¿Avanza la inteligencia artificial hacia un
escenario como el de Terminator?
El Confidencial - miércoles,
25 de marzo de 2015
“Dave, esta conversación no tiene
ningún sentido. Adiós”. La voz metálica de Hal, el ordenador que se sublevó en
2001: una odisea del espacio, sonaba aterradora. Un servidor, de muy corta
edad, contempló la escena con pavor en el cine. ¿Podría ser que una máquina se
rebelara y se volviera maligna? Aquella imagen del gran clásico de la ciencia
ficción de Kubrick marcó a varias generaciones, pero luego llegaría Terminator,
una versión mucho más actual y amenazante de lo que podría ser un futuro
dominado por las máquinas.
Tanto en uno y otro caso, esta
posibilidad quedaba en un reducto como munición de alcance para guionistas de
filmes. Pero atentos, porque cada vez son más las voces amenazantes que nos
advierten del peligro inminente de esta posibilidad. La última nos llega de
boca del mismísimo cofundador de Apple, Steve Wozniak, que no tiene pelos en la
lengua: “Los ordenadores dominarán a los humanos. No hay duda de ello”, ha
sentenciado.
Sin embargo, uno podría pensar
que estas apocalípticas declaraciones no son sino una de las habituales salidas
de tono de Woz, ese verso libre que pone en algunos aprietos a los de
Cupertino. Pero lo cierto es que se suman a una serie de voces influyentes y
con conocimiento en la materia que ya alertaron con anterioridad del posible
dominio de las máquinas sobre los hombres.
Bien, visto así, la imaginación
es fácil que nos lleve a escenas vividas en Yo, robot, pero la realidad es que
ya estamos rodeados en lo más cotidiano de nuestras vidas por las fases
iniciales de la Inteligencia Artificial (IA), que es exactamente a lo que se
refería Wozniak.
Elon Musk ha sido otra de las
voces que ha alertado sobre los riesgos de los avances de una inteligencia
superior gestionada por las máquinas, y de hecho no se ha quedado tan sólo en
una declaración, sino que el emprendedor ha invertido una considerable suma de
dinero en DeepMind, una empresa dedicada al desarrollo de la IA con el único
objetivo de saber “qué se está cociendo en este terreno”.
Una superinteligencia autónoma
Otro primer espada que se ha
posicionado en las tesis del peligro de Musk ha sido el mismísimo Bill Gates,
quien admitía de los posibles peligros de una evolución descontrolada de esta
inteligencia superior y coincidía con el fundador de Tesla que más nos valía
tenerla bien vigilada. Pero, ¿por qué asusta tanto la inteligencia artificial?
Hasta la fecha, el cerebro humano
ha sido siempre superior a los ordenadores en la toma de decisiones por su
rápida aplicación de criterios lógicos y la elección de la mejor alternativa
posible. Las máquinas por su parte, habían demostrado ya a través de los
ordenadores y la capacidad de sus procesadores una aplastante superioridad al
cerebro humano por una simple cuestión de capacidad y velocidad en la gestión
de la información. Este hecho lo conoció de primera mano Gary Kasparov en 1997
cuando fue humillantemente derrotado por Deep Blue, el cerebro artificial
diseñado por IBM.
La supremacía de los números y la
capacidad de procesamiento derrotaban sin piedad a la limitada masa gris
humana, pero siempre nos quedaba la lógica y el olfato a la hora de derrotar a
las máquinas en la toma de decisiones.
Ahora bien, ¿qué sucede cuando la
evolución de los ordenadores permite que éstos emulen el comportamiento humano
en la toma de decisiones? Es aquí donde comienzan a surgir las primeras
interrogantes. Es evidente que un ordenador trabajando con millones de datos al
servicio de una empresa, ofrece una información muy valiosa en la toma de
decisiones. Este es el terreno que está abonando precisamente el gigante azul
con Watson Analytics, un sofisticado sistema de AI que explotando
convenientemente el big data, facilita la toma de decisiones con modelos
predictivos con un escaso margen de error.
El sistema permite pronosticar,
por ejemplo, el éxito de un nuevo producto en la empresa tomando en
consideración múltiples factores que van desde datos internos como el histórico
de ventas, o bien factores externos como las ventas de la competencia o la
situación política. Todo aquello que sea susceptible de seguir un patrón, será
considerado por el sistema, que al final ofrecerá al humano unos escenarios
ponderados con porcentajes de éxito con un margen de error mínimo.
El sistema de IBM es cerrado y
aplicado al beneficio empresarial pero, ¿qué pasará cuando se otorgue autonomía
a la IA en la toma de decisiones en diversos aspectos de nuestras vidas?
¿Meros actores en la toma de
decisiones?
Las fases preliminares de la
inteligencia artificial son algo ya cotidiano para nosotros, y salen en nuestro
socorro por ejemplo en sistemas de asistencia al vehículo: cuando uno pisa a
fondo el freno se olvida de lo que sucede, pero hay todo un sistema de
seguridad en el coche que gestiona el movimiento de las ruedas para evitar que
el vehículo se salga de su trayectoria. El sistema adopta en este caso la
decisión óptima para salvar nuestras vidas, pero no deja de ser un ordenador
buscando eficiencia, y es esto precisamente lo que preocupa a un creciente
número de voces.
Los ordenadores cada vez piensan
mejor y más rápido que nosotros. ¿Puede que un día seamos meros actores en la
toma de decisiones? Ni Woz ni Musk piensan en un futuro apocalíptico digno de
Terminator, pero sí en que los avanzados sistemas gestionen las empresas y
gobiernen, por extensión, nuestras vidas.
“Si permitimos que estas máquinas
se encarguen de todo, ¿podría llegar el día en que decidan librarse de los
lentos humanos en la toma de decisiones?”, se pregunta preocupado Wozniak.
No hay comentarios:
Publicar un comentario