El que un o una atleta ingiera un compuesto químico que modifique su desempeño físico-atlético daña una serie de valores como la ética y la honestidad
Recientemente el presidente del Comité Olímpico Internacional, el francés Jacques Rogge, estimó que serán al menos 15 el número de deportistas positivos por dopaje detectados durante los pasados Juegos Olímpicos de Beijing.
Según la Agencia Mundial Antidopaje (WADA) el término dopaje se refiere a que un o una deportista consumió alguna sustancia prohibida con la idea de mejorar su rendimiento.
El que un o una atleta ingiera un compuesto químico que modifique su desempeño físico-atlético atenta contra el espíritu del deporte, es decir una serie de valores como la ética, la honestidad, el juego limpio y la salud entre los atletas. En condiciones normales el desarrollo físico, sicológico y social de un deportista requiere de tiempo suficiente para lograr la adaptación de procesos fisiológicos, que generan condiciones que se traducen en un mejor rendimiento.
Sin embargo, no sólo resulta absolutamente contradictorio hacer trampa en la competencia física que todos suponemos persigue propósitos elevados como el bienestar físico y mental, la sana competencia contra nuestro propio cuerpo y nuestro espíritu, sino riesgos en la salud de quienes consumen estas sustancias.
Cuando un atleta por decisión propia, del entrenador o de patrocinadores, decide utilizar sustancias prohibidas, rompe con este proceso natural y tiene ventajas sobre sus competidores por adquirir más rápido esas condiciones.
Este tipo de prácticas están prohibidas por consenso mundial y las sustancias que producen estas ventajas se encuentran catalogadas desde hace años por la AMA. De las principales sustancias prohibidas están los esteroides anabólicos androgénicos (EAA).
Se denominan esteroides aquellas sustancias sintéticas no solubles en agua, formadas a partir de un esqueleto base de 17 átomos de carbono derivado del colesterol, denominado ciclopentanoperhidrofenantreno, cabe señalar que esta sustancia en el cuerpo se utiliza para sintetizar hormonas como la testosterona. Anabólico es toda sustancia que favorece el desarrollo de la musculatura.
El último término se refiere a aquellas sustancias que tienen efecto o estructura similar a la testosterona, la cual gestiona la aparición de las características sexuales masculinas.
Algunos ejemplos de EAA más utilizados son: nandrolona, testosterona, metil-testosterona, trenbolona, entre otras.
Estas sustancias están prohibidas en el deporte por las ventajas físicas que otorgan, pero existen otros problemas relacionados con la salud de quienes las consumen sean o no deportistas.
Se ha demostrado en repetidas ocasiones que la ingesta por cualquier vía de EAA durante un periodo largo provoca una disminución en el índice de fertilidad y un empeoramiento en el perfil lipídico asociado con un incremento de riesgo cardiovascular.
Por lo anterior, no sólo se castiga el fraude de los atletas, sino también se trata de prevenir efectos adversos a su salud y a la de quienes puedan ingerir este tipo de sustancias tomando a esos atletas como ejemplo.
El autor es postdoctorado en Ciencias Biomédicas, además coordinador de la Licenciatura en Químico Farmacéutico Biólogo de la Escuela de Ciencias de la Salud de la Universidad del Valle de México Campus Querétaro.
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