5 pasos para crear una empresa
América Economía - viernes, 15 de
enero de 2016
Ser emprendedor no sólo radica en
tener una buena idea de negocio. Y es que levantar una empresa supone tener en
cuenta también otros aspectos que podrían llevar su negocio al éxito.
En ese sentido, EAE Business
School y Harvard Deusto, publicaron un artículo en su blog Retos Directivos,
con los pasos para crear una empresa. Aquí un extracto.
1. Definición de la idea de
negocio:
Todo parte de una idea. El primer
impulso para crear una empresa nace de visualizar una oportunidad, una
necesidad no cubierta o un espectro de negocio rentable que no haya sido
ocupado por ninguna marca.
En esta etapa, la tarea del
emprendedor es similar a la de un escultor: pulir poco a poco la pieza hasta
definirla y visualizarla. Es decir, aterrizar los conceptos, concretarlos y
hacer el ejercicio hipotético de llevarlos a la práctica. No importa que la
idea original sufra cambios; lo importante es darle un sentido.
2. Elaboración del Plan:
El Plan de Negocio es la
concreción de la idea en sí misma. Todo lo que se ha pensado y concebido en la
primera etapa, ahora se traslada al papel y se plasma en un documento que
servirá de referencia para todo el proceso. O en otras palabras, será el marco
en el cual se llevará a la práctica la idea de empresa.
Todo Plan de Negocio nace de un
exhaustivo análisis de los elementos que componen la idea de empresa. Las
proyecciones deben ser viables y realistas. Dichos elementos son:
Los recursos disponibles.
El producto.
El mercado al que se aspira.
La financiación.
Los competidores.
El público.
3. Adquisición de recursos:
Dado que el sostenimiento de una
empresa depende casi exclusivamente de su modelo de financiación, el tercer
eslabón en la cadena corresponde a la definición de recursos. En esta categoría
entran no sólo la inversión inicial y los socios que realizan aportes al
negocio, sino también las estrategias de sostenibilidad. El principal objetivo
de esta etapa es garantizar la viabilidad de la idea de negocio, pues un número
significativo de emprendedores inician labores sin saber a ciencia cierta
cuánto tiempo permanecerá el negocio en funciones. Riesgo no es sinónimo de
improvisación.
La financiación puede realizarse
a través de ámbitos cercanos al emprendedor como su familia, amigos o
allegados. Otra forma, aunque más convencional y que supone más requisitos, son
los créditos bancarios o los préstamos.
4. Nacimiento del negocio:
Cuando la viabilidad y los otros
elementos han sido definidos, el negocio puede ponerse en marcha. Sin embargo,
antes de esto es necesario que el emprendedor cumpla con las exigencias legales
y jurídicas vigentes en el lugar de operación. Por ejemplo: trámites,
licencias, permisos, auditorías, inspecciones, etc.
5. Crecimiento y sostenibilidad:
El trabajo del emprendedor no
acaba con la apertura. Por el contrario, es el inicio de un proceso de
consolidación y estabilidad. Una vez la empresa esté en funcionamiento, es
necesario generar estrategias que ayuden a captar nuevos ingresos, contactar a
nuevos clientes y aumentar las ventas. Desde luego, también debe existir una
preocupación por la mejora de los procesos internos y de la calidad de los
productos, dos elementos que, sin duda, constituyen la mejor inversión a largo
plazo para cualquier empresa. Si se los toma en serio, pueden constituirse en
valores añadidos a la marca.
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