La Telebasura a debate en Latinoamérica
Deutsche Welle - viernes, 13 de marzo de
2015
Pese al consenso sobre su mala calidad, la
presencia creciente en las televisoras latinoamericanas de la telerrealidad y
la información rosa preocupa por su claro éxito mediático y su clara expansión.
La llamada “Televisión del Siglo XXI” ha echado
raíces en América Latina. Luego de su triunfo en Estados Unidos y España, a
partir de 2002 los mercados sudamericanos han sido invadidos por las
telenovelas y por programas de la llamada telerrealidad, término que define
programas estilo Gran Hermano, casos judiciales y chanchullos familiares
resueltos por conductoras en el papel de fiscal, u Operación triunfo, entre
otros. Su crecimiento es asombroso en Brasil, Colombia, México y Perú, y el
impacto crece también en Centroamérica y el Caribe, aunque países como
Argentina, Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela todavía sean focos de
resistencia, entre otras razones, por asuntos relacionados con el rumbo y
destino que a la comunicación social pretende imponer la ideología de sus
gobiernos.
Las presiones contra esta realidad, que
comenzaron en Estados Unidos con las denuncias de la Coalition for Program
Diversity y entraron en la lengua española con la lucha de la Plataforma
Ciudadana contra la Telebasura, aún no llegan a cuajar en Latinoamérica, aunque
han ocurrido en los últimos años acciones aisladas en México, Brasil y, más
recientemente, Perú, por lo cual ese reclamo aún minoritario es desestimado
como motivo para instaurar un debate sobre el tema.
“El error más frecuente es exigirle a la
televisión contenidos de arte y concientización social, como si se tratara de
un centro de estudios. Cuando se habla de televisión no se suele tomar en
cuenta la diversidad de canales que existen. Hay parrillas de programación
dedicadas desde a la cultura, el arte y la música hasta al deporte y al más
simple entretenimiento. Esa es la verdadera televisión que existe y que cumple
con su objetivo de entretener a la inmensa diversidad de televidentes en el
mundo. Ningún otro medio lo puede lograr”, dice a DW Alexis Nuñez Oliva, un
reconocido productor ejecutivo de televisión, en Televisa.
“El entretenimiento no puede justificar la
banalidad ni el mal gusto, aún cuando estos forman parte de la realidad que
también puede reflejar la televisión como ventana de lo cotidiano. Pero hay una
banalidad quizás más peligrosa: el intento a veces de convertir a la televisión
en un medio donde únicamente se concientice y ofrezca arte. Curiosamente esos
canales existen y suelen ser lo de menor audiencia, dejándonos ver que el
televidente no siempre anda en la búsqueda de lo que desde la crítica creemos
justo”, concluye.
Por su parte, el director Lilo Vilaplana, uno
de los nombres más respetados en la actualidad televisiva colombiana, a quien
se debe entre otras telenovelas la serie “El Capo”, de mucha audiencia en toda
América Latina, dice a DW que “existe una escasez de manifestación cultural en
los medios televisivos porque la lucha por el rating y tratar de complacer al
público para que se 'quede' en el canal de cada cual, ha hecho a la TV cada vez
menos atractiva. Ya ningún productor se interesa por adaptar un cuento clásico,
una buena novela o una obra de teatro 'porque no vende'. Además, la vida
acelerada y la ausencia de interés por crecer culturalmente del espectador se
refleja en lo que prefiere ver en la televisión, por eso la cantidad de
realitys y programas de concursos mediocres y denigrantes. La Televisión es un
medio muy poderoso que hay que usar para el mejoramiento humano y no para
estancar intelectualmente a las masas”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario