La caída del euro anima a las firmas europeas y
golpea a las de EE.UU.
The Wall Street Journal. - viernes, 13 de
marzo de 2015
El derrumbe del euro y las
políticas de crédito barato aumentan el optimismo entre las empresas europeas
de que la región empieza finalmente a experimentar una recuperación económica
digna del nombre. La buena suerte de Europa, no obstante, es un dolor de cabeza
para sus competidores estadounidenses, que tienen que aprender a convivir con
el alza del dólar.
“Estamos sacando rédito”, reconoce Massimo
Vian, presidente ejecutivo del gigante italiano de gafas Luxottica, cuyo mayor
mercado es América del Norte. Las ventas del cuarto trimestre crecieron 12% en
dólares, cuya fortaleza se traduce en mayores ganancias en euros. “De seguir
así, evaluaremos la posibilidad de disminuir los precios o incrementar la
cantidad de inauguraciones de locales o incluso elevar las inversiones”.
Al cierre de esta edición, la moneda común se
cotizaba a 1,064 unidades por dólar, un alza de 0,87% frente al día previo,
cuando marcó un mínimo de 12 años.
No está claro si el debilitamiento del euro, el
estímulo monetario y el abaratamiento de la energía bastarán para sacar a la
zona euro de su prolongado letargo. De todos modos, líderes empresariales,
economistas y autoridades están convencidos de que la región al menos comienza
a doblar la esquina.
Las empresas estadounidenses que generan buena
parte de sus ingresos en el exterior, no obstante, afrontan más problemas para
competir en los mercados internacionales y a algunas les preocupa que el
debilitamiento del euro apenas esté empezando. “El tipo de cambio se ha vuelto
un viento en contra importante”, dijo John Kritzmacher, director financiero de
John Wiley & Sons. Puesto que cerca de la mitad de la facturación de la
casa editorial especializada en textos académicos proviene de fuera de Estados
Unidos, los “resultados sienten el impacto adverso del fortalecimiento del
dólar, en particular frente al euro y la libra esterlina”, manifestó
Kritzmacher el martes durante una conferencia telefónica con un grupo de
inversionistas.
Una fuerza poderosa detrás de la caída del euro
es el programa de estímulo del Banco Central Europeo anunciado en enero. El BCE
imprimirá más de un billón de euros para comprar bonos soberanos y otros
activos con la esperanza de elevar la tasa de inflación, que ahora es negativa.
“El impacto del programa y de las medidas monetarias previas del BCE es
visible”, indicó el martes el presidente de la entidad, Mario Draghi.
Por el contrario, el veloz ascenso del dólar
debilita la inflación en EE.UU., alejándola de la meta de 2% en 12 meses fijada
por la Reserva Federal. Eso podría hacer que la Fed lo piense dos veces antes
de empezar a subir las tasas en los próximos meses. La presidenta del banco
central de EE.UU., Janet Yellen, señaló en su comparecencia ante el Congreso en
febrero que el organismo subirá las tasas una vez que se sienta “razonablemente
seguro” de que la inflación se encamina a la meta de 2% anual, después de pasar
casi tres años por debajo de esa cifra.
Alemania, una potencia exportadora, sería uno
de los principales beneficiarios de la devaluación del euro. “El ánimo de los
consumidores alemanes es el más positivo que ha existido en años”, asevera
Oliver Bartels, portavoz de la cervecera Brauerei Becks & Co., con sede en
Bremen. “Estamos lanzando al mercado más productos premium y de precios altos,
puesto que están teniendo una buena acogida en este momento”, agrega.
El envión económico es incluso más bienvenido
en Francia e Italia, la segunda y la tercera economías de la zona euro, que a
duras penas se expanden. “Obtenemos un aumento importante de los márgenes”,
dice Eric Rumeau, presidente ejecutivo de Mapaero, un fabricante francés de
pinturas para el sector aeronáutico.
La aerolínea Air France-KLM SA no está del todo
conforme. Cerca de 40% de sus costos son en dólares, en su mayor parte
combustible, de modo que el fortalecimiento de la divisa estadounidense cancela
el efecto positivo de la caída del petróleo. La línea aérea, no obstante,
espera que la depreciación del euro revitalice la economía europea y sus ventas
en la región. También está reforzando sus campañas publicitarias para que los
turistas estadounidenses pasen sus vacaciones en Europa.
La casa italiana de moda Salvatore Ferragamo
está logrando un impulso tanto de sus ventas globales como de los turistas que
llegan a Europa desde América del Norte o Asia, subraya su presidente
ejecutivo, Michele Norsa. “Hemos visto que los chinos gastan dinero en todo el
mundo”, asevera. “La dinámica de nuestros locales minoristas en Italia (…)
también ha sido extraordinaria”. Los visitantes de China gastaron en Europa 34%
más en enero que en igual mes del año pasado, informa Marie Bergfelt, vocera de
Global Blue, una empresa suiza que procesa devoluciones de impuestos para los
turistas.
Las compañías estadounidenses, en cambio, ven
más que nada efectos negativos. El descenso del euro “nos perjudica”, afirmó
Jeffrey Jacobson, vicepresidente ejecutivo a cargo de la división de tecnología
de Xerox Corp. en un reciente encuentro con inversionistas. Xerox generó
alrededor de 20% de sus ingresos del año pasado, de US$19.500 millones, en
Europa.
Mondelez International Inc., el conglomerado
que fabrica los chocolates Cadbury y las galletas Oreo, obtiene 80% de su
facturación en monedas que no están vinculadas al dólar. El grupo anunció la
semana pasada un aumento de los precios en Europa para compensar la devaluación
del euro. Su presidenta ejecutiva, Irene Rosenfeld, reconoció en una
conferencia telefónica con analistas que los consumidores habían optado por
alternativas más baratas y que las ventas habían caído. “No cabe duda. En
Europa, en particular, enfrentamos vientos en contra de corto plazo conforme
los consumidores y los clientes se adaptan a los nuevos precios”, dijo.
Las fluctuaciones en los mercados de divisas
demorarán en impactar los precios y las ganancias de muchas compañías. El
vitivinicultor francés Gilles Crochet, por ejemplo, dice que todavía no siente
el impacto de la devaluación del euro. Aunque exporta 65% de su producción y
EE.UU. es su principal mercado, sus pedidos se realizan y sus precios se fijan
con un año de antelación. “No pienso mucho en la moneda”, sostiene. “Somos
artesanos, no comerciantes”.
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