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domingo, 29 de marzo de 2015

Historia

Polvos que cambiaron el mundo: Ocho episodios sexuales que modificaron la Historia


El Confidencial - ‎  ‎marzo‎ de ‎2015
El estudio de la Historia, como el de cualquier otra disciplina, tiene sus propias metodologías. Algunas de ellas inciden en entender los procesos históricos como cúmulos de circunstancias que terminan empujando los acontecimientos en una dirección o en otra; otros se centran en los personajes con nombres y apellidos como motores de cambios que no se habrían producido de otra manera. Lo que no es tan habitual es que se entienda la Historia como el producto de los deseos sexuales de sus protagonistas en particular y de la sociedad en general, pero estos han jugado un papel importante a la hora de movilizar ejércitos o acercar posiciones políticas.

No se trata tan sólo de los escándalos sexuales: muchos de los intereses de monarcas y gobernantes pasaban por satisfacer sus necesidades carnales, a veces disfrazadas de política de Estado. Algunos de los acontecimientos históricos que presentamos a continuación han sido recopilados en Cracked por Kathy Benjamin, autora de Funerals to Die For; otros forman parte de la intrahistoria olvidada del ser humano. Sea como fuere, nos ayudan a entender cómo lo personal termina determinando el devenir histórico.

Las prostitutas que combatieron en la Guerra de Secesión

Toda contienda bélica necesita hombres valientes dispuestos a pasar largas temporadas lejos de sus mujeres, con todo lo que ello implica. Por eso, cuando la Guerra Civil estadounidense estalló en 1961, el general de división Joseph Hooker tuvo la brillante idea de enrolar una horda de prostitutas para que acompañase a su compañía con el objetivo de reconfortarla tras los sinsabores de las batallas diurnas, entre las que se cuentan la derrota en Chancellorsville frente al general Robert E. Lee. La leyenda sugiere que el término “hooker” (“prostituta”) pudo derivar de su nombre, aunque algunos documentos muestran que dicha palabra se utilizaba antes de que este militar se hiciese famoso de costa a costa.

El caso Profumo o la espía que me achuchó

La primera mitad de los años 60 fue, quizá, el momento más crítico en las relaciones entre bloques durante la Guerra Fría. También en Reino Unido, donde estaban a punto de descubrir el contraespionaje que intelectuales de Cambridge llevaban practicando años. Pero no fueron Anthony Blunt ni Guy Burguess quienes sacudieron la política británica con su trabajo para la Unión Soviética, sino el Ministro de Guerra conservador John Profumo, que conoció (bíblicamente) a la joven bailarina Christine Keeler en 1961. La Cámara de los Lores le habría perdonado su desliz (aunque quizá no su mujer, la actriz Valerie Hobson), si no fuese por un pequeño detalle: Keeler también había mantenido relaciones con Eugene Ivanov, agregado naval de la embajada soviética en Londres, estrechamente vigilado por el MI5. En resumidas cuentas, Profumo la lío pardísima y, aunque en la Cámara de los Comunes lo negó todo, terminó viéndose obligado a dimitir y el escándalo afectó a las elecciones de 1964, en las que el Partido Laborista volvió al poder después de 12 años. Keeler, que fue encarcelada por sus relaciones sexuales, terminaría definiendo el asunto como “un polvo de conveniencia y de muy buena educación”, como recoge The Guardian.

Catalina de Bora, la mujer que consiguió que los sacerdotes se casaran

El devenir de los tiempos ha provocado que todo el mundo sepa quién fue Martín Lutero, líder de la Reforma protestante, pero muy pocos recuerdan a su esposa Catalina de Bora, venerada especialmente en Alemania. A los 16 años de edad, Catalina tomó los votos de monja y, como otras tantas religiosas de su época, empezó a interesarse por el incipiente movimiento reformista. Ello le llevó a escapar con otras 11 monjas en la víspera de Pascua de 1523 a Wittenberg, donde fueron recibidas por Lutero. A pesar de tener un gran número de pretendientes, Catalina lo tenía claro, y su corazón pertenecía al agustino. Lutero fue uno de los grandes defensores del matrimonio sacerdotal, como él mismo puso en práctica al casarse con Catalina el 27 de junio de 1525, una relación de la que nacerían seis hijos.

