Franz Kafka en su obra literaria “Metamorfosis” narra la transformación de una persona a un monstruo (escarabajo humanoide); y en el deporte, muchas veces se repite figurativamente dicha mutación.
Los dirigentes, poseedores de decisiones y destinos de instituciones, son los que poseen mayor tendencia a ser mutables dentro del ámbito deportivo; dependiendo de muchos factores y circunstancias del entorno.
MOMENTOS DIRIGENCIALES
- Los nuevos dirigentes, inician o reinician como tales, y muchas veces son víctimas del sistema deportivo “oscuro” hasta que comprenden y se adaptan al mismo. Escasos son los que mantienen una línea de conducta y trabajo positivo.
- Los antiguos dirigentes, poseen la “experiencia dirigencial”, son parte de la inercia y el conformismo del sistema deportivo “negativo”. Están inmersos dirigentes “entornillados” y perpetuados en el cargo y sin resultados deportivos.
METAMORFOSIS DIRIGENCIAL
- Del buen a mal dirigente. Inicia su gestión con buenas y sanas intensiones, para finalmente quedar inmerso, adaptado y engullido por el sistema deportivo del conformismo, beneficio personal, coima, arreglos, acomodos, dirigidos y malintencionados. Comúnmente vistos al mando de un entidad deportiva.
- Del mal a buen dirigente, asociado a una especie en extinción y difícil de identificarlos; siempre son condenados por su pasado y no se les reconoce sus intensiones de enmendar y superar errores.
PROCESO Y ESTADOS DIRIGENCIALES
- El buen dirigente, es entusiasta, honesto, perseverante, visionario, con proyectos, inversión de tiempo y dinero, capacitado. Escasos mantiene firme esta posición o retoman la misma.
- El confundido y decepcionado dirigente. Inicia como buen dirigente, pero da con adversidades infranqueables, propias del sistema, sintiéndose solo y sumiéndose en la reflexión. Momento y “punto de quiebre” de diferenciar entre lo correcto de lo incorrecto, entre el perseverar o el sometimiento.
- Consolidación del dirigente, en experiencia y conocimiento, por el tiempo transitado en uso de sus funciones; sus características dependerán de los anteriores decisiones y estados dirigenciales.
La responsabilidad del dirigente será capacitar y orientar adecuadamente a potenciales dirigentes. Mantener la idea de ser siempre un nuevo dirigente y evolucionar, más no involucionar, en las actividades propias de su investidura.
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