Nortec: los visionarios del
negocio musical
FORBES - viernes, 22 de enero de 2016
Cuando nadie imaginaba la debacle
de la industria disquera y el surgimiento del streaming, Nortec ya consolidaba
un proyecto de música compartida y abierta para todo el público. Ellos llegaron
primero a lo que hoy es el futuro del negocio musical. Ésta es su historia.
En 2006, Nortec Collective se
apropió el escenario del Palacio de Bellas Artes con cajas MPC, proyecciones
visuales, luces y una banda con acordeón, trombón, tuba y trompetas. El
colectivo de djs demostró que la música electrónica podía convivir de manera
armónica con los ritmos tradicionales mexicanos.
“El objetivo de Nortec fue crear
una representación audiovisual de lo que Tijuana significa para nosotros. Ese
estilo ha ido evolucionando a la par que contamos con más tecnología y la
propia ciudad se ha ido transformado”, dice Pepe Mogt en entrevista con Forbes
México.
En ese entonces no había muchas
personas que pensaran que la fusión se convertiría en una tendencia en materia
de ritmos en México, pero tampoco había quien apostara a que las disqueras
atravesarían una crisis ante el cambio de formatos. Las dos tendencias se
materializaron. La clave para que Nortec transitara con éxito la nueva realidad
de la industria musical fue justamente su visión fuera de lo convencional.
Ese concierto en Bellas Artes fue
la primera aproximación de muchos capitalinos a un fenómeno de música
electrónica fusión del que se conocía poco. Afuera del recinto se instalaron
pantallas y bocinas, y muchos transeúntes, que no sabían que aquello era parte
de un festival cultural, interrumpieron su camino para escuchar el ritmo que se
sentía familiar, pero a la vez fresco y moderno por el toque de los
sintetizadores.
Los reflectores apuntaron a un
movimiento cultural que se consolidaba en la zona fronteriza e incluye ahora
música, danza, teatro y literatura. En ese entonces, los creadores de Nortec
apostaron por una reingeniería de la música electrónica, incluso crearon su
propio sello discográfico, Mil Records, con el que produjeron sus primeros
álbumes, siempre al margen de la industria convencional.
Ahora, a casi 10 años de ese
histórico concierto en que el acordeón y la trompeta se mezclaron de manera
armoniosa con los sintetizadores, Ramón Amezcua y Pepe Mogt despiden con un último disco ese sonido, el
sonido de Nortec.
El proyecto surgió a finales de
los noventa, cuando Pepe y Ramón experimentaron con la mezcla de sonidos de
acordeones, piano, tuba, trompetas y panderos con sampleos electrónicos.
El resultado fue un ritmo al que
poco a poco empezaron a sumarse otros músicos como Pedro Gabriel Beas,
Hiperboreal; Jorge Verdín, Clorofila; Fernando Corona, Terrestre; Ignacio
Chávez, Plankton Man, y Roberto Mendoza, Panóptica. Cada uno tenía una visión
sobre el sonido de Nortec, pero el eje era el mismo: la mezcla de la música
regional mexicana con propuestas de sonidos electrónicos.
Una nueva industria musical
A la par que el colectivo
confeccionaba su estilo, la industria musical sufrió una revolución: el
desarrollo de plataformas de distribución gratuitas como YouTube implicaron un
reto a la venta de discos.
Los programas para compartir y descargar
archivos se convirtieron en una pesadilla para las disqueras y la regulación
dio pie a la creación de nuevos modelos.
Entre 2010 y 2012, Apple
consolidó su servicio de venta de música en respaldo digital para iTunes,
posteriormente surgirían SoundCloud y Spotify. Cada plataforma tiene
características distintas en operación, pero comparten un objetivo común:
permitir que cualquier persona con una conexión de internet tenga acceso a
ritmos de todas partes del mundo.
Para la industria disquera, 2010
se convirtió en el año en que la crisis se hizo evidente. La revista Billboard
reportaría en mayo la peor semana en venta de discos en la historia, con menos
de cinco millones de unidades.
Poco a poco, la proporción de
ventas globales de música se han ido inclinando a un porcentaje 50-50 entre
respaldos físicos y virtuales, según la Federación Internacional de la
Industria Fonográfica (IFPI, por sus siglas en inglés).
Los datos para México arrojan que
en 2014 la industria discográfica tuvo ingresos por 130.3 millones de dólares
(mdd), que comparan de manera negativa con los 132.1 mdd reportados en 2013.
“La industria musical es ahora
más que nunca de los creativos. Hubo un tiempo en que las disqueras eran
fundamentales: se requería toda la infraestructura de los estudios para la
grabación de álbumes y todo el aparato mercadológico para que un artista se
diera a conocer. Ahora, basta un iPad y redes sociales para generar un track
que pueda ser escuchado por el mundo entero”, dice Pepe Mogt, Fussible.
Pepe relata que la tecnología ha
facilitado las condiciones para crear y distribuir piezas musicales. Al
principio, cada tocada implicaba el traslado de las pesadas cajas MPC a cada
concierto; con el tiempo, basta una tablet para controlar cada sonido. El disco
Bulevar 2000, por ejemplo, se concibió y grabó en primeras versiones durante la
gira de promoción de su disco previo, Tijuana Sound Machine.
Tijuana, la musa
Todos los días pasan por la
frontera de Tijuana más de 120 millones de dólares en mercancía de exportación,
según datos de los organizadores del festival Tijuana Innovadora. La ciudad
fronteriza no sólo es un lugar de paso para mercancía; también es el lugar de
llegada donde se conjuntan los estilos de música vernácula: la banda
sinaloense, el mariachi jalisciense, los corridos norteños de Nuevo León.
Ramón Amezcua, Bostich, afirma
que el disco Motel Baja, con el que el dúo decidió cerrar el ciclo del sonido
de Nortec, ha sido la culminación de una trilogía con narrativa que describe la
atmósfera de la ciudad fronteriza.
“Motel Baja es el último disco
que sacamos con el sonido de Nortec; es parte de una trilogía que inició con el
Tijuana Sound Machine, cuyo emblema era un auto que no sabíamos si caminaba o
volaba, pero te llevaba por diferentes lugares y situaciones de nuestra ciudad,
y que reflejaba el momento histórico que vivía Tijuana en 2009: violencia,
caos, fiesta.”
En 2011 surgió Bulevar 2000, cuyo
nombre se inspira en una vía de autos que buscaba facilitar el tráfico en la
ciudad, pero que se convirtió en escenario de episodios violentos en tanto las
noticias se volvían hostiles en la frontera.
Para Bostich, Motel Baja es un
disco muy especial porque refleja sus influencias musicales, que abarcan a
grupos e intérpretes como Kraftwerk o Mr. Coconut. Algunos de ellos, incluso,
colaboran en algunos de los temas.
“Todas esas colaboraciones y el
sonido que logramos con este disco nos llevaron a tomar la decisión de que era
el disco y el sonido de Nortec que nosotros buscábamos cuando se conceptualizó
este sonido. Hace 15 años soñábamos con un sonido de Nortec como el de Motel
Baja; por eso, éste será el último”, dice.
En esta última gira con el sonido
de Nortec, Ramón y Pepe han sido protagonistas de festivales en Estados Unidos,
Argentina y Europa, algo que antes parecía reservado sólo para artistas
respaldados por la industria tradicional.
El sonido que idearon a finales
de los noventa en Tijuana ha llegado hasta ciudades como Venecia, Berlín,
Palermo, Londres, Quebec, Medellín, San Francisco… La lista resulta larga y las
fechas se siguen pactando con ayuda de las redes sociales, donde sus seguidores
comparten las canciones. Eso, dice Pepe Mogt, es uno de los principales
factores para pactar fechas para tocadas en el extranjero.
¿Adiós a Nortec?
Ramón Amezcua y Pepe Mogt
explican que han llegado al sonido final de Nortec, pero éste no es el fin de
la experimentación y de su evolución como creativos.
“Se cierra Nortec, pero aún queda
por contar en música electrónica. Cada uno tiene sus proyectos de música
electrónica. Seguiremos trabajando con los sintetizadores y cajas de ritmos al
100%”, afirma Ramón.
Como parte de los proyectos de
cierre, los músicos trabajan con el cineasta Gregory Allen en la realización de
una cinta en la frontera del documental sobre la historia del sonido de Nortec.
“Él es un gran director y dijo
que quería hacer la película de Bostich y Fussible, de cómo empezamos; le gustó
el título de Motel Baja. Quiere hacer una película que tenga que ver con la
historia de Baja, todas las cuestiones culturales que existen y se desconocen,
porque todavía hay lugares que son totalmente vírgenes. Es una zona muy
desolada que falta descubrir. Aunque nosotros somos de allá y conocemos muchas
partes, nos falta recorrer y conocer. Se va a tratar de un viaje”, dice Ramón.
En cuanto al futuro de la
industria, Pepe Mogt está convencido de que ha llegado un nuevo momento en el
que sólo los músicos realmente creativos podrán consolidar sus carreras a
través de nuevas plataformas.
Ante el fin del proyecto Nortec,
ambos músicos seguirán siendo rebeldes dentro de la industria. Actualmente,
Fussible suele producir tracks con su proyecto La4, los cuales se caracterizan
por rescatar sonidos de instrumentos representativos de las décadas de los
sesenta, setenta, ochenta y noventa. Posteriormente, las canciones se suben a
la red para descarga gratuita; el objetivo es que los músicos y productores
puedan usar esos sonidos y samplearlos.
“El negocio de la música se está
moviendo. Realmente está en una fase de nubosidad. Hubo un colapso de las
compañías disqueras que ya pasó. Pese a la música en línea y plataformas como
Spotify, aún hay muchos huecos que no se han cubierto. Estamos en un momento
muy interesante porque cualquier persona nos puede sorprender con una idea muy
novedosa, y esto puede beneficiar a la industria. A nosotros, por ejemplo, nos
ha beneficiado la exposición de la música en redes sociales. El contacto con la
gente es lo que nos ha mantenido. Ha habido ideas nuevas, pero no ha llegado
todavía un modelo sólido para el negocio de la música… Es un negocio para los
creativos.”
Viridiana Mendoza Escamilla-Editor
Web Sr. de Forbes.com.mx. Fan de la cultura emprendedora y las preguntas
difíciles. Sus vicios: viajar, conocer personas y contar las historias que se
atraviesan en ese camino.
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