10 errores de marketing que
pueden hacer fracasar tu negocio
Emprendedores - diciembre de 2015
La mayoría de los errores
comerciales que cometen los emprendedores se pueden evitar con un buen plan de
marketing. Esta carencia es la que hay detrás de errores como lanzar un
producto inadecuado, diseñar mal los precios o distribuir mal los productos.
Creer que si el producto es bueno
se vende solo
De nuevo el exceso de confianza
está detrás de un error muy común cuando los promotores del negocio se enamoran
de su producto o servicio. Con un producto innovador, ¿quién no piensa que en
cuanto lo coloque en el mercado se lo van a quitar de las manos, como se dice
coloquialmente?
Este exceso de confianza en la
mayoría de los casos genera una mala planificación del negocio.
Un punto importante es comunicar
bien el producto, y este es el error que se cometen en la mayoría de los casos,
por falta de formación. Puedes dominar un tema y tener una idea excelente, pero
tienes que dominar un entorno que normalmente no conoces. No basta con saber
hacer el producto, también tienes que saber venderlo.
Esta máxima se convierte casi en
un mandamiento cuando se trata de productos innovadores. Si el cliente no
conoce un artículo y no sabe para qué sirve, existen muy pocas posibilidades de
que lo acepte sin una campaña de marketing.
Diseñar mal el plan de marketing
Un plan de marketing poco
ajustado a las necesidades del negocio o que no se ajusta al mercado, e incluso
intentar abarcar demasiado, es un gran error de marketing propiciado en su
origen en una falta de reflexión sobre la propia empresa. Un error común también
es el exceso de confianza en creer que una empresa se puede basar unicamente en
tener buenos contactos olvidando la parte fundamental de hacer un plan de
empresa, un estudio de mercado, etc.
Esa falta de planificación se
materializa en errores importantes en el momento de tomar decisiones, como, por
ejemplo, hacer un mal catálogo, que transmita la sensación contraria a la
deseada o inequívoca de lo que se oferta, lo cual generara una huida
estrepitosa de clientes. Por lo que, no se puede consolidar una empresa
desconocida o captar clientes comunicando mal el producto.
A la hora de hacer una estrategia
de marketing o publicidad, tienes que tener muy claro a quién te diriges, qué
quieres conseguir y hasta dónde quieres llegar. Hay que detenerse a pensar lo
suficiente el plan de empresa, y montarla con los suficientes datos, ver qué
productos se van a vender, quiénes son los competidores, cuáles son tus
fortalezas y cuáles son las fortalezas del mercado, después de todo eso poner
atención y cortejarlo bien.
Vender a un precio equivocado
La mayoría de los emprendedores
confiesa que tienen serias dificultades para poner un precio a sus servicios. A
veces por desconocimiento de la relación calidad-precio de la competencia, y
mucho más a menudo por cierto complejo de inferioridad cuando se empieza,
muchos terminan poniendo un precio demasiado bajo a sus servicios.
Montas una empresa y tienes la
sensación de que los demás son mejores que tú, y que por eso sus costes son muy
superiores. Aunque confías en tu capacidad para hacer bien las cosas, crees que
la marca de tus competidores tiene mucho mas detrás que la tuya, pero eso no es
cierto, el error más común es que para ser competitivo y atraer clientes pones
un precio demasiado barato a tus productos, y creas la sensación contraria, ya
que el cliente percibe que si eres barato es porque no vas a ofrecer un buen
servicio, por lo que devalúas tu imagen.
Dirigirse al producto antes que
el mercado
Cuando desarrollas un plan de
negocio, estás haciendo un plan de negocio para hoy. Con tus condiciones
actuales, financieras, de recursos humanos, con una situación muy concreta del
mercado en ese momento... Pero no hay que olvidar que el mercado es
completamente cambiante y que hay una rotación enorme de productos. Si te
centra en el producto y no estás preparado para los cambios que se producen en
el mercado corres el riesgo de acabar como Kodak. Una marca que aglutina el
monopolio de la fotografía tradicional, y que casi se queda fuera del mercado
porque no supo adaptarse. Y si eso le pasa a Kodak, imagínate a una pyme.
Un cambio de rumbo a tiempo es lo
que te va a permitir seguir creciendo. De la idea original a lo que después
termina convirtiéndose el negocio siempre hay una enorme distancia. Y esto es
algo positivo. Existen muy pocas empresas en el mundo que hagan una sola cosa.
Todo el mundo diversifica dentro de lo suyo. Y la pyme tiene que aprovechar la
que sin duda es su principal ventaja: cuando se tiene una visión pequeña es
mucho más fácil adaptarse a los cambios. Pero, las grandes empresas tienen una
estructura tan grande que resulta muy difícil cambiar. Hay miles de
oportunidades que se pueden aprovechar en cada momento, pero tienes que tomar
la decisión de apostar.
Errores de distribución
Es muy común cometer errores en
la distribución cuando una empresa intenta lanzar un nuevo producto en el
mercado. O cuando simplemente aspira a un mercado mayor y no ha planificado
bien la dimensión de ese reto.
Un error de cálculo en la
distribución de un nuevo producto puede hacernos perder una buena oportunidad
de negocio. Si el producto es realmente atractivo para una masa de clientes
suficiente, enseguida va a llegar un competidor de mayor tamaño que te copie la
idea. Y posiblemente se va a posicionar mejor porque puede haber aprendido de
tus propios errores.
La planificación es casi la única
herramienta que tenemos para evitar que una gran superficie lance un producto
similar al nuestro y nos deje fuera del mercado. Por lo que si tienes un
producto rompedor, y pasas de forma rápida de 10 a 500 clientes, que no puedes
atender, lo más probable es que lleguen nuevos competidores que aprovechen esa
demanda que has creado tú con tu producto. Nuevos competidores que, si además
se han dimensionado correctamente, te ganan la batalla.
Un producto inadecuado
El riesgo de lanzar un producto
inadecuado para un mercado concreto es algo que casi siempre se asume por la
oportunidad que puede suponer entrar en un mercado virgen. La característica de
exclusividad puede ser la clave del éxito en un producto, pero depende de al
mercado al que nos dirigimos puede suponer encontrarnos con algún tipo de
limitación, que tu formato de tiendas o productos no se adapte a todos los mercados.
Por eso es importante aprender del error y reconocer que nuestro producto o
formato no funciona en todas las ciudades.
Mal servicio al cliente
Una buena relación con los
clientes suele ser la principal ventaja competitiva de las pymes. Sin embargo,
en este área los pequeños empresarios pueden cometer errores por falta de recursos
para invertir en un buen servicio posventa, un call center para gestionar las
quejas... Este error ha sido clave sobre todo en la caída de muchos comercios
electrónicos.
Por ejemplo, si tienes un negocio
de venta por teléfono, la clave es el buen servicio al cliente. No puedes
fallar en eso porque este tipo de empresas funcionan mucho por el boca-oreja.
Por lo que, si dejas a un cliente insatisfecho no vuelve a llamar. La buena
comunicación con el cliente se hace clave.
Centrarse en un cliente estrella
Cuando tu negocio depende de un
gran cliente, o dos, se corre el riesgo de que si este se marcha por el motivo
que sea o reduce el nivel de sus pedidos, el negocio se hunde. Es de sentido
común, pero muchas veces los promotores del proyecto no tienen más remedio que
aceptar esta situación de riesgo. ¿Quién rechazaría a un gran cliente que puede
garantizar la continuidad del negocio cuando acaba de abrir? Sin duda, sería un
error hacerlo. En lo que sí se puede elegir es a la hora de invertir en nuevas
infraestructuras para atender a ese cliente, porque finalmente nuestro cliente
estrella deja de realizar a los pedidos, la empresa está condenada al fracaso
por un sobredimensionamiento del negocio.
La dependencia de dos grandes
clientes, que aportan más del 30% de la facturación, este problema es con el
que conviven muchas pymes. Para no multiplicar ese riesgo, te puedes poner un
límite de crecimiento del negocio, recurrir al outsourcing en temas en los que
no seas especialista, como por ejemplo, en las estructuras, para permitir
seguir dando un buen servicio sin arriesgar tanto.
Problemas con proveedores
Que una buena relación con los
proveedores es imprescindible para la estabilidad de un nuevo negocio es algo
que se aprende a los dos días, también se aprende que un muchas ocasiones estos
proveedores no te van a tratar demasiado bien cuando estás empezando, ya que
las perspectivas de compra por tu parte son casi nulas.
Público equivocado
Enfocar mal el público-cliente al
que intentas seducir con tu negocio es un error de los que han hecho
tambalearse incluso a negocios con inversiones millonarias detrás. Un error muy
común cuando no se hace, o se hace mal el estudio de mercado.
Tienes una idea buena pero te
equivocas al enfocar al público al que debe dirigirse.
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