Un 'calcio' para gigantes sin regate
Entrenadores y jugadores ven estancado al fútbol italiano porque ya no valora la técnica
Platini, Zico y un tal Maradona se fueron al calcio corriendo después de que Italia ganara en Madrid el Mundial de 1982. Los mejores jugadores extranjeros tenían prisa por jugar en la mejor Liga. Después de que Italia repitiera título en Berlín, en julio de 2006, buena parte de aquel grupo de campeones hizo las maletas y emigró. Cannavaro y Zambrotta, a España; Grosso, a Francia, y Toni, a Alemania. Huían de un calcio tramposo, mermado por el Moggigate. Tres años después también se marchan los talentos extranjeros (Kaká) y los técnicos de casa (Ancelotti). Los que llegan son los que están de vuelta o buscan reencontrarse, caso de Ronaldinho y Beckham.
El fútbol italiano ya no seduce. Es territorio de nadie. No nacen talentos o, si nacen, no tienen salida. Prevalecen el físico y la táctica y se descuida todo lo demás. Algunos clubes, como el Milan, se han convertido en equipos para jubilados. La gente prefiere ver los partidos en casa porque los estadios son muy antiguos, de difícil acceso y cada domingo están más vacíos. Tanto, que
Su visión, más comercial que deportiva, contrasta con la de los hombres de fútbol, los que han crecido comiendo pan con balón. Carletto Mazzone, el que fuera entrenador de Guardiola en el Brescia, tiene un lema. Lo aplicó incluso cuando militaba en Tercera. "Palla a noi, palla a terra, giochiamo noi". Es algo así como la pelota es nuestra, hay que conducirla a ras de césped y jugarla siempre. "El calcio está perdido, estancado. No avanzamos porque desde hace años aquí lo que importa es la táctica y la fuerza física. Hemos abandonado el resto. Por eso gente como Giuseppe Rossi no encuentra sitio...", dice.
La fuerza física es lo que siempre ha caracterizado a la selección italiana y, de hecho, es una de las virtudes que destaca Marcello Lippi junto al carácter y a la eficacia. Pero la fuerza física por sí sola es la que más daño está haciendo al fútbol base. "Se privilegia el físico más que la técnica. El Inter gana porque, físicamente, es muy fuerte, pero eso en Europa no vale y no es competitivo en
"El fútbol italiano tiene dos problemas. Siempre hemos pensado que la preparación física y la táctica eran lo único que valía para resolver cualquier problema. Como ha ido bien, se ha descuidado lo demás. En todo esto influye la herencia de Sacchi: hemos copiado su peor defecto, lo de tener la pelota y esperar y esperar. Si no tienes a jugadores con la personalidad de Gullit o Van Basten, eso es inviable", explica Sandro Mazzola, quien se retiró hace 32 años. Era otra cosa entonces. Y ahora, dice, se queda helado cuando ve a los más pequeños: "El otro día, en un torneo de infantiles, vi una imagen que es el reflejo de nuestro fútbol: un niño de 12 años intentó dos regates seguidos, el segundo le salió mal y el entrenador le echó la bronca. ¡Que le deje! Igual nunca será un Del Piero o un Totti, pero un chico, si no es libre de inventar, se convertirá en un mediocre".
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