Desafíos energéticos del continente americano
Forbes -
marzo de 2015
El continente americano está perdiendo tiempo
para desarrollar un marco energético integral, necesario para competir en las
próximas décadas.
Estamos instalados ya en el segundo trimestre
del año. La caída en los precios del petróleo comenzó hace 9 meses y tocó fondo
hace varias semanas. En medio de la volatilidad existente, del fortalecimiento
del dólar y la integración energética, existen diferentes retos en el concierto
internacional. En este espacio ya he abordado el caso de México. Pero, ¿cómo
está el resto del continente? Ante ello, ¿cuáles son los efectos a nivel
regional de la caída en los precios del petróleo? ¿Cuáles son los desafíos en
materia energética para los países el continente americano?
Según el Fondo Monetario Internacional, el PIB
en Latinoamérica creció 0.9% en 2014 y crecería 1.8% en 2015, especialmente por
la desaceleración en la demanda interna y por tener un entorno exterior menos
favorable. Los países latinoamericanos están creciendo a la mitad del ritmo que
el de los países desarrollados. Asimismo, los flujos de capital concentrados en
mercados emergentes están cambiando a Latinoamérica por Asia.
Sin embargo, hasta en la misma región existen
diferencias. Podríamos leer dos grandes bloques. El primero sería la Alianza
del Pacífico, integrada por México, Chile, Perú y Colombia, que creció 0.5% en
2014 y que crecería 0.4% en 2015. El segundo, el Mercosur, con países como
Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, Venezuela y Bolivia, que se contrajeron
0.5% en 2014 y crecerían 0.4% en 2015.
En términos generales, la región tiene una
vocación más productora que compradora, con presupuestos gubernamentales
altamente dependientes de la industria petrolera. Por tanto, paraestatales como
PDVSA, Petrobras, Pemex, YPF y EcoPetrol se han debilitado de forma importante,
pues tienen mayor dificultad para hacer ajustes y dar una respuesta rápida al
entorno del mercado. El otro gran efecto es que la exploración y la extracción
pierden interés a favor del conservador negocio de la refinación.
Invariablemente, los países productores deben reducir su nivel de gasto
público.
Desafíos para Canadá
Canadá está trabajando rápida e intensamente
para transferir a su industria las tecnologías que permitieron la revolución
del shale en Estados Unidos. La producción petrolera está creciendo
sostenidamente. Mientras la extracción de crudo convencional cae, la producción
de crudo extra pesado, también llamado arenas aceiteras o bituminosas, está en
aumento. Solo para este año, la producción global canadiense subirá en más de
400 mil barriles por día. Este ritmo lo mantendrá hasta el 2020.
Quizás el único gran problema para Canadá es la
inundación de petróleo en el mercado. La baja en los precios del petróleo
reducirá los ingresos del gobierno, forzará el cierre de pequeños operadores y
dañará las economías locales. En cambio, el dólar canadiense ha ganado terreno
al dólar estadounidense por varios años, por lo que el fortalecimiento del
billete verde se podrá amortiguar sin problemas.
Desafíos para Estados Unidos
Estados Unidos aumentó su autoproducción en 1.3
millones de barriles en los últimos 4 años. De acuerdo con la Agencia
Internacional de Energía, a pesar de la caída en los precios de petróleo,
Estados Unidos seguirá siendo la principal fuente de crecimiento en la
producción hasta el 2020.
Sin embargo, la caída en los precios del
petróleo comienza a afectar a los pequeños productores –tanto de crudo
convencional como de shale gas–, que tienen que cubrir altos costos de operación.
Así, los campos de Eagle Ford, en Texas, siguen siendo rentables en lo general,
mientras que los de Permian, en Texas, y Bakken, en Dakota del Norte, no lo
son. El libre mercado ha marcado el inicio de los despidos, que se espera sean
unos 150 mil para este año.
Los factores tecnológico y económico mejoran el
panorama para Estados Unidos. En materia tecnológica se están desarrollando
innovaciones para extraer el shale, ya no de depósitos marginales, sino de la
roca madre. Esto permitiría extraer alrededor del 70 al 80% de los depósitos de
shale, duplicando la capacidad actual y potencialmente disminuyendo los costos.
En materia económica, Estados Unidos es nuevamente la locomotora económica
mundial, con una moneda fuerte, con bajo desempleo y galopando hacia la independencia
energética.
Desafíos para Cuba
Dentro del terremoto de cambios que Cuba está
bendiciendo, hay un nuevo paradigma con implicaciones en el sector energético.
Primero, hay que recordar que desde hace años hay paraestatales y compañías
extrayendo crudo cubano. Segundo, el gobierno de la isla ha sido uno de los
miembros más importantes de PetroCaribe, la alianza de Venezuela con más de 15
países para la comercialización de petróleo en condiciones de pago
preferencial.
Con los precios actuales y eventos recientes,
el subsidio que Venezuela aporta a Cuba ha caído también, por lo que ahora el
país se puede plantear abastecerse de petróleo sin contraer deuda. El
debilitamiento de Venezuela ha empujado a que Cuba diversifique sus relaciones
diplomáticas, por lo que la isla puede estar tentada a acercarse en materia
energética a Estados Unidos. Simultáneamente, se espera concretar el acuerdo
Cuba-Estados Unidos-México que brindaría una normativa legal sobre los
yacimientos transfronterizos en la zona del Golfo de México conocida como el
Hoyo de Dona.
Desafíos para Colombia
En los últimos 5 años, Colombia recibió
inversiones por 20 mil millones de dólares en gas y petróleo, casi 40% de la
inversión extranjera directa. La caída de un dólar en el precio del petróleo
impacta en 200 millones de dólares (mdd) anuales. En 2013, el 21% de los
ingresos del gobierno venían de la industria petrolera, los cuales se espera
que caigan a 11% para este año. Actualmente, Colombia produce aproximadamente 1
millón de barriles de petróleo por día, pero a partir del próximo año caerá su
producción en 10%. El gran problema para Colombia es que no ha encontrado
yacimientos para alta extracción en más de 20 años. De seguir así, el país ya
no sería autosuficiente para el 2023.
El proceso de paz podría tener una influencia
en la industria petrolera, por varias razones. La primera es que el
financiamiento del posconflicto vendría principalmente del sector petrolero, y
aún no hay consenso sobre los costos. En segundo lugar, la caída en los precios
y los grupos de activistas pro paz y antifracking dificultan el desarrollo del
shale. Es probable que se aumenten los impuestos nuevamente antes que se
aumente la producción. En tercer lugar, hay demasiados actores por consensuar
–incluyendo indígenas, gobierno y empresarios– con una alta polarización en el
ambiente.
Desafíos para Venezuela
Venezuela tiene las mayores reservas probadas
de petróleo en el mundo, si se toma en cuenta el Cinturón del Orinoco. Sin
embargo, tiene un déficit presupuestario peor que el de Grecia y España; está
al borde de la quiebra. La producción ha caído desde su tope en 1999, que fue
de 3.1 millones de barriles por día, a 2.5 millones de barriles en 2014. Además
tiene reservas por 22.5 mmdd, que son pequeñas para un país petrolero y poco
líquidas, al estar respaldadas en oro. Por cada dólar que cae el precio del
petróleo, el país pierde 775 millones de dólares al año.
En enero, el presidente emprendió un tour a
diferentes países de la OPEP, así como a Rusia y China, con el fin de
convencerlos de cortar la producción para aumentar los precios del crudo, así
como recibir financiamiento para el país. No tuvo éxito en ninguno de los
objetivos, especialmente con los chinos, quienes pidieron como garantía la mina
de oro de las Cristinas, con valor de 32 mmdd, así como industrias pesadas como
aluminio y acero. Actualmente, PetroCaribe debe a Venezuela 20 mmdd, mientras
que Venezuela debe a China 40 mmdd. La situación es más grave debido a que la
deuda venezolana está valuada en dólares y no en barriles de petróleo, por lo
que con la caída de los precios requiere que envíe más petróleo a China.
Con una calificación crediticia desplomada, no
encontrarán financiamiento por los medios tradicionales. Además, sin una
estrategia clara del gobierno para lidiar con la crisis, Venezuela seguirá
perdiendo la influencia regional ganada por PetroCaribe.
Desafíos para Argentina
Argentina se ha concentrado en diversificar sus
convenios petroleros con empresas como Petronas, Pampa Energía y Petrobras, así
como de fortalecer YPF después de su expropiación. Argentina tiene Vaca Muerta,
el yacimiento más grande de shale en Latinoamérica, y continúa con su
exploración. Sin embargo, existe desconfianza en el marco de explotación, por
lo que no ha tenido toda la atención que se espera. Más aun, las grandes
amenazas a la industria energética vienen de la situación del país, que
conjunta un año electoral convulso, cambios abruptos e improvisaciones en
políticas de mercado y un clima de negocios complicado.
Desafíos para Brasil
Brasil ha triplicado su producción petrolera en
el último lustro, siendo ejemplo de apertura y transferencia tecnológica para
otros países petroleros. Sin embargo, la caída en los precios del petróleo
magnifica todo tipo de problemas, pues fue un factor para el desplome de las
acciones de Petrobras, para la ocurrencia de convocatorias desiertas y ha
afectado sus corridas financieras para los próximos años.
De entre todos estos problemas, la corrupción
es el más crítico. Desde hace un año se realizan investigaciones por el caso
Lava Jato, que desmantela una red de corrupción entre políticos y empresarios
en la que se lavaba dinero y pagaban sobornos para la adjudicación de contratos
a través de empresas “fachada”. Ha derivado en la sustitución de la cúpula directiva
de Petrobras y la potencial acusación de los presidentes del Senado y del
Congreso, así como de ex ministros, senadores y ex gobernadores. Las pérdidas
para Brasil ascienden a más de 4 mil mdd. Esto se aúna a la debilidad de la
presidenta al iniciar su segundo mandato, con manifestaciones de más de 1
millón de personas en las principales ciudades. Se espera que la aplicación de
la ley contra funcionarios en materia energética y políticos sea un precedente
para los casos de corrupción en países latinoamericanos, incluido México.
Conclusión: desafíos diversos, como el
continente mismo
Hemos repasado el panorama energético en
diferentes países del continente americano, encontrando proporciones y efectos
asimétricos, tanto negativos como positivos, que permiten establecer ganadores
y perdedores. Podemos encontrar que, en lo general, los países productores la
están pasando mal, mientras que los países consumidores no la están pasando del
todo bien. Estas condiciones hacen prever la necesidad de reformas económicas
con algunas aristas energéticas, de forma que se amortigüe la volatilidad,
disminuyan las distorsiones de mercado y se fortalezca a la clase media.
Podemos esperar recortes en la mayoría de los
países, así como campañas para mejorar el gasto público, muchas veces en
detrimento de la exploración y producción. Podemos esperar más gas shale, menos
perforación profunda y menos auge del petróleo convencional. Finalmente, la
región está perdiendo tiempo para desarrollar un marco energético integral, que
será necesario para competir en las próximas décadas.
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