Cómo lograr que tu equipo de
trabajo avance coordinado
FORBES- 4 de mayo de 2016
Para que un equipo sea eficiente,
sus miembros deben tirar en la misma dirección. La dificultad radica en la
forma como se enfrentan los retos.
Una característica importante del
éxito organizacional consiste en la capacidad de los miembros para trabajar
como una unidad coordinada. Es tan relevante que el triunfo de un equipo de
trabajo –sea en una gran corporación o en un pequeño proyecto de
emprendimiento– depende de la posibilidad que se tenga de caminar juntos, sin
codazos, en forma armónica. No obstante, es muy difícil hacerlo. También, hay
que decirlo, es posible.
En esta condición, es muy
importante entender que para alcanzar objetivos y traspasar la línea de meta es
preciso comprender que la conjunción de esfuerzos se debe sumar y el desempeño
de los miembros de un equipo debe tirar en la misma dirección para avanzar en
forma eficiente, ordenada y armónica. La dificultad radica en la forma en la
que se enfrentan los retos. El comportamiento humano es una compleja red de
elementos, unos conscientes y otros no tanto, que se ven inmersos en un entorno
específico influido por una variedad de sucesos que a unos los afecta en una
forma y a otros en otra totalmente diferente.
Además, el comportamiento se ve
controlado por el poder del hábito. No hay nada más difícil que tratar de
cambiar la cotidianidad, las formas usuales que tenemos para hacer las cosas.
Intentar cambiar de punto de vista es una obra titánica, aunque todos decimos
estar dispuestos a recibir sugerencias, a modificar el estado de las cosas o a
innovar. Claro, si el cambio lo proponemos nosotros, entonces las resistencias
nos parecen un lastre pesado de arrastrar; cuando las modificaciones vienen de
otro lado, la perspicacia y la resistencia hacen su aparición en escena.
Por lo tanto, es sumamente
significativo tener la capacidad de hacer un alto en el camino y reflexionar
sobre el papel que nos toca desempeñar para que el equipo de trabajo avance en
forma coordinada. Es necesario tener una visión global para tener un punto de
vista que nos lleve a observar las bondades de hacer algo nuevo y las
desventajas de seguir haciendo lo de siempre; para valorar las maravillas de
continuar como hasta ahora y medir las consecuencias de tomar un nuevo camino.
Cada quien su papel… en armonía
Lo que no es adecuado es que cada
miembro del equipo avance en diferentes direcciones, a su paso y con sus
propios objetivos, en vez de valorar lo que necesita el equipo en su conjunto.
Cuando un grupo de personas trabajan juntos diariamente, el lugar de trabajo se
convierte en un escenario en el que cada quien representa un papel. Unos son
roles protagonistas otros antagonistas, hay papeles secundarios y todos juegan
a simbolizar ciertos títulos. En esa condición, los colegas y la interacción
que tenemos con ellos encuentran sustento en motivos metaprofesionales, que,
sin darnos cuenta, afectan la coordinación de los avances de un equipo de
trabajo.
Así, intereses estrictamente
personales pueden bloquear el avance de un proyecto o el aterrizaje de una
idea. La influencia predominante de la personalidad afectan el comportamiento
cotidiano de un grupo de personas que colaboran juntas. La influencia de la
cultura en la forma de trabajo es una influencia directa sobre los tiempos y
movimientos armónicos de un proyecto.
Avanzar en forma coordinada es
una característica relevante que debe ser tomada en cuenta. Las consecuencias
de no trabajar en forma coordinada afectan directamente la probabilidad de
éxito o fracaso de un proyecto. La comprensión del cuidado que debemos tener
con los elementos que conforman nuestro equipo de trabajo es uno de los
comienzos para ir adelante en forma armónica.
Es decir, debo estar al pendiente
del tipo de conductas y desempeños que tengo y tienen las personas que están
juntas queriendo alcanzar metas comunes. Todo comportamiento trae consecuencias,
desata una cadena de acciones favorables o que no ayudan a avanzar o estancan
al proyecto.
Si los efectos de nuestras
conductas son positivos, el deseo de cooperar y de trabajar en forma cercana
con los colegas será un efecto inmediato. Por el contrario, si son negativas,
el equipo estará dividido, habrá desconfianza. El efecto virtuoso es el
progreso para alcanzar lo que se pretende.
Es justo decir que un equipo no
coordinado puede lograr buenos resultados, sin duda. Lo que pasa es que lo hará
en forma más lenta, menos eficiente, más costosa y menos redituable. Los
equipos que establecen en forma armónica un estilo de trabajo coordinado,
logran un compromiso que los une: una responsabilidad mutua.
Ningún grupo puede llamarse
profesional si cuando llegan los momentos de prueba, todos sacan las manos y se
señalan unos a otros para echarse la culpa. La responsabilidad de un equipo
tiene que ver con su comportamiento y su confianza. Todos y cada uno de los
miembros son responsables y cada quien conoce su tramo de responsabilidad. Si
uno falla, los demás lo asisten y sacan el tema adelante.
Avance coordinado
La contribución personal se enfoca
en hacer todo lo que esté al alcance para ayudar a que el equipo cruce la línea
de meta al mismo tiempo y cada cabeza se vea coronada con su propio laurel.
Cada uno responde a su reto personal específico y busca resultados concretos y
contribuir a alcanzar objetivos significativos.
Avanzar en forma coordinada no
obedece a circunstancias fortuitas: hay que trabajar duro para construir las
condiciones que lo permitan. Los equipos de trabajo son unidades dinámicas que
cambian constantemente y requieren modificaciones continuas para seguir siendo
viables y productivas; por lo tanto, es importante cuidar que la forma de
trabajo garantice y privilegie el éxito del conjunto. Para ello es importante
entender que la debilidad de la cadena se encuentra en el eslabón más
vulnerable.
Un avance coordinado fortalece al
equipo: no falla si hay metas claras, objetivos compartidos y todos están de
acuerdo o tienen forma de expresar sus desacuerdos. Es preciso un compromiso
firme por parte de los miembros, subordinar agendas personales en beneficio del
grupo y vigilar el equilibrio en forma cuidadosa.
La importancia de avanzar en
forma coordinada radica en la seguridad de pertenencia, de que si por alguna
circunstancia me llego a atrasar, habrá una mano que se extienda para ayudarme
a salir del pozo y retomar el ritmo.
Cecilia Durán Mena- le
gusta contar. Poner en secuencia números y narrar historias. Es consultora,
conferencista, capacitadora y catedrática en temas de Alta Dirección. También
es escritora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario