La novela de 1910 que predijo la era de
internet
BBC Mundo - domingo, 22 de mayo
de 2016
El mundo futurístico retratado
por el escritor británico Edward Morgan Forster en su cuento de ciencia ficción
"La máquina se detiene" (1909) resulta inquietantemente familiar.
Las personas se comunican entre
sí a través de pantallas, las interacciones cara a cara se han convertido en
algo extraño, y el conocimiento y las ideas se comparten a través un sistema
que vincula cada hogar.
Pero ese mundo no fue imaginado
por un escritor contemporáneo, sino por un autor más bien conocido por sus
novelas sobre clases sociales e hipocresía, como "Una habitación con
vistas" (1908), "Howard´s end" (1910) —también conocida en
español como "Regreso a Howard´s End" o "La mansión"— o
"Pasaje a India" (1924).
"La máquina se detiene"
fue la única incursión de E.M. Forster en la ciencia ficción. Aunque si la
hubiera escrito hoy día tal vez ya no se trataría de pura fantasía.
Una máquina omnipresente
La novela relata la historia de
una madre y un hijo —Vashti y Kuno— que viven en un mundo postapocalíptico en
donde la gente vive en cápsulas individuales subterráneas, descritas como
"celdas de abejas", y cubren sus necesidades gracias auna máquina que
lo abarca todo.
Se trata de un mundo en el que
viajar no es muy habitual, los habitantes se comunican a través de pantallas de
video y la gente se ha vuelto tan dependiente a la Máquina que han comenzado a
adorarla como si se tratara de un ser viviente.
Neil Duffield, quien adaptó la
historia para el escenario del Teatro Real de York (Reino Unido) dice que
resulta "bastante extraordinario" la tecnología moderna que precide
la obra y cómo analiza los efectos que esta tendrá en los usuarios.
"E.M. Forster predijo la era
de internet en una época en la que la radio todavía no era un fenómeno de
masas".
"Habría parecido muy descabellado
en ese momento, cuando la gente ni siquiera usaba teléfonos. Y eso lo hace más
relevante ahora que en su época; estaba anticipando tecnologías como internet y
Skype", dice Duffield.
"Y predijo con impresionante
precisión el efecto que la tecnología tendría en nuestras relaciones
personales, en nuestros cuerpos y en nuestra filosofía y cultura".
"Es una advertencia para
nuestros días sobre todo a lo que nos estamos exponiendo", sentencia el
dramaturgo.
Esclavos de la tecnología
La directora de la obra, Juliet
Forster (que aunque comparte apellido no tiene relación con el autor), fue
quien presentó la obra a Duffield para que la adaptara al teatro.
Forster dice que se sintió
cautivada por la novela a fines de la década de 1980 y "año tras año, gana
más relevancia".
"Predijo toda esa
tecnología, y cómo los humanos reaccionamos a ella; eso es lo que me
fascina", admite.
"E.M. Forster tenía un
enorme conocimiento sobre la naturaleza humana y sobre cómo nos adaptaríamos y
perderíamos parte de nosotros mismos a través de la tecnología".
"Plantea la pregunta sobre
cuán lejos vamos a llegar para permitir que la tecnología sea en lo que
confiamos para funcionar".
Howard Booth, de la Universidad
de Manchester, experto en la obra de Forster, asegura que aunque la historia es
fascinante, sus ideas sobre la naturaleza humana son más importantes que las
predicciones tecnológicas.
"La gente lo lee y dice:
'Mira, hubo alguien que hace más de 100 años imaginó el mundo de internet y los
celulares inteligentes y muchos de los problemas a los que nos enfrentamos por
vivir inmersos en la tecnología y no prestar atención al mundo que nos
rodea'".
"Forster no fue un gran
futurólogo —la tecnología de "La máquina se detiene" no se parece
tanto a nuestra tecnología de hoy día—, pero sí comenzó a ver los problemas que
esta acarrearía, y que lo que está ahí para, supuestamente, ayudarnos a
desarrollar ciertas tareas puede convertirse en algo que necesitamos para vivir
y de lo que no podemos prescindir".
Temas recurrentes
Duffield está de acuerdo en que
el interés real de la historia radica en lo que revela sobre la naturaleza
humana.
"Es una historia muy
personal. Solo hay dos personajes principales, una madre y su hijo, que se
comunican a través de lo que hoy conocemos como Skype", dice Duffield.
"Eso es fundamental en la
historia, la relación entre ambos, y lo verdaderamente genial de la obra es
cómo logra explorar el impacto en la sociedad de este tipo de tecnlogíatan solo
a través de dos personajes".
Según Julie Forster, "la
relación entre lo material y lo espiritual" se vincula con otras obras más
conocidas del autor.
"El drama entre restricción
y libertad; la búsqueda de un equilibrio entre la naturaleza física y
espiritual; la necesidad de conectar con todas las clases sociales y pueblos.
Todas esas cosas las encuentras en su obra pero escritas de manera
completamente diferente", dice Forster.
De acuerdo con Booth, el cuento
de ciencia ficción de E.M. Forster, que tiene 12.000 palabras, "es
bastante similar a muchas de sus historias cortas, que a menudo contienen un
elemento de fantasía".
"Solía escribir cuentos con
tintes de ficción. En "El ómnibus celestial" (1911), por ejemplo, se
imagina ascendiendo hacia el cielo y encontrándose con otros escritores",
explica el académico.
Mundo maquinal
Booth también tiene una respuesta
a por qué Forster decidió escribir una historia de ciencia ficción.
"Hay varias cosas que que
están llegando a un punto crítico en 1908. Una es que Forster estaba pensando
más en religión; no en cristianismo ortodoxo, sino en unsentido espiritual, de
contacto con el mundo natural. Él cree que las cosas en la vida moderna cada
vez van más por ese camino".
"Y esos problemas de la vida
moderna también estaban impidiendo que las personas conectaran entre sí".
"También es una reacción a
una visión eufórica sobre la ciencia y el progreso que, junto a otros escritores
de su época, asocia especialmente a H.G. Wells".
El académico destaca "un
hito muy específico" que ocurrió ese mismo año: el aviador francés Henri
Farman, "la primera persona en manejar una nave más pesada que el aire (no
un globo aerostático o un dirigible) y hacer un recorrido y aterrizaje".
"A diferencia de los
hermanos Wright, que despegaron y se chocaron contra el suelo, esa fue la
primera vez que alguien probaba que se podría viajar por el aire y hacer volar
una aeronave".
"Puede que eso no parezca
gran cosa para nosotros, pero para Forster sugería que estábamos al borde de un
mundo maquinal".
"Temía que las máquinas se
hicieran con el control y de eso habla 'La máquina se detiene': de personas que
pierden la conexión con la vida y con el mundo y que viven a través de las
máquinas".
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