Mark Benioff, el paladín del
activismo social corporativo en EE.UU.
The wall
street journal - mayo de 2016
Cuando Carolina del Norte
promulgó en marzo una ley que restringe los derechos de los gays, el presidente
ejecutivo de Salesforce.com Inc., Marc Benioff, la criticó duramente a través
de tuits, hizo un llamado a otros líderes empresariales para que alzaran su voz
y despachó a empleados para que trabajaran con funcionarios del estado y grupos
de defensa.
Bajo presión de muchos sectores,
el gobernador Pat McCrory buscó rápidamente limitar el alcance de la
legislación.
Fue el tipo de demostración de
influencia que ha hecho de Benioff un maestro a la hora de promover el
activismo social entre los presidentes ejecutivos de Estados Unidos, ganando
influencia pese a la resistencia de los blancos de sus críticas y algo de
intranquilidad por parte de los inversionistas y miembros de la junta de
Salesforce.
“Marc congrega a los presidentes
ejecutivos cuando los grupos sectoriales y empresariales son mucho más lentos
en actuar, particularmente en temas no económicos”, dice Andrew Liveris,
presidente de Dow Chemical Co., quien se opuso a la ley de Carolina del Norte y
dice que la influencia de Benioff lo llevó a involucrarse personalmente en el
activismo social.
Benioff, de 51 años, ayudó este
año a presionar al gobernador de Georgia para que vetara un proyecto de ley que
habría permitido a organizaciones religiosas rechazar servicios o despedir a
empleados por sus creencias, después de un fallo de la Corte Suprema de EE.UU.
que respaldó el matrimonio entre personas del mismo sexo. El año pasado, él y
otros presidentes ejecutivos fueron cruciales a la hora de persuadir al
gobernador de Indiana para que modificara una ley similar. Ahora, está
reuniendo a sus tropas para apoyar medidas para cerrar la brecha salarial de
género.
Benioff está entre los
presidentes ejecutivos de empresas que incluyen a Apple Inc., Bank of America
Corp., Walt Disney Co., Intel Corp. e International Business Machines Corp. que
han empezado a presionar a los legisladores en torno a cuestiones sociales, a
menudo con una advertencia: cambien las leyes o arriésguense a perder negocios.
Esto contrasta con lo que sucedía
en el pasado, cuando los presidentes ejecutivos evitaban dar su opinión sobre
temas sociales para no enojar a accionistas, clientes y otros. Ahora, el riesgo
está en no expresarse. “Nuestros trabajos como presidentes ejecutivos ahora
incluyen dar un impulso a lo que creemos justo”, afirma el líder de Bank of
América, Brian Moynihan. “No es exactamente activismo político, pero es actuar
en asuntos más allá de los negocios”.
Algunos ejecutivos le han dicho a
Benioff que no pueden unirse a la causa, uno de ellos diciéndole, por ejemplo,
que pondría “un blanco en su espalda”.
En la asamblea anual de
accionistas de Salesforce del año pasado, un inversionista criticó la postura
pública de Benioff como polarizante. El general retirado y ex secretario de
Estado Colin Powell, quien es miembro de la junta directiva, le dijo a Benioff
que su activismo podría atraer escrutinio no deseado. “Ten cuidado de cuán alto
trepas el árbol; expondrá tu trasero”, dice que le aconsejó.
Los presidentes ejecutivos desde
hace mucho han buscado influenciar las políticas a través de contribuciones a
campañas. Sin embargo, lo que distingue a su nuevo activismo es que usan sus
nombres y poder empresarial para hacer campaña de forma directa contra leyes
específicas sobre cuestiones sociales. Hoy en día, una causa principal son los
derechos de los homosexuales y transexuales.
El movimiento comenzó en Silicon
Valley. Los empleados de la Generación del Milenio “no quieren enfocarse
solamente en hacer tecnologías estupendas, sino también en hacer del mundo un
lugar mejor”, explica Susan Wojcicki, presidenta ejecutiva de YouTube, de
Alphabet Inc., y miembro de la junta de Salesforce.
