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domingo, 28 de junio de 2009

Grafite



La madurez de Grafite


Desde los tiempos en que era conocido por "Dina" -un delantero oportunista del fútbol amateur de Campo Limpo Paulista, en la región metropolitana de São Paulo-, Edinaldo Batista Libânio siempre tuvo conciencia de su potencial, pero también se dio cuenta desde entonces que no sería fácil llegar a lo más alto. Tuvo que luchar en distintos clubes de Brasil hasta que se ganó la oportunidad de brillar en primera división, ya bajo el apodo "Grafite". Fue elegido para el once ideal del Brasileirão-2003, que disputó por el Goiás EC, y en el São Paulo FC alcanzó el punto álgido de su carrera en 2005, cuando llegó por primera vez a la Seleção.



Justo en aquella época, una cirugía en la rodilla derecha interrumpió su ascendente carrera. Grafite se fue a Europa defender el Le Mans francés, hasta que el año pasado desembarcó en el VfL Wolfsburg, un club que conquistó la Bundesliga por primera vez en 2008/09, en gran parte gracias a los 28 goles de su máximo anotador. A los 30 años, plenamente adaptado a Europa y más respetado que nunca, el brasileño vive el mejor momento de su carrera. Un momento que él no considera perfecto únicamente porque le falta concretar una ambición: volver a la selección brasileña.



Grafite habló a FIFA.com acerca de su impresionante fase actual y de lo que espera para el futuro:



Grafite, ¿cuáles fueron las factores decisivos para que en tan poco tiempo usted se adaptara tan bien al VfL Wolfsburg?


Se dio todo ideal, más de lo que hubiera creído: como si todos los que llegamos al club hubiéramos encontrado exactamente nuestro camino. El proyecto del Wolfsburg era llegar a lo más alto, pero no tan pronto. En mi caso, creo que la experiencia me ha ayudado mucho: tengo 30 años y llevo tres temporadas en Europa. Fue toda una coyuntura ideal.



¿Cuánta importancia tuvo su experiencia en Francia en la adaptación tan rápida a Alemania?


Fue fundamental. Cuando un jugador sale de Brasil y viene a Europa, no importa qué tan estrella haya sido dentro del país: tiene que probar todo otra vez. Confieso que en los primeros meses pensé en volver a Brasil. Pero soy muy agradecido al Le Mans: creo que nos ayudamos mutuamente.



Además de usted, el Wolfsburg tiene a Josué como capitán; el Werder Bremen tuvo en Diego y Naldo dos de sus piezas clave; lo mismo con Zé Roberto y Lúcio en el Bayern Múnich o Carlos Eduardo en el Hoffenheim... ¿Es un buen momento para los brasileños en Alemania?


Desde hace unos años, el jugador brasileño es muy valorado entre los clubes alemanes, y eso se debe al éxito de jugadores como Élber, Lúcio y Zé Roberto, que construyeron una historia de profesionalismo. Los equipos europeos muchas veces se preocupan con el comportamiento de los jugadores brasileños fuera de la cancha, pero creo que acá estamos muy bien representados. Incluso en mi caso la gente del club a veces dice: "¡Pero Grafite, tú eres un brasileño medio alemán: siempre puntual y correcto!". (risas) Así tiene que ser siempre, porque el talento ya sabemos que lo tenemos.



¿Se puede comparar este momento con 2005, cuando disputó su mejor temporada con el São Paulo FC?


Es difícil decirlo. Aquel año fue muy especial también, en el que llegué a la Seleção. Quizás la fase actual sea más importante porque fui campeón dentro de la cancha, jugando. En 2005 tuve la operación en la rodilla y, al final, apenas jugué en las conquistas de la Copa Libertadores y de la Copa Mundial de Clubes.



¿Tiene la impresión de que aquella lesión interrumpió lo que hubiera podido ser una trayectoria exitosa con la amarelinha?


Sí, la verdad es que sí. Creo que hubiera tenido condiciones de luchar por una plaza en la Copa Mundial de 2006. Pero el fútbol es así: las lesiones son cosas con las que todos tenemos que convivir.



¿Todavía tiene expectativas de defender la selección brasileña?


Bueno, hasta hace unos días, cuando Dunga anunció la convocatoria para la Copa de Confederaciones, tenía. (risas) Confieso que esperaba ser llamado y que la ausencia de mi nombre me dejó triste, porque sé que podría estar allá. Pero no hay manera de reprochar su convocatoria: los cuatro delanteros que fueron convocados son excelentes jugadores.



Brasil no tiene tantas opciones de delanteros fuertes como usted. ¿Es un punto a su favor?


Creo que sí. Entre los de la actual selección, el único que juega un poco más fijo en el área, con más fuerza, es Luís Fabiano. Pero igual: a mí me toca hacer bien mi trabajo. Luego, el que decidirá es Dunga.



Por cierto, su estilo hoy es distinto a cuando se destacó con el Goiás EC en 2003 o el São Paulo FC en 2005. No era tan goleador, sino que se encargaba del trabajo sucio...


Sin duda. Nunca en mi carrera anoté tantos goles. Tiene que ver con la formación del equipo, con los compañeros de la delantera. En el São Paulo FC, Luís Fabiano era un especialista dentro del área; Dimba, que fue el máximo goleador del Brasileirão-2003 con el Goiás, era un típico ‘9'. Edin Dzeko, por otro lado, es un jugador de mucha movilidad, como yo. Resulta que repartimos bien entre los dos la función de anotar los goles.



¿Esta ha sido la mejor pareja de ataque que usted ha formado?


Tuve compañeros de área espectaculares, como Luís Fabiano, Amoroso, Túlio Maravilha... Pero creo que los números hablan por sí mismos: lo de ser el tándem más goleador de la historia de la Bundesliga, por delante de Uli Hoeness y Gerd Müller, no es poca cosa. Dzeko me hace acordar mucho a cuando yo era más joven: tiene ese ímpetu de pelear por la pelota de cualquier manera. Eso me gusta.



¿Haber conquistado un título en Europa era el paso que faltaba para considerar su carrera completa? ¿O todavía queda algún desafío por conquistar?


Claro que haber triunfado en Europa fue algo importantísimo, pero si hay algo pendiente quizás sea conquistar algo con la selección. Creo que es lo único que falta para que un día mire hacia atrás y diga: ‘realicé todo lo que podía'. Seguiré buscando esa oportunidad.



¿Quizás en la Copa Mundial de la FIFA de 2010?


(risas) ¡Ojalá así sea! Igualmente, si no voy como jugador, seguramente será el destino para mis vacaciones. No hay nada como un Mundial.

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