¿Qué países pueden hacer despegar
la economía mundial?
BBC Mundo - enero
de 2016
El panorama para la economía
global 2016 no es optimista.
El año comenzó con los peores
nubarrones del 2015: caída bursátil china, impacto en las bolsas del mundo y
hasta desaceleración de EE.UU., como la guinda al postre.
No sorprende entonces que, en su
último informe, el Fondo Monetario Internacional (FMI) volviera a revisar a la
baja sus propias proyecciones de crecimiento de la economía mundial: de 3,4% a
3,3%.
Con este panorama de fondo, BBC
Mundo identificó cinco países que podrían ser clave para que la economía salga
del estancamiento o se sumerja lentamente en una desaceleración sin retorno.
En ese grupo se encuentran
Estados Unidos, China, Alemania, Japón y Corea del Sur.
1. Estados Unidos
El viejo adagio decía que si
Estados Unidos estornudaba, el mundo se resfriaba.
Más allá de si esta visión era
correcta en el pasado, está claro que en este presente post-2008, EE.UU. no
basta para arrastrar por sí solo al resto del mundo.
El cálculo provisorio es que la
economía estadounidense creció un poco más del 2% en 2015.
Para convertirse en un polo de
demanda global que levante al resto tendría que crecer el doble.
Michael Ivanovitch, director
ejecutivo de la empresa financiera global MSI, le explica a BBC Mundo que la
mayor economía del mundo tiene poco margen para expandirse más allá de como lo
está haciendo en la actualidad.
"Con un déficit
presupuestario equivalente al 4,5% del Producto Interno Bruto (PIB) y una deuda
pública del 111%, Estados Unidos no tiene margen de maniobra para un estímulo
fiscal", añade Ivanovitch.
A este panorama se añade el
aumento de las tasas de interés anunciado en diciembre.
La tasa se ubica entre 0,25% y
0,5% anual, nivel históricamente bajo, pero el incremento pone fin a 9 años de
tasas intocables.
Por el momento, este cambio de
dirección ha tenido un impacto neutro en Estados Unidos, pero ha causado
nerviosismo en muchos países emergentes que temen una fuga de capitales hacia
el norte.
2. China
En 2009, un gigantesco programa
de inversión estatal china fue decisivo para sacar al mundo de la recesión.
¿Puede repetirse ese milagro en
2016?
La actividad económica china
viene en franca desaceleración.
En los dos últimos años, la
locomotora china ha bajado su ritmo de crecimiento.
Luego de superar durante dos
décadas una expansión anual promedio del 10%, en 2015 ha luchado por mantenerse
en el 7%.
En diciembre, la producción
industrial volvió a retroceder. Y no es el único indicador a la baja.
La caída de las exportaciones, la
fuga de capitales y las turbulencias bursátiles revelaron una fisonomía más
problemática de la economía china, que desde 2010 se ha embarcado en un cambio
del modelo basado en la exportación y la inversión a otro más centrado en el
consumo interno.
¿Es la actual desaceleración un
simple ajuste ante un ambicioso cambio de modelo o es una señal de descalabro
de un sistema insostenible?
En el Economist Intelligence Unit
(EIU), la unidad de análisis del semanario británico The Economist, sostienen
que China es el gran peligro que enfrenta la economía global este año, aunque
siguen prediciendo que en 2026 alcanzará a Estados Unidos al menos en términos
nominales.
Dado el cambio de modelo, pocos
apuestan a que el Estado se ponga al frente de un nuevo megaprograma de
inversión pública.
Sin embargo, según Michael
Ivanovitch, hay señales positivas a la vista.
"La explosión de la venta
por internet y el incremento de ventas en comercios del 11%, en octubre, son
señales positivas. Para seguir avanzando China necesitará reforzar más su
seguridad social para que la gente ahorre menos por miedo a los altos costos de
la salud y la educación", le dice a BBC Mundo.
3. Alemania
El FMI, el Banco Mundial y analistas
privados coinciden que la eurozona se ha convertido en uno de los grandes
obstáculos de la economía mundial.
Con un superávit de cuenta
corriente de US$280.000 millones (o 8,3% del PIB) – y cuentas fiscales
equilibradas, Alemania estaría en una buena posición para estimular su economía
y ayudar a los otros 18 miembros a salir de la actual parálisis.
Pero, según Ivanovitch, no hay
perspectivas de cambio en la actual política alemana.
"Se habla de que Alemania
está financiando al resto de la eurozona, pero no se dice que siempre recupera
su dinero porque el resto le compra sus máquinas, equipamientos, autos. Un 55%
del superávit comercial germano viene de Europa".
"La austeridad que le impone
a todo el mundo es un desastre que no tiene nada que ver con una lógica
económica, sino con lo que la misma Angela Merkel dijo en su momento de que
había que enseñarle una lección a los que no respetan las reglas fiscales. Esto
no ha cambiado", agrega.
En medio de esta austeridad, el
Banco Central Europeo (BCE) ha sido el único foco de estímulo a través de su
política de flexibilización monetaria (variante moderna de la impresión de
dinero para activar la inversión y el consumo).
Sin embargo, la presión alemana
por la austeridad se hace sentir en el interior mismo del BCE.
"En octubre el presidente
del BCE, Mario Draghi, insinuó una política de mayor estímulo. El anuncio que
hizo en diciembre decepcionó a los inversores que esperaban una intervención
mucho más fuerte", le comenta a BBC Mundo Mike Jakeman, analista global
del EIU.
4. Japón
En las dos últimas décadas, la
tercera economía del mundo, Japón, ha sido más parte del problema que de la
solución.
Mucho dependerá de si la política
del primer ministro Shizo Abe de estímulo fiscal, flexibilización monetaria y
reforma estructural –llamada "Abenomics" - consigue reactivar la
economía.
Japón enfrente serios problemas
fiscales.
Según el EIU, el crecimiento de
Japón en 2016 será similar al de 2015: alrededor del 0,7%.
Pero mucho depende del color del
cristal con el que se mire.
Como indica el mismo EIU, si la
economía nipona se mide tomando en cuenta la curva demográfica de una sociedad
con permanente descenso de la población económicamente activa, este crecimiento
será del 2%.
Pero si uno mira la deuda pública
de más del 200% del PIB, el panorama es menos benigno.
"Dados los problemas
fiscales de Japón, lo único que puede hacer es seguir con la flexibilización
monetaria y buscar como siempre la salvación en las exportaciones", indicó
Ivanovitch.
En este sentido, más que
convertirse en una fuente de demanda para el resto del mundo, Japón depende de
la demanda del resto para su propio crecimiento: por este lado, el
estancamiento global no tiene salida.
5. Corea del Sur
Corea del Sur, uno de los nuevos
países industrializados, no tiene las restricciones fiscales de Japón.
"Con un presupuesto
equilibrado, una moneda estable y sin inflación, tiene espacio para estimular
su economía", explica Ivanovitch.
El problema es que, en el mejor
de los casos, esto puede servir para estimular la región, pero no le alcanza
para reactivar al mundo.
"Tiene mucho menos
influencia que Japón. Y un problema adicional. Exporta mucho a China, cuya
demanda está disminuyendo", afirma por su parte Mike Jakeman, analista
global del EIU.
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