Para atraer a empleados jóvenes
prometedores y clientes, las empresas deben proyectar un ethos corporativo que
vaya más allá de las ganancias. “La próxima generación de presidentes
ejecutivos debe defender a todos aquellos que tienen parte: empleados,
clientes, la comunidad, el medio ambiente, todos, no sólo los accionistas”,
asevera Benioff.
El activismo de Benioff es
posibilitado por el buen desempeño de Salesforce, lo que evita que la mayoría
de los inversionistas cuestione sus actividades extracurriculares. El precio de
la acción de la empresa de aplicaciones empresariales de computación en la nube
de San Francisco se ha multiplicado por nueve en la última década.
“Marc puede estar distraído en
Twitter o en eventos de beneficencia, pero todo se convierte en una especia de
aura alrededor de Salesforce, y ha formado un equipo sólido que ya no lo
necesitan para detalles operativos”.
Benioff, quien nació en San
Francisco, trabajó en Oracle Corp. y 1999 cofundó Salesforce, una pionera en la
venta de suscripciones de software que las empresas pueden ejecutar en línea en
lugar de instalarlo en sus computadoras, parte de lo que luego se llamó
computación en nube. Su participación en Salesforce está valuada en unos
US$3.000 millones.
Es una figura importante en su
comunidad y ha donado casi US$300 millones a la Universidad de California en
San Francisco, incluido a los Hospitales Infantiles que llevan su nombre.
Benioff perfeccionó sus tácticas
activistas el año pasado, cuando la legislatura de Indiana aprobó la “Ley de
Restauración de la Libertad Religiosa”, la cual permitía a las empresas
discriminar a gays y transexuales. Salesforce es un importante empleador en ese
estado y sus empleados exigieron a Benioff que tomara cartas en el asunto.
“Inicialmente, estaba muy indeciso”, cuenta. “¿Qué sé sobre esto?”.
Identificó a Twitter como un
arma, que hasta ese momento había usado principalmente para tuitear sobre los
negocios de Salesforce. Cuando el gobernador Mike Pence firmó el proyecto de
ley, envió tuits diciendo que Salesforce reduciría sus inversiones en el estado
y ofreciendo reubicar a los empleados.
Otra arma fue su lista de
clientes. No sólo tenía amigos entre los presidentes ejecutivos, sino que
también podía llegar a 150.000 clientes empresariales. Envió e-mails a decenas
de empresarios e hizo lobby ante otros durante cenas, incluido con Jeremy
Stoppelman, de Yelp Inc., quien dice que Benioff ayudó a persuadirlo para
oponerse a la ley. “Él crea protección desde el aire para el resto de nosotros,
para que nos sintamos bien al expresarnos”.
Con el tiempo, los presidentes
ejecutivos a los que contactó, y otros de empresas como Wal-Mart Stores Inc. y
el circuito Nascar, se sumaron contra la discriminación hacia los gays. Benioff
llamó al gobernador, quien, ante las reacciones negativas a nivel nacional,
revisó la legislación. Pence se abstuvo de comentar al respecto.
Este año, el ejecutivo empleó sus
nuevas tácticas en Georgia, cuya asamblea general aprobó un proyecto de ley que
permitía a organizaciones discriminar contra parejas del mismo sexo bajo
argumentos religiosos. Benioff tuiteó sugiriendo que podría cancelar su
gigantesca conferencia de marketing en Atlanta y despachó a personal legal y de
relaciones públicas con el gobierno para presionar a los asesores del
gobernador Nathan Deal. Asimismo, comenzó a cortejar a presidentes ejecutivos,
entre ellos Tim Cook, de Apple, y Robert Iger, de Disney.
Cuando Deal vetó el proyecto de
ley, Benioff se comprometió a mantener su conferencia en Atlanta. Una vocera de
Deal, sin aclarar si Benioff influyó en su decisión, señaló que “el gobernador
escuchó opiniones de aquellos en todos los lados del asunto”.
Benioff dice que no le interesa
entrar en la política. En una reunión de la empresa el mes pasado, un empleado
le preguntó: “¿Te estás postulando para un cargo político?”.
Su respuesta: “Sería un político
horrible”.
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