El tiradero de Latinoamérica
Forbes - miércoles, 18 de marzo de 2015
Persisten los claroscuros en Latinoamérica: 60%
de la población sigue perteneciendo a la clase baja, la clase media se sitúa en
30%, y sólo 2% es de clase alta.
El sábado pasado tuve lo oportunidad de
participar en un panel de discusión sobre el desarrollo económico y seguridad
de la región de América Latina, invitado por Harvard Initiative for
Latin-American Relations (HILAR) y por World Entrepreneurs (WE) en el Centro de
Congresos de Querétaro. Tuve la suerte de compartir el panel con un brillante
especialista de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal),
Willy Zapata.
Al término de la exposición en la que
estuvimos, la moderadora nos preguntó a ambos ¿cuál sería, en nuestra opinión,
la expectativa para los próximos 10 años en la región? Y los dos nos quedamos
fríos con la pregunta, porque obviamente nadie tiene una bola mágica para
saberlo y verdaderamente no hay respuesta correcta. En lo personal decidí hacer
una reflexión general sobre la región, cambiar la pregunta y dirigírsela a la
audiencia, estudiantes universitarios de toda la región; les comparto mi
reflexión y, al final, la pregunta modificada.
“Bajo esta expectativa, a los jóvenes aquí
presentes les dejamos una región con un gran tiradero, a pesar de que
Latinoamérica creció consistentemente durante los años 2000, lo que ha servido
para que las crisis internacionales, como la del 2008 y la actual crisis
geopolítica, no nos golpearan tanto, pero nuestra región sigue presentando
claroscuros: 60% de la región sigue perteneciendo a la clase baja –según el
Latinobarómetro de 2013–, la clase media se sitúa en el 30% de la región, y el
2% es considerada clase alta, que es en donde se concentra el desarrollo
económico. Seguimos siendo una región en donde dominan los monopolios, ya sean
privados, grandes empresas en donde se concentra la producción y la riqueza;
estatales, empresas del Estado que concentran las actividades primarias y no
permiten la participación nacional o extranjera (véanse las empresas
energéticas), y los monopolios políticos o sociales, en donde encontramos a los
partidos políticos y/o grandes sindicatos de trabajadores que absorben y
dirigen una buena parte del beneficio de las políticas públicas del Estado para
ellos mismos.
A pesar de haber disminuido la tasa de pobreza
en los últimos años, tenemos más pobres en situaciones críticas, y ha aumentado
la cantidad de ricos, por lo que la brecha de desigualdad sigue en aumento; no
obstante, gracias a que una gran cantidad de pobres han mejorado su situación,
hoy se está viviendo el efecto de “la trampa de la clase media”, el cual se da
cuando una parte de la sociedad que vivía en pobreza empieza a vivir una mejor
situación, y quedan atrapados como clase social debajo de la clase media, pero
no les alcanza el desarrollo como para seguir mejorando y sufren los altos
costos del crecimiento de la sociedad. Este hecho se ilustra con el caso de las
clases sociales que poco a poco han mejorado su calidad de vida en Brasil, pero
cuando sube el transporte público no pueden absorber estos costos y salen a la
calle a quejarse, tal como pasó antes del Mundial de futbol, o como hace una
horas, que están quejándose del modelo económico y de la corrupción en el
gobierno.
Para bien o para mal, la región empieza a dejar
atrás los dogmas de la izquierda y la derecha. Hoy vemos, a la par, exitosos y
desastrosos gobiernos de derecha e izquierda; es más, estamos frente al
rompimiento de paradigmas al ver una Cuba en negociaciones amistosas con
Estados Unidos, y una Venezuela que a pesar de la fortaleza de su petróleo no
le está sirviendo de nada para mantener su sistema político. Y ver que los
crecimientos económicos se dan en distintos regímenes (Paraguay, Chile, Ecuador,
Perú y Panamá son los que van a la cabeza del crecimiento).
Curiosamente, si comparamos estos crecimientos
con la aceptación de sus gobernantes, los presidentes están reprobados en la
evaluación presidencial. Sólo los presidentes de Honduras y de Nicaragua se
encuentra entre 66 y 60% de aprobación, mientras que todos los demás se sitúan
debajo del 52%, hasta rangos que llegan al 31% de aprobación, como el que tiene
el presidente Ollanta Humala de Perú.
Para finalizar el análisis, aquí otros datos
variados sobre las opiniones de la sociedad en la región que da el
Latinobarómetro: tenemos que el 42% piensa que el gobierno no podrá resolver la
situación económica; el 53% piensa que es poco probable que puedan hacer algo;
el 55% de la población no se ha conectado nunca a internet; sólo el 21% se
conecta a diario a internet y sólo el 38% usa redes sociales.
La pregunta reformulada a los jóvenes de la
conferencia fue la siguiente: ¿Qué tipo de región quieren ustedes para dentro
de 10 años, cuando ustedes estén liderando la política, la economía y la
sociedad de la región?
Y para terminar, una recomendación: para
crecer, la región necesita mejorar en Estado de derecho, en bajar la corrupción
tanto privada como pública, aumentar los niveles de seguridad y bajar la
delincuencia, aumentar la escolaridad de la población, disminuir la
desigualdad, bajar la tasa de homicidios, aumentar las variables de la
expectativa de vida, mejorar las condiciones del medio ambiente, disminuir la
contaminación del agua y el aire, entre otras. Si hacemos algo en estos temas
estoy seguro que la región en 10 años podrá tener un mejor escenario económico.
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