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viernes, 4 de julio de 2008

Medallas

"Devolveré el favor con medallas"

El Consejo de Ministros nacionalizo hoy a Alemayehu Bezabeh, mediofondista etíope que llegó sin papeles y que promete en los 5.000 metros

Hace poco más de siete meses Alemayehu Bezabeh proclamó: Quiero ser español. Hoy el Consejo de Ministros decidirá muy probablemente que Alemayehu Bezabeh, nacido en Etiopía no se sabe exactamente cuándo en sus papeles de refugiado político figura que nació el 1 de enero de 1986: la fecha que decidió la Comunidad de Madrid después de determinar midiéndole la muñeca cuando le examinaron que tenía 18 años y un día, edad que no le permitía acogerse a los beneficios de ser menor, es, en efecto español.
Bezabeh lo será por carta de naturaleza, la fórmula que le permite, atendiendo al interés general de la nación, acortar los plazos de la nacionalización. Porque Bezabeh, que llegó a España sin un duro, convencido de que podría ganarse la vida corriendo y dormía en un parque de Madrid hasta que lo acogió la asociación Karibu y lo pudo en contacto con el club Bikila, es un atleta que, si no le salen muy mal las cosas, podría participar como español en los Juegos Olímpicos de Pekín en los 5.000 metros.

La falta de papeles le impedía a Bezabeh competir en el extranjero e incluso permanecer en España. Este mes caducaba su permiso de residencia. Agradezco mucho el apoyo de las autoridades españolas, dijo Bezabeh, que reside en el madrileño barrio de Entrevías alojado en la casa de una familia etíope. Y prometo que no decepcionaré a nadie, que devolveré el favor con medallas. Para lograr plaza en el equipo olímpico español, Bezabeh deberá antes conseguir la marca mínima en los 5.000 metros, un registro que ya ha logrado como etíope, y luego demostrar su valía en el campeonato de España, que se celebra el 27 de julio en Tenerife, ante atletas españoles como Jesús España, actual campeón de Europa, Carles Castillejo, Ayad Lamdassen o el renacido José Antonio Redolat. La mínima es algo que no le causará problemas, dice su entrenador, Manolo Pascua. Seguramente la consiga en el mitin de Barcelona, dentro de 10 días, aunque quizás se lo impida las molestias que padece en una pierna. Pero este chico vale 13m 10s, un tiempo que no sólo le permitiría estar en la final de Pekín, sino incluso bastante delante. Las molestias de Benzabeh provienen de una fractura de fatiga en la tibia y se podrían haber evitado con un largo periodo de descanso. Pero este chico no se puede parar. Vive de correr, dice Pascua. Y, además, apenas se queja, quizás porque soporta el dolor como nadie. Yo, por si acaso, le hago entrenarse en superficies blandas y le digo que corra con clavos lo menos posibles. La próxima semana, de todas maneras, le haremos una resonancia y veremos exactamente sus males.

Alemayehu es un chaval encantador, cuenta María José Martínez, esposa de Pascua y también entrenadora. Me acuerdo que el otro día le llevé en mi coche a hacer unas gestiones y se empeñó en pagarme la gasolina. No le dejé, claro. Si su historia termina bien será bastante similar a la de Francis Obikwelu, el velocista nigeriano que llegó a Portugal para participar en un Mundial juvenil. Se quedó en Lisboa trabajando en la construcción y viviendo bajo un puente hasta que pudo demostrar su valía. En Atenas 2004 se proclamó subcampeón olímpico de los 100 metros. Ahora vive en Madrid y se entrena con Pascua y Martínez.

Pero la diferencia es que Francis llegó como atleta reconocido y a Alemayehu no lo conocen ni en Etiopía, dice Miguel Mostaza, su representante. Nunca ha corrido con el equipo etíope,por lo que no tendrá problemas para formar parte del equipo español. Tales problemas son los que están viviendo los cubanos nacionalizados Luis Felipe Méliz, saltador de longitud, y Frank Casañas, lanzador de disco, cuya presencia en Pekín es aún una incógnita debido a una diferencia entre los reglamentos de la federación internacional y la Carta Olímpica.

Mientras, el ejemplo de Bezabeh cunde y ya han sido varios los extranjeros sin papeles que han acudido a las pistas de Madrid en las que se entrena el etíope para explicar que son atletas y que quieren competir como españoles. El otro día estuvieron aquí dos chavales marroquíes empeñados en que los cogiera, dice María José Martínez. Pero su nivel era bajo.

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