¿Por qué tu privacidad en
internet está (casi) perdida?
FORBES- enero de 2016
¿Sabes que cada que entras a
internet tus datos personales están en grave riesgo? El desconocimiento de los
usuarios, la legislación y la responsabilidad empresarial son los retos que se
enfrentan para lograr que los internautas puedan tener su información a salvo.
¿Todo está perdido?
Las empresas y gobiernos pueden
saber, en segundos, dónde estás, a quién telefoneas, qué música escuchas y
hasta tus posturas políticas. Esta situación aviva la discusión internacional
por la privacidad online, pero parece que la tecnología avanza más rápido que
las legislaciones y la toma de conciencia de la población. ¿La batalla por la
privacidad en internet está perdida?
Para empezar, los límites de la
privacidad no están claramente pautados para las compañías. Una de cada cuatro
empresas en México no pudo definir qué es un dato personal, según el último
estudio en materia de protección de datos elaborado por la Asociación Mexicana
de Internet (Amipci). Asimismo, 44% de las empresas tampoco posee el
conocimiento necesario sobre la Ley Federal de Protección de Datos Personales
en Posesión de Particulares, que vela por la información de los internautas mexicanos.
El estudio también arrojó que
seis de cada 10 mexicanos no saben qué tratamiento le darán a sus datos
personales en las redes en que están inscritos.
Para el CEO de GeneXus, Nicolás
Jodal, la lucha por mantener millones de datos personales en la privacidad
continúa, pero de antemano la da como una batalla perdida.
“Vamos a tener cada vez menos
privacidad sobre mucha información que antes era personal”, comenta en
entrevista el directivo de la firma desarrolladora de software para apps.
El comentario de Jodal llega
después de una avalancha de filtraciones y regulaciones gubernamentales en todo
el mundo desde 2013, derivadas del espionaje que Estados Unidos hizo bajo su
brazo informático, la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés),
y que involucró a gigantes tecnológicos como Verizon, Google y Facebook.
Más que en los usuarios, la
responsabilidad mayor está en las empresas. Para Eduardo Mangarelli, director
de Tecnología de Microsoft en América Latina, existe una discusión en la que
queda mucho por hacerse, donde la responsabilidad para las compañías que
manejan enormes volúmenes de información de sus usuarios es muy grande y se
encuentra en una zona gris.
“La gran mayoría de los usuarios,
entre los cuales me incluyo, no leemos todos los términos y condiciones. Cuando
nos registramos en un servicio nuevo, no le decimos a nuestros abogados: ‘por
favor, lee estos términos para ver si los apruebo o no’. Ahí está la
responsabilidad de las empresas para entender qué deberían o no hacer, más allá
de que el usuario acepte los términos y condiciones”, dice.
Una tormenta digital
Hasta junio de 2013, el concepto
de espionaje remontaba a la época de la Guerra Fría. Pero Edward Snowden, quien
trabajaba como contratista de la NSA, revivió el término después de ventilar
que el gobierno de Estados Unidos utilizó el programa Prism para obtener
información de sus ciudadanos y otros gobiernos.
Por ejemplo, el gobierno solicitaba
a Verizon, una de las principales proveedoras de servicios en
telecomunicaciones del país, el registro de millones de llamadas telefónicas.
Esta firma cuenta con más de 108 millones de líneas. Ocupa el lugar número 21
de la lista Forbes de empresas más valiosas y factura ventas por 127,080
millones de dólares anuales.
Durante la lluvia de filtraciones
se revelaron métodos más sofisticados. Ése fue el caso del juego Angry Birds,
usado como canal de la NSA para obtener datos personales.
El gobierno no estaba solo. La
tormenta de espionaje involucró a gigantes tecnológicos y los puso en la mira
de los reguladores. En mayo de 2015, el órgano que supervisa la privacidad
europea acusó a Facebook de incumplir las leyes regionales por seguir a
personas sin su permiso.
De esta forma, el uso de
metadatos ha servido tanto a la industria como a los gobiernos. La gran amenaza
es cómo los gobiernos están usando a las empresas para poder obtener
información que ellos recopilan, para fines que ellos llaman de “seguridad
nacional”, explica Jorge García Ricci, catedrático de la Universidad
Iberoamericana.
Además, los días de la
computadora como el principal recipiente de datos personales terminó con el
auge del smartphone: el sector de apps se ha convertido en uno de los nichos
más vulnerables para los usuarios.
Siete de cada 10 mexicanos han
sido víctimas de delitos informáticos a través de sus móviles en algún momento
de su vida, según datos del reporte Norton 2013, elaborado por la firma
tecnológica Symantec.
Las empresas también aprovechan
la poca claridad de sus términos para acceder a información.
Un botón de muestra: para
instalar una aplicación como la de Facebook, la empresa de Mark Zuckerberg
“requiere” que autorices acceso a tu móvil en funciones como identidad, cámara,
micrófono, ubicación, ID de dispositivo y datos de la llamada.
¿Preparado para la batalla?
En el caso de México, uno de los
principales enemigos de la privacidad es el desconocimiento. Aunque 88% de los
mexicanos considera que la privacidad debe ser un derecho constitucional, 73%
no sabe a dónde acudir en caso de que una institución haga mal uso de sus datos
personales, según un estudio de la firma Parametría.
Otro obstáculo es que el órgano
regulador, el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y
Protección de Datos Personales (Inai), además de desconocer el tema de privacidad, no vela por
los derechos de los usuarios durante momentos clave ante fines políticos,
considera García Ricci.
“(El Inai) no ha alzado la voz en
momentos necesarios. Por ejemplo, se dio el problema de la geolocalización.
Tenían las herramientas jurídicas para combatir, cuestionar la
constitucionalidad de esa ley y no lo hicieron. Te das cuentas que ahí hay un
componente político.”
El académico especializado en
temas de privacidad se refiere a la aprobación de la Ley de Geolocalización en
junio de 2014 por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN),
que permite ubicar teléfonos celulares vinculados a delitos sin necesidad de la
orden de un juez.
Aunque el panorama de la
privacidad no es el mejor en México, García Ricci no considera que todo esté
perdido, pues actualmente un grupo de ciudadanos presentaron un amparo que
cuestionó la ley y que se encuentra en la Corte.
Derecho al olvido y encriptación
El apoyo, además del que emerge
de la sociedad civil, también comienza a manifestarse en instituciones
internacionales como la Organización de Naciones Unidas (ONU), recuerda el
catedrático de la Universidad Iberoamericana, quien ha recomendado a las
empresas ponerse del lado de los usuarios.
“Es una señal alentadora, ya que
no basta con que digan: ‘¡Ah!, el gobierno me pidió los datos’, porque, de lo
contrario, se vuelven cómplices.”
Otro de los caminos más
importantes hacia la privacidad online es el derecho al olvido. Aunque el
académico reconoce que existe desconfianza sobre este concepto ante la
eliminación de la historia que se va registrando en internet, es una opción
para aquellas personas que buscan rehacer su vida o controlar información de
carácter íntimo que puede afectar su reputación.
“Lo que protege es la dignidad de
una persona que está constantemente expuesta cuando ya no es necesario”, precisa.
En México, sin embargo, el
derecho al olvido no se ha abordado con la eficacia necesaria.
El Inai emitió una resolución muy
pobre, no supo entender qué era el derecho al olvido, y ese tipo de
resoluciones pone en peligro la libertad de expresión, advierte el académico.
Además de las garantías legales,
otra vía para resguardar la privacidad de información online de los mexicanos
(y el resto del mundo) es la encriptación y cifrado de datos, pero esto implica
un costo monetario.
“A veces crean brechas
tecnológicas entre quién puede pagarla y quién no. Pero, a la larga, esas
tecnologías ya están desarrolladas, y eventualmente permean al resto de quienes
no pueden pagarlas. Es más redituable, económicamente hablando, invadir
privacidad que protegerla. Entonces estamos en ese momento en el que tenemos
que cambiar esa situación para decir que la privacidad es importante”, dice
García Ricci.
¿Qué puedo hacer para cuidar mi
privacidad en línea?
El catedrático comparte tres claves para empezar a vigilar la
privacidad a la que por ley tienes derecho. Conócelas a continuación:
1. Pregúntate si realmente
necesitas el servicio. Antes de que descargues una app desde tu smartphone,
reflexiona si es prioridad para ti esa plataforma o puedes prescindir de ella.
2. Exige la protección de tu
información. Cuestiona el porqué de los términos. No los concedas como una
autorización en blanco. Cuida el valor que tiene la privacidad, no sólo para
las empresas, sino para ti. En la era digital, lo que se crea son registros
electrónicos que siempre son recuperables y con muy bajos costos. Cuida la
difusión de tus datos.
3. Aprende a decir no. Se vale
decir que no aunque hayas autorizado el acceso a tus datos. La privacidad
confiere habilidad y el derecho a decidir en qué momento dejas de compartir tu
información personal.
Arturo Solís-Reportero Web para
Forbes.com.mx. Asombro y lenguaje son sus lastres en el mundo. Piensa que
incluso el silencio comunica.
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