más probablemente como el transformado.
Pese a su capacidad de
explicación, una cosa que El dilema de los innovadores no puede explicar es por
qué, casi 20 años después de la publicación del libro, tantas compañías
continúan siendo presas de competidores mucho más sagaces.
Anshu Sharma, un inversionista de
capital de riesgo de Storm Ventures, cree saber por qué tantas compañías que
deberían tener todos los recursos y el ingenio requerido para crear el próximo
gran producto a menudo fracasan. Sharma llama a su tesis “stack fallacy”, algo
así como “la falacia de las capas” y aunque esbozó su idea recientemente en un
ensayo, me pareció tan convincente que pensé que merece una mirada más
detallada de lo que implica su teoría. A continuación, el resultado de esa
conversación.
“La falacia de las capas es la
creencia equivocada de que construir un nivel inmediatamente por encima suyo es
algo trivial”, escribió Sharma.
¿Qué es una capa? En tecnología
los productos y avances se construyen como una lasaña, con una capa de
abstracción sobre la otra que finalmente construyen un producto o servicio para
el usuario. Por ejemplo, en Internet hay una pila de tecnologías que van desde
el servidor hasta el sistema operativo con el cual funciona, pasado por la capa
de abstracción que representa la nube y las aplicaciones con las que finalmente
se llega al usuario. Incluso la red eléctrica que da energía al centro de datos
en el que se encuentra el servidor podría ser considerado parte de la “pila” de
capas que hace posible, por ejemplo, su servicio favorito de correo.
Sharma, que trabajó en Oracle y
Salesforce, usa como prueba a esas dos compañías. Para Oracle, que
principalmente es una empresa de bases de datos, Salesforce es sólo “una
aplicación de bases de datos” escribió. Y sin embargo, pese a invertir millones
en ello, Oracle no ha podido vencer a Salesforce en su negocio principal, el
software de gestión de relaciones con los clientes.
En el mundo tecnológico hay
innumerables ejemplos de cómo las empresas han caído en la falacia de las capas
al tratar de saltar otra capa más alta, fallando en el intento. He aquí tres
ejemplos.
Samsung, originalmente un
fabricante de componentes para Apple, trató de ascender en la pirámide al crear
sus propios celulares. Al principio tuvo éxito, pero recientemente ha perdido
terreno por su inhabilidad para diferenciar sus productos con un software
propio y ahora se encuentra asediada por competidores que aprovechan la
conversión en una materia prima de los teléfonos inteligentes con el sistema
Android. IBM pasó de hacer computadoras a vender los servicios que se pueden
acceder usando computadoras y el resultado ha sido que sus ingresos se han
reducido en los últimos 15 trimestres. Google trató de dar un salto en la
pirámide, pasando de las búsquedas a las redes sociales y el resultado fue
Google+ del cual es mejor no decir nada más.
Sharma argumenta que la razón por
la que las compañías fallan cuando tratan ascender a otra capa es simple: no
tienen una empatía directa con lo que quieren los consumidores del producto que
está un nivel por encima de ellas. Los ingenieros de base de datos de Oracle no
saben lo que los gerentes de cadena de suministro de las grandes empresas
quieren ver en un sistema de planeación de recursos como SAP, pero eso no ha
disuadido a la empresa de tratar de competir en ese espacio.
Para entender la falacia de las
capas, es útil reconocer que las compañías a menudo “descienden” en la pila y
eso muchas veces fortalece su posición. Es lo mismo que la integración
vertical. Por ejemplo, los ingenieros del iPhone de Apple saben exactamente lo
que quieren de un chip para aparatos móviles, así que la decisión de Apple de
fabricar sus propios chips ha generado enormes dividendos en términos del
desempeño del teléfono.
De la misma forma, el movimiento
de Google bajando unas capas para crear sus propios servidores y desarrollar
sus propios centros de datos, entre otros, le permitió ser la empresa dominante
en búsquedas.
De igual manera, el plan del
fabricante de autos eléctricos Tesla para crear sus propias baterías podría,
siempre y cuando ayude a la automotriz a diferenciar sus productos en términos
de precio o desempeño, ser un factor decisivo para saber si tendrá o no éxito.
Por supuesto, la prueba clave de
una hipótesis de negocios es si tiene poder de predecir no. Así que he aquí una
predicción basada de en la falacia de las capas: es más probable que Uber tenga
éxito fabricando autos a que General Motors logre crear un servicio de
transporte como Uber. Ambas empresas parecen ansiosas por invadir el territorio
de la otra, pero, asumiendo que los autos compartidos se vuelvan el modelo
dominante de transporte, Uber tiene la ventaja de saber exactamente lo que
necesita tener un vehículo para un servicio así.
Cabe anotar que la falacia de las
capas es eso, una falacia y no una ley de la naturaleza. Hay formas de pasar
por el lado. La clave es descubrir cómo tener una empatía directa con las
necesidades de los clientes para cualquier producto que vaya a crear.
Apple, por ejemplo, gasta mucho
tiempo y esfuerzo probando los productos que lanza, al punto de que rara vez es
el primero en salir al mercado en una categoría. Esa es una razón por la cual
su intento de ascender en la pila, de componentes de celulares, incluyendo chips,
software, baterías y materiales ligeros avanzados al siguiente objeto que los
usa: los autos eléctricos, podría tener éxito.
En términos de quién gana en un
determinado mercado, dice Sharma, la pregunta fundamental es y siempre ha sido
“¿Quién entiende mejor al usuario?
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