La historia del banco japonés que quiere
conquistar Wall Street
FORBES -viernes, 15 de enero de
2016
Es probable que no hayas
escuchado sobre Mizuho, pero si quieres hacer un negocio a escala multimillonaria,
es casi seguro que tengas que hablar con ellos.
“Queremos ser la nueva cara de
Wall Street”, espeta John Koudounis, CEO de Mizuho Securities EU, un brazo del
segundo banco más grande de Japón por activos, Mizuho Financial Group.
Desde su oficina de Manhattan,
Koudounis comienza a recitar una letanía de victorias en los mercados de
capitales: “Estamos en el top 10 en el crédito de grado de inversión y valores
respaldados por activos. Hemos tenido 147 mandatos de administrador principal”,
dice, refiriéndose a los negocios ganados en el último año y a la forma como ha
duplicado los ingresos de su empresa, con más de 300 millones de dólares (mdd)
en honorarios de suscripción de bonos. “Somos la nueva cara de los diez principales
bancos de inversión.”
Él está seguro de que Goldman,
JPMorgan y otros gigantes de las finanzas no están por tirar la toalla, pero
Koudonis –un ex jugador de futbol americano de 49 años y 125 kilos de peso–
puede ser muy convincente. En 2008 Mizuho fue el hazmerreír del mundo de bonos,
entonces se volvió célebre por apostar y perder 7,000 mdd en fondos
hipotecarios de alto riesgo, entre ellos uno llamado Aardvark.
Siete años después Mizuho
Securities EU está de vuelta, dice Koudounis, con aproximadamente 30,000 mdd en
activos y 700 empleados, y crece rápidamente. Koudounis es uno de los pocos
CEOs del lado de los vendedores en Wall Street con algo parecido a un plan de
crecimiento. Sus pares estadounidenses aún están levantando los vidrios rotos
de la pasada crisis. En Europa el desapalancamiento sigue siendo el modus
operandi, y una ola de despidos de CEOs desde Londres (Barclays) a Frankfurt
(Deutsche Bank) está causando que las empresas se replieguen.
Frente a un lenguado y un té
negro en el Grill Room del restaurante Four Seasons en un lluvioso martes de
noviembre, Koudounis intenta explicar su punto. Llega a exactamente a las 12:30
pm, precisamente el instante en el que empieza el mítico “power lunch” del Four
Seasons dentro del comedor diseñado por Philip Johnson y Mies van der Rohe.
Koudounis, originario de Chicago con ascendencia griega, viste un traje azul
marino con gruesas rayas grises, una corbata roja y un pañuelo de bolsillo a
juego.
Toma asiento entre una manada de
financieros multimillonarios y veteranos: Leon Black, Michael Steinhardt,
Sanford “Sandy” Weill y Maurice “Hank” Greenberg. La habitación se siente como
un museo viviente de los días de gloria de Wall Street, y nada le gustaría más
a Koudounis que tomar su lugar entre estos deportistas olímpicos. De hecho,
Koudounis en realidad va allí dos veces por semana, es su forma de ver y ser
visto dentro de los pasillos de las altas finanzas. Pero a pesar de sus
esfuerzos, sigue siendo en su mayoría anónimo. Ni uno solo de los peces gordos
se acerca a nuestra mesa.
El Grill Room del Four Seasons
está muy lejos de los inicios humildes de Koudounis en Chicago. Sus abuelos
emigraron de Esparta, Grecia, en 1900 y se ganaban la vida vendiendo hot dogs
afuera del Wrigley Field. Su padre, George, amplió el negocio familiar abriendo
un drive-in.
La comida rápida les dio a los
Koudounis la posibilidad de vivir en un suburbio de clase media. Como un
jugador de futbol estrella y presidente de la clase en la preparatoria Niles
West High School, Koudounis fue aceptado en Harvard, Yale y Princeton, pero
finalmente optó por Brown. Él y su hermana fueron la primera generación de
Koudounises en ir a la universidad.