Faraones que se masturbaban en el Nilo

Una popular leyenda del Antiguo Egipto sugería que la corriente del río Nilo era producto de la eyaculación del dios solar Atum, “el que existe por sí mismo” y que surgió del “océano primigenio” a través de la autofelación, la sudoración y sus lágrimas. Un tipo muy apañado. Por ese motivo, todos los años, los faraones se masturbaban en el río Nilo para garantizar que el río era fecundado por una semilla divina. No eran los únicos que se daban al onanismo: muchas celebraciones egipcias incluían masturbaciones públicas para demostrar la potencia sexual de los varones.

El rey que pactó con Francia para irse de putas

Durante siglos, los británicos y franceses fueron grandes enemigos, al menos hasta que Eduardo VII, hijo de la Reina Victoria, decidió tender una mano a sus vecinos en el pacto que sería conocido como la Entente Cordiale. Benjamin sugiere que el acercamiento pudo deberse tanto a razones políticas como personales: Bertie, como era conocido el monarca, era un fiel aficionado al alcohol, las juergas y las mujeres, concretamente a las mujeres de los burdeles franceses, aunque entre sus amantes se contaron figuras históricas como Sarah Bernhardt, Alice Keppel (bisabuela de Camilla Parker Bowles) o la madre de Winston Churchill. Hasta diseñaron un simpático asiento en el que poder tumbar su oronda figura para mantener relaciones con varias mujeres al mismo tiempo. ¿Pudieron ser sus aficiones las que provocaron que el 8 de abril de 1904 se firmase el tratado de no agresión entre Francia y Reino Unido, básico en el devenir de la Primera Guerra Mundial?

Huelgas sexuales: nada de hacer el amor hasta que echemos al presidente

Durante los últimos años se han popularizado las huelgas sexuales como herramienta de lucha pacífica. Una interesante arma dados los éxitos de recientes propuestas, como la que llevaron a cabo las mujeres de Pereira en Colombia para poner fin a las peleas de bandas o la que, protagonizada por mujeres filipinas, consiguió detener los enfrentamientos entre tribus vecinas. Algunos documentos señalan que esta clase de huelga se remonta al año 2.500 a.C., unos cuantos siglos antes de que Aristófanes escribiese Lisístrata. ¿El caso más sonado? El de la Premio Nobel Leymah Gbowee, que consiguió detener la guerra civil liberiana entre cristianos y musulmanes manteniendo las piernas cruzadas.

Gengis Khan es tu padre

El conquistador mongol consiguió unificar uno de los imperios más grandes de la historia del hombre no sólo con su espada, sino también con su pene. Su voracidad sexual era ampliamente conocida (llegó a acumular 36 esposas), aunque al contrario de lo que cabría pensar dado el salvajismo del mongol, este trataba a sus conquistas con respecto y consideración. Una investigación publicada en el año 2003 por estudiosos ingleses señaló que una de cada 200 personas que viven en el mundo y un 8% de los habitantes de su zona de influencia comparten con Temuyin el cromosoma Y, que se transmite a los varones y siempre se hereda del padre.

La sangrienta guerra entre los Hatfield y los McCoy


Aunque en España se desconozca dicho episodio histórico, en Estados Unidos es relativamente frecuente referirse al enfrentamiento entre las familias Hatfield y McCoy que se desarrolló entre 1863 y 1891 y que dejó tras de sí 12 cadáveres, 10 heridos y unos cuantos presos en las cárceles de Virgina Occidental. Aunque las dos familias irlandesas habían tenido encontronazos durante años, el conflicto estalló cuando Roseanne McCoy penetró (o mejor dicho, fue penetrada) en lo oscuro con Johnse, hijo de los Hatfield. Esta última familia anuló todo posible compromiso que limpiase el honor de Roseanne, lo que dio pistoletazo de salida a un círculo vicioso de venganzas y guerra sucia hasta que Ellison Hatfield fue ejecutado en la horca ante miles de personas en el año 1888, momento en que las aguas empezaron a calmarse.

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