Si quiere un hijo listo, quítele el iPad y dele
una guitarra
Buena Vida - miércoles, 2 de diciembre de 2015
Las clases de música potencian la inteligencia
de los niños. No así la tecnología, que fomenta ciertas cualidades, pero no
altera el fondo
El 50% de la inteligencia de su hijo vendrá
determinada por sus genes, según un estudio reciente publicado en la revista
Psiquiatría Molecular. Su relación con el medio a lo largo de la infancia, la
adolescencia y la vida adulta terminarán de construir el jeroglífico. ¿Y qué
pinta usted, progenitor de la criatura, en todo esto? “Sin los padres, el
potencial intelectual del niño no se puede desarrollar”, asegura Álvaro Bilbao,
doctor en Psicología, neuropsicólogo y autor del libro El cerebro del niño
explicado a los padres. “La llave del desarrollo potencial del cerebro del niño
está en las relaciones con sus padres. Aunque la genética tenga un peso
importante, sin esa presencia no se convertiría en realidad. Es como un niño
que puede llegar a medir 1,90 metros, pero si sus padres no lo alimentan bien,
no lo logrará”.
Cuando un bebé nace ya cuenta con la práctica
totalidad de las 86.000 millones de neuronas que tendrá en la edad adulta. La
principal diferencia entre su cerebro y el de una persona mayor es que esas
neuronas habrán desarrollado trillones de conexiones entre sí. Cada una de esas
conexiones puede traducirse en un aprendizaje que el cerebro del niño ha
realizado, según explica Bilbao en su trabajo. Los primeros seis años de vida
son muy importantes, porque a partir de esa edad el niño empieza a perder parte
de esas conexiones, concretamente las que utiliza menos.
Ahora que sabemos que los padres tienen la
llave para el desarrollo de la inteligencia de su hijo, ¿qué podemos hacer? La
respuesta del neuropsicólogo es sencilla y a la vez compleja, pero podría
resumirse en quererlos, cuidarlos y compartir la vida con ellos, reforzando
conductas positivas, apoyándolos, jugando ("tirados en el suelo si es necesario"),
socializando, dejando que se equivoquen, dialogando todos los problemas. En eso
coinciden otros expertos como Maximino Fernández Pérez, pediatra del centro de
salud de La Felguera (Asturias), psicólogo y vocal de Psiquiatría Infantil de
la Sociedad Española de Pediatría (AEPED). “El niño debe saber que tiene detrás
unos padres que lo quieren y se preocupan por él”, afirma, y además recuerda la
importancia del aprendizaje por imitación. “Los padres somos el modelo de
nuestros hijos”. Tirando de refranero español, no se puede estar rogando y con
el mazo dando. Si no dejamos que vean televisión durante la cena, no lo haga
tampoco usted, ni siquiera el informativo.
Pero hay otras muchas cosas que hacer en la
vida cotidiana para estimular el desarrollo cerebral de los pequeños y también
otras muchas que tienen buena fama pero en realidad no son tan útiles. Las
repasamos.
Apuntarlo a actividades artísticas: mejor
música que teatro
Hay investigaciones que han relacionado el
desarrollo cognitivo con el aprendizaje de la música (no con su mera escucha).
Un estudio de la Universidad de Toronto publicado en la revista Psychological
Science comparó a cuatro grupos de niños de seis años. Durante un año, un grupo
estudió piano; otro, canto; otro, arte dramático; y otro grupo no recibió
lecciones de ninguna clase, aparte de las clases regulares. A todos se les
practicaron pruebas de inteligencia antes y después, y se encontró que en los
dos grupos que recibieron lecciones de música hubo un aumento en varias medidas
de inteligencia mayores que en los otros. El grupo que recibió lecciones de
arte dramático también tuvo un aumento, pero no fue en las áreas relacionadas
con el desarrollo cognitivo, sino en las de conducta y adaptación social. El
grupo que no recibió lecciones registró un aumento menor en las pruebas.
DVD con imágenes y música para menores de 2
años: ni se moleste
Si en su casa ha habido un bebé en los últimos
10 o 12 años, conocerá estos DVD con imágenes sencillas de dibujos, muñecos o
niños que van pasando al ritmo de piezas de Mozart o Beethoven. Se
comercializaron con la idea de ser educativos, pero, tras un litigio, la
compañía (Disney) terminó por anunciar que devolvería el dinero a quienes se
sintieran afectados porque, después de verlos, sus niños no parecían más listos
y porque hubo estudios que así lo desmintieron. De hecho, la Academia Americana
de Pediatría advierte de que los menores de dos años ni siquiera deben ver televisión.
