Plagio inconsciente en los negocios o
¿realmente es tu idea?
Forbes -
jueves, 12 de marzo de 2015
Existe la posibilidad de que a lo largo de tu
carrera hayas tomado la idea de alguien más. ¿Sorprendido? ¿Es realmente un
plagio? ¡No te preocupes, existe una razón!
¿Cuántas veces hemos escuchado que un
compositor demanda a un artista por el plagio de su melodía?
¿Has escuchado a un compañero de trabajo
proponer una idea y sabes, o escuchaste, que no es de él?
Actualmente se sabe acerca de demandas
multimillonarias de emprendedores que desarrollan ideas innovadoras que
realmente no eran totalmente suyas. Un ejemplo claro es la historia de
Facebook.
Pero, ¿es realmente un plagio?
No te sorprendas, pero existe la posibilidad de
que a lo largo de tu carrera hayas tomado la idea de alguien más. Pero no te
preocupes, ¡existe una razón!
El psicólogo Dan Gilbert llama a esta situación
kleptomnesia, que es la acción de generar una idea que crees que es novedosa,
pero en realidad fue pensada por otra persona. Es plagio accidental, y es muy
común en el trabajo creativo.
De hecho, en un ejercicio los psicólogos Alan
Brown y Dana Murphy encontraron que el 75% de los participantes en una lluvia
de ideas por equipos había declarado suya una propuesta que realmente escuchó
de otro miembro de su grupo, justamente del miembro que había expuesto
anteriormente, y solamente el 8% de los participantes logró ofrecer una idea
novedosa.
De igual forma, en un estudio denominado
Inadvertent plagiarisms in everyday life, de Ann-Catherine Defeldre, se aplicó
un cuestionario a 202 estudiantes universitarios y se encontró que el 54% de
los encuestados recordó un episodio del fenómeno. Asimismo se detectó que 85%
plagia a otros y que el 67% lo hace a individuos de su propio sexo.
Entonces, ¿la mayoría de nuestras ideas son
plagios?
Es posible que sí, pero con una explicación:
como dicen coloquialmente en inglés guilty with an explanation.
Cuando codificamos la información tendemos a
prestar más atención al contenido de la fuente. Una vez que aceptamos algo como
verdadero, ya no tenemos que preocuparnos de dónde lo adquirimos. ¿Te suena
familiar?
Es especialmente difícil recordar la fuente de
información cuando estamos ocupados, distraídos o trabajando en una tarea
compleja, y es muy probable que sea la última idea que escuchamos la que nos apropiemos.
Parece sencillo el remedio, ¿no es cierto?
Debemos poner atención a la fuente, y no sólo al contenido. Y sobre todo dejar
nuestras actividades para poner atención a los comentarios de los otros.
Es por eso que para combatir la kleptomnesia,
los psicólogos recomiendan reducir las distracciones y dejar de lado las
multitareas. También resulta útil ser muy conscientes de no transferir los
resultados a diferentes clientes de industrias similares.
Las buenas ideas no nacen en solitario sino de
la interacción de varias mentes con diferentes visiones interactuando en un
mismo espacio. Hablamos de que la inteligencia colectiva y la interacción no
siempre son conscientes, ya que estamos sometidos a grandes cantidades de
información en diferentes medios y formatos, como Internet o las redes
sociales, en donde la rapidez con la que se difunde algo no nos da tiempo de
procesar los datos y mucho menos quedará huella de su origen.
Una idea innovadora no es descubrir el hilo
negro. Un concepto innovador radica en el valor diferenciado del mismo. De lo
contrario, ¿de dónde salen marcas, servicios o productos novedosos? La
innovación también se logra mediante cambios y adaptaciones a las ideas que
realmente aporten valor. Es lo que llamo un twist.
Termino este artículo con la cita de los
psicólogos Neil Macrae, Galen Bodenhausen y Guglielmo Calvini: “Que la fuente
esté con vosotros.”
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