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lunes, 15 de diciembre de 2008

Perdedor

¡DETRÁS DE UN MAL PERDEDOR!
Psicólogo Franz Rivera Mansilla

Ha sucedido que te pusiste de acuerdo con amigos para hacer deporte, con la idea de pasarla bien, despejar la mente, divertirte, disfrutar un rato; pero todo fue diferente, cuando en el juego encontraste alguien dedicado a gritar, comentar el juego durante y dentro del mismo, especialista en criticar, insultar e incluso dispuesto a pelear… y peor si se juega a apuestas o se pierde.

¿Por qué estas personas son “desagradables”? Será, porque si vas hacer deporte para divertirse; deja de serlo cuando hay quien siempre crítica en voz alta, como dueño de la verdad; piensa que está en la final de algún torneo importante. Si le haces ver el error que comete e incomoda a todos, ellos no lo reconocen, pues justifican su actuar con: “¡no me gusta perder!” Nunca animan, solo critican. Al parecer son especialistas en ver los errores y defectos de los demás y son incapaces de ver los propios, pasándolos por alto (características del mal perdedor)

¿Qué más se esconde detrás? Quizá sea la inconformidad consigo mismo, trasladado a los demás; se camufla un sutil complejo de superioridad, sustentado en la falsa creencia que todos deben escucharle y obedecerle. Son competitivos, pero intolerantes a la frustración. Muchos son así, pero no se dan cuenta de la incomodidad que generan y si se dan cuenta, no les importa cambiar (soberbia).

¿Qué hacer? Hacerle ver lo incomodo que es jugar a su lado, pues siempre esta criticando y presionando el juego que es para divertirse. Hacerle ver sus propios errores en el momento que los comete, y la actitud de sus compañeros diferente a la de él. De no funcionar lo anterior, probar con una actitud parecida a la de él, “darle de su propia medicina”. La otra alternativa, será marginarlo, haciéndole ver la razón. El cambio no es rápido, pero se dará siempre que se desee. Si no cambia y se empecina en su actitud; emplea el argumento infalible: jugar con ellos, siendo indiferentes a su actitud.
Si eres “un mal perdedor”, ¡cambia!, si no serás presa de conflictos en el juego y peor aún, víctima de la indiferencia de los demás. La derrota ayuda a reconocer nuestros errores y así tener más empeño para conseguir triunfos futuros (SDP).

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