Carmen Thyssen: “Ser rico conlleva mucha
responsabilidad”
Cinco Días - lunes, 23 de mayo de
2016
En el restaurante, la reserva
está hecha a nombre de la baronesa Thyssen. Llega, apresurada, a la entrevista
y se queja de que no lleva una vida tranquila, que tiene cuatro secretarias con
las que ha de despachar a diario, restándole tiempo para sus grandes aficiones,
la pintura o la jardinería. Carmen Thyssen nació en Barcelona en 1943, aunque
posee nacionalidad suiza, tras su matrimonio con el baron Hans Heinrich von
Thyssen-Bornemisza, quien la introdujo en el mundo del arte.
Pregunta. Ha renovado la cesión
gratuita al Estado por seis meses, ¿es un contratiempo no haberla ampliado a un
año más como venía sucediendo hasta ahora?
Respuesta. Es un préstamo
gratuito que yo hago cada año. La colección genera seis millones de euros de
beneficios al año en Madrid.
P. En esta ocasión, ha sido solo
por seis meses.
R. Ha sido decisión mía. Lo que
no se puede hacer es lo que se está haciendo con mi colección. Renuncié a la
legítima de mi marido a favor de los herederos para que su colección estuviese
como está hoy en día en el Museo Tyssen-Bornemisza. Los herederos no querían,
ya que había una fortuna de por medio. Yo lo que tengo son cuadros y
propiedades. No tengo liquidez. Soy ciudadana suiza y desde 1992 soy residente
en Andorra. [Saca del bolso la identificación que atestigua lo anterior]. Hace
dos años, el 23 de diciembre tuve que pagar 2,5 millones de euros a Hacienda,
un regalo maravilloso. Cada año pago medio mis impuestos de no residente, y son
sumas elevadas. Siempre he vivido entre Lugano (Suiza) y Andorra. Mi hijo
también ha vivido entre Suiza y Londres. No entiendo la persecución.
P Usted vive ahora en Andorra.
R. Siempre he tenido casa allí.
Heini y yo teníamos un apartamento, mi hermano también lo tenía. Cuando
vivíamos en Inglaterra mi hermano siempre decía que por qué no vivíamos en
Andorra y nos hicimos residentes. Compramos un terreno en la montaña para
hacernos una casa y alquilamos un apartamento. Íbamos con Borja y no
necesitábamos seguridad.
P. ¿Se siente perseguida?
R. El Museo de Málaga está
situado en un barrio que nadie visitaba; ahora, alrededor hay 250 edificaciones
con unos carteles que ponen “en el entorno del Museo Carmen Thyssen”. En cinco
años ha pasado de ser un barrio marginado a ser referente en el mundo del arte
del siglo XIX y XX.
P. ¿Qué tipo de compensación
necesitaría?
R. Nunca he pedido nada. Toda
esta actividad genera un trabajo con el que cumplo, tanto en Madrid como en
Málaga. Nunca he faltado a ninguna reunión del patronato, solo una vez cuando
mi hijo tuvo neumonía. Tengo herederos y he de mirar por su futuro. Sería
suficiente con un fee [una cantidad fija] anual durante años, con una primera
opción de compra de las obras por parte del Estado.
P. ¿Se arrepiente de haber sido
tan generosa a lo largo de estos años?
R. Estoy encantada, pero es hora
de que esas grandes ganancias entre Madrid y Málaga también repercutan en mí.
Si paso más de seis meses en España, tengo problemas; no entiendo esa
persecución. Yo tengo a toda la gente que trabaja conmigo, desde hace casi 30
años, en regla. Cuando dicen que he vendido cuadros con empresas afincadas en
el extranjero, tengo que decir que soy suiza y tengo cuentas en este país. Nunca
he hecho nada para que se me valore, sino para que las cosas funcionen, pero
cuando te molestan y te insultan, a mí y a mi hijo...
P. ¿A quién culpa de esos
ataques, al ministro Cristóbal Montoro?
R. Absolutamente. No se puede ir
con la guardia civil a un barco [se refiere al abordaje de Hacienda y de la
Guardia Civil, el pasado 30 de julio, a su barco, cuando se encontraba de
vacaciones en Ibiza y donde le fue notificada una inspección fiscal]. Creo que
me entendería mejor una persona que estudiara a fondo mi caso, que estoy en
todo correcta, que yo sepa.
P. ¿Se entendería mejor con un
ministro de Cultura de Podemos, en caso de que ganen las próximas elecciones?