Programas de entrenamiento cerebral: para la
memoria a corto plazo
En los últimos años han proliferado escuelas y
programas, juegos electrónicos y hasta aplicaciones para móviles con el
objetivo de entrenar y estimular el desarrollo cerebral… Sin ninguna base
científica. Un grupo de niños de entre siete y nueve años de edad formó parte
de un estudio de la Universidad de Cambridge para el que recibieron 25 sesiones
de entrenamiento de memoria a corto plazo y comprobaron que, si bien hubo
ciertas mejoras en esa parcela, no sucedía lo mismo para otras habilidades más
amplias como matemáticas, lectura o escritura. “Si a un niño lo llenamos de
conocimientos pero no permitimos que desarrolle su capacidad, no lo hacemos más
inteligente. Lo hacemos más sabiondo. Quizá con estos programas parezca que el
niño avanza más que sus compañeros en determinadas áreas, pero al final los
compañeros lo alcanzan y ellos habrán perdido otras capacidades que tienen que
ver con el juego libre y el desarrollo de la creatividad. El desarrollo
cerebral no es un proceso que pueda acelerarse sin perder sus propiedades”,
advierte Bilbao.
Dispositivos tecnológicos: solo a partir de 3
años
“¡Este niño, qué listo es! Tan pequeño y mira
cómo maneja el móvil y la tableta”. Se trata de una frase de abuelos y tíos muy
común. Pero un estudio de la Universidad de Boston publicado en la revista
Pediatrics sostiene que el uso frecuente de estos dispositivos por parte de
menores de entre uno y tres años puede afectar no solo a su cerebro, sino
también a sus capacidades de desarrollo social y emocional. El smartphone y las
tabletas generan estímulos tan rápidos e intensos que el cerebro de los pequeños
no tiene capacidad para manejarlos. “La tecnología nunca va a mejorar la
capacidad de inteligencia de base. Puede ser un complemento y fomentar algunas
cualidades, pero nunca va a mejorar el patrón de fondo”, apunta Fernández
Pérez.
Ver películas en inglés: el camino al
bilingüismo
O dibujos animados. Cada día un ratito. Con el
apoyo de un profesor nativo en la escuela o en las extraescolares. “Esto es más
efectivo que un colegio bilingüe sin profesores nativos”, asegura Bilbao. Según
el Estudio Europeo de Competencia Lingüística, los españoles no entendemos
inglés porque siempre hemos escuchado la televisión doblada al español, cuando
la escucha y visionado de productos audiovisuales en versión original mejora un
21% los resultados de los estudiantes en comprensión oral.
Lectura nocturna: siempre entre dos
El cuento de por la noche no puede ser una
lectura rápida para que se duerman pronto y todo lo que los niños hagan en esos
minutos sea mirar los dibujos. Según un estudio realizado en Canadá, lo que
realmente mejora sus habilidades y estrategias de aprendizaje es compartir esa
lectura: una página cada uno.
Música para el feto: hay reacción, pero sin
consecuencias
Eva Carnero
Lo que realmente oye el feto cuando usted le
habla es una especie de murmullo, algo así como el ruido de fondo de un bosque.
Y aunque según un estudio publicado en The Journal of the Acoustical Society of
America las palabras emitidas desde el exterior son ininteligibles
aproximadamente en un 50%, un equipo de investigadores liderado por Marisa
López-Teijón, jefa de Reproducción Asistida del Institut Marqués, considera que
es posible hacer que las palabras o la música lleguen con claridad al interior
del útero vía vaginal. "A partir de las 16 semanas de gestación, el feto ya
es capaz de responder a estímulos musicales", explica la coautora del
estudio Expresión facial fetal en respuesta a la emisión de música vía vaginal,
publicado recientemente en la revista Ultrasond.
Pero, ¿qué sucedía cuando a los fetos de las
embarazadas del estudio se les ponía música de esta manera? "Cuando
aplicamos música vaginal [hay un gadget específico para ello], el 87% de los
fetos movieron la boca o la lengua y cerca del 50% reaccionó abriendo muchísimo
la mandíbula y sacando la lengua al máximo", explica García Faura, quien
asegura que al aplicar la música al abdomen o vibraciones sonoras no observaron
los mismos resultados.
Las respuestas motoras que describe García
Faura y que el profesor Prats identifica con movimientos de vocalización, constituyen
"unos resultados interesantes", pero, en opinión de la doctora Ana
Riverola de Veciana, médico adjunto de Neonatología del Hospital Sant Joan de
Déu (Barcelona), "no nos permiten extrapolar que este tipo de estimulación
prenatal sea beneficiosa para los fetos a largo plazo". La experta cree
que lo que el estudio muestra son respuestas faciales, y, de ahí, lo que se
puede deducir es que los fetos oyen desde la semana 16, lo cual ya es muy
novedoso. "Sin embargo, esto no quiere decir que el feto esté disfrutando
o que ese estímulo sea positivo para su desarrollo", dice. El doctor
Fernández Pérez también añade que no hay evidencia empírica de que este acto
influya en la posterior inteligencia del niño.
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