Como muchos en escuelas de la Ivy
League durante la década de 1980, Koudounis entró con ambiciones de convertirse
en médico, abogado o formulador de políticas, pero se graduó vía fast track vía
Wall Street. Tomó un trabajo en Merrill Lynch en 1988 como vendedor de bonos
basura. Una de sus primeras tareas fue trabajar en la adquisición desastrosa de
Donald Trump del Taj Mahal Casino.
Después de unos años en Merrill y
otras firmas, Koudounis aterrizó en el banco holandés ABN AMRO, donde construyó
el negocio de renta fija de la empresa más de una docena de años antes de que
fuera vendido a Royal Bank of Scotland en 2007 por 100,000 mdd. A partir de ahí
Koudounis recibió ofertas de Wall Street pero decidió unirse a Mizuho como su
jefe de renta fija, con la tarea de reconstruir el negocio después de su
vergonzoso fiasco con Aardvark.
La estrategia de Koudounis en
Mizuho es simple: Evitar volverse japonés. Esto incluye el pago de bonos al
estilo Wall Street, algo inaudito en Japón. Su personal de ventas y banca, por ejemplo,
todos se llevan comisiones de los beneficios que generan. Además, las grandes
adquisiciones “prestige” están fuera.
Durante años los megabancos
japoneses han atacado a Estados Unidos en busca de una economía en crecimiento
segura donde invertir sus balances titánicos, pero han fracasado debido a las
diferencias culturales y a los planes mal concebidos. Los bancos son conocidos
por contratar en exceso en áreas donde carecen de experiencia, seguidos de
despidos masivos inevitables.
A pesar de la hoja de balance de
su banco matriz, de 1.6 billones de dólares, Koudounis es muy consciente de que
Tokio será implacable si comete un error. Koudounis recorre los pisos de
trading de Mizuho todos los días y se ha sabido que ha tenido problemas con más
de un operador, estacionando su cuerpo descomunal junto a sus escritorios y
obligándolos a cerrar posiciones.
“Ha habido momentos en los que he
tenido que golpear la mesa de hipotecas para no meternos en problemas,
especialmente en derivados”, dice.
En 2008, los negocios de renta
fija de Koudounis llenaron un vacío en Wall Street cuando jugadores más grandes
tenían problemas para sortear la crisis. En algunos días su operación escueta
se llevó 35% de algunas subastas del Tesoro. La crisis produjo ganancias récord
para el equipo de Koudounis. En 2010 fue elegido para dirigir Mizuho Securities
Estados Unidos.
El gigantesco balance de Mizuho
Japón es clave para los planes de crecimiento de Koudounis. En abril su firma
fue seleccionada para proporcionar un préstamo puente de 15,000 mdd, recursos
críticos para la adquisición de Allergan por parte de Actavis, una transacción
de 70,500 mdd, una suma significativa que otros bancos no podrían prestar
rápidamente. Mizuho juega un papel similar en la adquisición de 40,500 mdd de
la división de genéricos de Allergan por parte de Teva, y la de 107,000 mdd de
Anheuser-Busch InBev de la cervecera SABMiller.
Koudounis rechaza la idea de que
está encabezando una nueva incursión japonesa en EU. “Somos algo real. La gente
no ha oído hablar de nosotros porque no somos un banco minorista y no estamos
en todos lados, pero si quieres hacer un trato de gran magnitud, es casi seguro
se tendrás que tratar con nosotros”, dice.
A principios de este año
Koudounis se embarcó en la segunda etapa de su plan de crecimiento. Mizuho
compró una cartera de préstamos de 36,500 mdd a RBS por alrededor de 3,000
millones, obteniendo acceso ampliado a clientes corporativos y absorbiendo en
el proceso a 130 banqueros de inversión. Las acciones son el siguiente paso,
dice.
Hacia el final de nuestro
almuerzo de 90 minutos, la sala se ha despejado, pero Koudounis sigue hablando:
“Ahora podemos tomar ese balance y usarlo de verdad”, dice, echándose hacia
atrás para digerir su comida.
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