El fastuoso
estilo de vida de las familias reales indias
BBC Mundo - lunes, 9 de marzo de 2015
La realeza en India perdió su poder
oficialmente cuando la nación alcanzó la independencia en 1947, pero los
marajás modernos siguen siendo adinerados e influyentes. Y aún organizan
lujosas bodas que parecen de cuento de hadas.
"Uno no se preocupa del costo cuando se
trata de esto", dice el padre del novio.
Y por lo que veo a mi alrededor -elefantes con
tocados dorados y camellos adornados con intrincadas decoraciones- parece que
es fiel a sus palabras.
Las bodas son eventos extravagantes en India.
Se espera que quien la organice no escatime en recursos y gastos para hacer de
ella un gran espectáculo.
Pero el término espectáculo adquiere un nuevo
significado con el enlace entre el príncipe Jaideep Jadeja y la princesa
Shivatmika Kumar, la primera boda real a la que asisto.
Posiblemente sea la boda más opulenta en la
historia de la India independiente, ciertamente es una escena sobrecogedora. Y
ni siquiera es la ceremonia matrimonial.
Los invitados pasan toda una semana antes del
matrimonio mismo en la localidad de Rejkot, en la residencia de la familia del
novio de 23 años, Jaideep Jadeja, hijo del príncipe Mandhata Sinh Jadeja, del
otrora principado estatal de Sahrashtra, en Gurarat.
Caballo Camello
Su novia de 25 años, Shivatmika Kumar, es la
princesa del exprincipado estatal de Dungarpur, en Rajasthan, ni siquiera
estará en el mismo estado hasta que ambos se encuentren en Bangalore, a miles
de kilómetros de distancia.
Rajkot es un pueblo tranquilo de unos 1,3
millones de habitantes que cobra vida durante estos siete días. La principal
atracción es una gran procesión de ocho kilómetros: cinco mil personas,
incluyendo 30 príncipes en sus atuendos reales, desfilan al lado de camellos y
elefantes, uno de los cuales carga al novio en un trono dorado.
Elefante Procesión de elefante
Orquestas entonan canciones populares del cine
de Bollywood mientras océanos de curiosos se forman en las calles y observan
desde los techos, trenes y escaleras. Una cadena humana protege a los
privilegiados de ser abrumados por la muchedumbre de admiradores.
Bien podría ser la escena de una película; el
resplandor, la emoción, la muchedumbre son surreales.
Después está la espléndidamente decorada Villa
Ranjit, la mansión de 100 habitaciones de la familia real de Saurashtra que fue
construida en 1870. Y esta fiesta parece que corre por cuenta de ellos.
Villa Ranjit
Pero entre toda esta grandeza, hay marcadas
divisiones. Aquí están los ricos y famosos en trajes y joyas caras, observados
tanto en admiración como adulación por montones de personas, muchas de las
cuales no se ganan US$0,5 al día.
Les pregunto a unos qué piensan de este
despliegue de lujo y riqueza.
"Me encanta todo esto. Se ven tan hermosos",
dice Geeta de 16 años. "Me cae bien la realeza porque son parte de nuestra
tradición pero no me gustaría casarme con uno de ellos", añade.
"No podría comer en la estantería
callejeras ni montar en mi motoneta".
Una mujer de edad dice que le parecería una
buena idea que los reyes estuvieran de vuelto en el poder, a lo que otro
responde, "No, amamos nuestra democracia".
Mirando desde las escaleras
El padre del novio parece no molestarle todo
este gasto. "Es una celebración en la que hemos incluido todo los sectores
de la sociedad", afirma el príncipe Mandhata Sinh Jadeja.
Dice que su familia contribuye a la comunidad
local de muchas maneras. "Le hemos dado de comer a 17.000 personas en
Rajkot. Hemos organizado campamentos de donación de sangre. Estamos
patrocinando a los pobres y necesitados al ayudar a las organizaciones que los
asisten. Estamos haciendo enormes donaciones para los pobres. Así que, ¿qué
podría haber de malo con hacer este gasto?
Pero, ¿hacen lo suficiente? Muchos indios están
incluidos en las listas de multimillonarios globales y podría argumentarse que
los ricos de India podría ayudar más a los pobres.
"Sí, definitivamente", concuerda.
"Los ricos como nosotros tenemos una responsabilidad mayor hacia los
pobres y deberíamos hacer más".
Después de las festividades tradicionales en
Rajkot, más de 600 invitados vuelan miles de kilómetros al sur, en Bangalore,
la ciudad natal de la madre de la novia. La sede del matrimonio es el magnífico
palacio de Bangalore, inspirado en el palacio de Windsor, una de las
residencias de la reina Isabel II de Inglaterra.
Palacio de Bangalore
La fiesta aquí es tan opulenta como la de
Rajkot; un evento igualmente lujoso y elegante pero para un grupo privado de
los miembros de la antigua realeza.
Como muchos en la realeza india, a esta familia
le ha ido muy bien en los negocios, ha invertido en energía hidráulica,
biocombustibles y otros sectores. Tuvo dinero de sobra (más de US$500.000) para
comprar de vuelta el Rolls Royce Estrella de India, un automóvil que la familia
había vendido hace unos 40 años.
Yaduveer Krishnadatta, de 22 años, el recién
coronado rey del exprincipado estatal de Mysore, estudió en Estados Unidos pero
regresó para continuar con la tradición y negocios familiares. También se
casará pronto con una joven seleccionada por su familia, una princesa.
Cuando le pregunto a este callado y tímido
joven con su tocado cargado de diamantes si podría casarse con una plebeya,
responde firmemente, "No. Quiero casarme con una chica de la realeza. Es
un deber continuar con la tradición".
El novio, Jaideep Jadeja, cuyo matrimonio
estamos celebrando, se ríe de mi pregunta. "La razón principal para que
nosotros nos casemos entre la familia real es porque a los plebeyos les
quedaría muy difícil ajustarse a las restricciones de un hogar real",
señala.
El novio
Es posible que no sea fácil vivir una vida que
todavía esté anclada en el pasado.
A pesar de que la novia, Shivatmika Kumar,
tenga un título de psicóloga y venga de Bangalore, a las mujeres de estas
familias se les espera que se queden en casa.
Cuando la conozco antes del matrimonio, está
cubierta de pies a cabeza en rojo y no está dispuesta a levantarse el velo.
"No está permitido", me dice.
Le pregunto si le agradará mudarse de una gran ciudad
como Bangalore a la más pequeña Rajkot. "Si, estaré muy contenta",
dice. "Mis padres decidieron esta unión y estoy segura de que será lo
mejor para mí. Continuaré con mi tradición".
La novia y su séquito
Hay que tener en cuenta que, hasta este momento,
sólo ha visto al novio un breve momento.
"Mi única condición fue que le gustaran
las mascotas y así es. Así que estoy feliz".
La novia
Cuando el matrimonio termina unas horas
después, los esposos salen para Rajkot donde habrá más festividades.
Me doy cuenta que los majarás son un reflejo de
lo que le pasa a India como nación. Caminan sobre una cuerda floja, tratando de
balancear la modernidad con sus valores tradicionales.
También me doy cuenta de que los príncipes y
princesas no son únicamente los protagonistas de los cuentos de hadas de mi
hija. Por un momento, yo entré en un mundo donde la leyenda se mezcla con la
realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario