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martes, 31 de mayo de 2016

miedo

The El miedo impulsa el precio del crudo


Wall Street Journal. -   mayo de 2016
Los cortes de suministro de petróleo han llegado a su máximo nivel en más de una década, lo que ha impulsado la llamada “prima del miedo” que ha contribuido a elevar los precios a cerca de US$50 el barril.

Cerca de 3,5 millones de barriles al día no han podido llegar al mercado debido a interrupciones como los ataques de milicias en Nigeria, los incendios forestales en Canadá y la agitación política en Libia. Se trata de más de 3% del total global, según ClearView Energy Partners LLC. Jacques Rousseau, director ejecutivo de hidrocarburos de la firma de investigación calcula que la cifra es, probablemente, la mayor desde que la guerra de Irak en 2003 afectó la producción.

Al mismo tiempo, hay menos recursos para llenar los vacíos. La capacidad ociosa a la que la Organización de Países Exportadores de Petróleo puede recurrir de forma expedita ha disminuido y el exceso de suministro de otros productores, incluyendo las empresas de hidrocarburos de esquisto de Estados Unidos, ha cedido conforme las compañías reducen operaciones ante los bajos precios.
“No hay mucho suministro adicional”, dijo Ann-Louise Hittle, analista líder del mercado de crudo para la consultora de energía Wood Mackenzie. “Es ahí cuando empieza a verse el regreso de una prima de riesgo al mercado. Es absolutamente previsible y es, en nuestra opinión, apenas el comienzo”.

Los desastres naturales y las perturbaciones políticas en los países productores de petróleo pueden detener la producción e interrumpir las rutas de envío. Eventos de esta naturaleza han impulsado históricamente los precios del crudo porque los operadores se preocupan sobre la disponibilidad de suministros futuros.

Sin embargo, en 2014 y 2015 el mercado ignoró casi todos los cortes ocasionales de suministro, desde las sanciones sobre Irán hasta el cierre de terminales en Libia. Los operadores se concentraron, en cambio, en el creciente exceso de oferta producido por las empresas de esquisto estadounidenses, lo que causó un descenso de 76% en los precios antes de que tocaran fondo en febrero.
No obstante, los operadores señalan que a partir de abril, cuando fracasaron las negociaciones entre los principales países exportadores para congelar de la producción, la reducción de los suministros provocada por interrupciones imprevistas ha sido el principal motor detrás del alza del crudo.
El precio de referencia en EE.UU., conocido como WTI, pasó de US$27 el barril en febrero a US$50 el barril durante la jornada del jueves. El viernes, el barril se ubicó en US$49,33, un descenso de 0,3%. El Brent, la referencia global, ha tenido una trayectoria similar y el viernes alcanzó US$49,32 por barril.

Una huelga de trabajadores petroleros en Kuwait en abril interrumpió temporalmente casi la mitad de la producción del país. Incendios forestales en Alberta, Canadá, obligaron este mes a cerrar las plantas de producción en la región de arenas bituminosas.
La milicia autodenominada Vengadores del Delta del Níger asumió la responsabilidad por los atentados a plantas de producción y a una terminal de exportación de crudo en Nigeria, cuya producción ha caído a su menor nivel desde 2009.

Algunos creen que el aumento de los cortes de suministro está relacionado con los menores precios del crudo. Cuando el petróleo se abarata, los presupuestos de los países productores sufren las consecuencias. Eso dificulta que los gobiernos eleven el gasto para sofocar la agitación social y priva a las plantas productoras del dinero necesario para mantenimiento y recuperación.
“Con un barril a US$100, usted puede ocultar muchos de los problemas con dinero”, dijo Helima Croft, directora de estrategia de materias primas de RBC Capital Markets. “2016 está resultando ser el año del ajuste de cuentas para los productores más débiles”.

Algunos analistas estiman que el impulso en los precios derivado de las interrupciones se está desvaneciendo. El gobierno canadiense levantó la orden de evacuación obligatoria en ciertas zonas petroleras de Alberta y la producción de Kuwait ha vuelto a la normalidad.
Algunos analistas incluso prevén un alza de las exportaciones de Libia, donde la agitación política ha mantenido la producción por debajo de su capacidad durante años.

“Parte del optimismo tiene que ceder”, dijo Rob Haworth, estratega sénior de inversión en U.S. Bank Wealth Management, que administra US$128.000 millones. “Esto tiene ciertos límites”.
Otros analistas no están muy seguros de que se acabarán las interrupciones.

Irak, Nigeria y Venezuela representaron, en conjunto, 25% de la producción total de la OPEP en abril, según la Agencia Internacional de Energía. Cada uno de ellos tiene problemas de recortes o está amenazado por posibles interrupciones.

Irak trata de mantener alta su producción en medio de las amenazas de Estado Islámico. Numerosos analistas advierten que la producción podría caer en Venezuela debido a los crónicos cortes de electricidad en un país en plena crisis económica y a las disputas sobre pagos a proveedores internacionales de servicios petrolíferos.

Los atentados de militantes continúan en Nigeria, incluyendo el que tuvo lugar el jueves pasado ligado a una instalación de Chevron Corp. “Usted podría estar viendo un recorte sostenido durante un largo período”, advirtió Croft, de RBC, sobre la producción total del país.
Las interrupciones imprevistas de la producción de crudo alcanzaron su mayor nivel desde al menos 2003, cuando la guerra en Irak detuvo brevemente casi toda la producción de ese país, según los analistas.

Durante la Primavera Árabe de 2011 y el derrocamiento del líder libio Muamar Gadafi, las interrupciones de suministro ayudaron a catapultar los precios mundiales del crudo por encima de US$110 por barril en promedio ese año y 2012, frente a un promedio de alrededor de US$80 por barril en 2010.

Desde finales de 2012, los cortes de suministro globales han retirado más de dos millones de barriles diarios de crudo del mercado mundial, según los cálculos ClearView. A mediados de 2014, el temor a la pérdida de producción después de que Estado Islámico pasara a controlar algunas ciudades iraquíes ayudó brevemente a elevar los precios por encima de US$110 el barril.
Si la oferta estuviera creciendo rápidamente, las interrupciones podrían no tener un gran impacto en los precios. Sin embargo, la producción en EE.UU. y otras partes del mundo han descendido conforme las empresas recortan el gasto.


“Hoy, no parece que vamos a ver un retorno a las condiciones de exceso de suministro”, predijo Bo Christensen, analista jefe de Danske Invest, que gestiona US$100.000 millones en activos. “Eso hace que el mercado sea susceptible a otros tipos de riesgos, incluidos, por supuesto, los geopolíticos”.

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