R. Siempre que tengan el valor de
la seriedad y honestidad, puede ser con quien sea. Con los políticos me he
entendido bien. Soy apolítica y atemporal, como los cuadros.
P. ¿Cree que el hecho de tener
instalada su residencia en Andorra le perjudica de cara a negociar con el
Ministerio de Cultura?
R. Si no hemos llegado a un
acuerdo con la colección ha sido por una cuestión económica, pero no por nada
fiscal. Me gustaría una opción de primera compra y un fee. Y puede haber algún
regalo por mi parte. Hace años me ofreció González-Sinde [ministra de Cultura
en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero] una cantidad, pero al final no
lo firmamos. Es una gran colección de impresionismo y posimpresionismo.
P. ¿Tiene ofertas de otros museos
para llevarse la colección?
R. Actualmente hay varias
ofertas, hay museos en el mundo que se han interesado, como en Singapur, Hong
Kong y Shanghái. Allí me quieren, pero tengo un gran vínculo con el Museo
Thyssen, que lleva nuestro apellido y donde tengo cuadros coleccionados, los
que coleccionamos juntos y los que colecciono yo también que son los que están
prestados. He luchado mucho para que el Museo Thyssen-Bornemisza esté donde
está.
P. ¿Al Ministerio de Cultura le
preocupa el arte? Los galeristas reclaman una reducción del IVA, que en su caso
es del 21%, por ejemplo.
R. Se podía haber fomentado más
el arte en España. El impuesto del 21% afecta a las galerías y a los museos. El
arte es, en sí, la expresión más libre que tiene el ser humano, y si tienes que
pagar impuestos, no te deja expresarte. El arte tiene, además, unos sobrecostes
tremendos, como los seguros que se requieren para organizar y traer
exposiciones temporales.
P. Hace cuatro años vendió La
esclusa, de John Constable, por unos 28 millones de euros. Según el acuerdo de
préstamo, puede vender un 10% del valor total de la colección, fijado en 800
millones de euros, y la venta de este cuadro supuso menos del 5%. ¿Tiene
intención de vender alguna obra más?
R. España tenía que haber
comprado La esclusa para otro museo. Yo puedo sacar y vender cualquier obra
mañana mismo. Para tener liquidez y poder mantener el resto de la colección,
tendría que vender. En septiembre se acaba el plazo de los seis meses, puedo
posponer la decisión un mes más, si es necesario.
P. Realmente, parece enfadada.
R. Estoy ofendida. Lo que han
hecho es como si hubieran atacado a un pajarito indefenso, que solo hace que
trinar. Me siento como un pájaro tonto. Procuro no sufrir, puedo tener un
ataque de tristeza, pero no quiero que penetre en mi vida. Me gustaría ser más
egoísta, más rencorosa...
P. Escuchándola puede parecer que
ser rico es complicado.
R. Ser rico siempre es difícil;
es peor ser pobre. Conlleva una gran responsabilidad para uno mismo y las
personas que dependen de ti. Yo soy rica en una colección que me genera gastos,
no beneficios. Nunca he percibido nada de los dos museos. Me pago yo los
billetes cuando vengo a las reuniones del patronato y demás reuniones.
P. ¿Teme que los herederos de la
colección lleguen a deshacerse de ella en un futuro?
R. La mejor forma de asegurar que
la colección siga unida es que los herederos tengan un fee anual, de esa manera
sí se podría mantener. Si los tienes desilusionados, la venderán entera. No se
les puede pedir sacrificios como los hago yo.
P. ¿Su hijo Borja tiene interés
por el arte?
R. Desde pequeño ha vivido con el
arte, ha asistido a subastas, está preparado, tiene buen ojo. Yo siempre le he
aleccionado para que no venda, pero otra cosa es que la gente que tiene a su
alrededor necesite cosas. Es un legado importante, son unos cuadros irrepetibles.
P. ¿El Museo Thyssen se
resentiría si usted se lleva su colección?
R. España se resentiría. El museo
sufriría, perdería una colección espectacular en impresionismo,
posimpresionismo, expresionista y una colección americana muy importante. No
existe en ningún museo del mundo. Lo que he hecho bien es ayudar a mi marido.
P. ¿En qué ayudó a su marido?
R. Hay tres cosas importantes que
he hecho por él: contribuir a que hiciera lo que quería con su colección;
buscar una ubicación, era importante el location, le convenció la cercanía con
el Prado. Además, decía que los españoles entendían de arte. A Heini le gustaba
el Palacio de Villahermosa, pensó que se podía hacer un museo elegante. Y
mantener la colección unida. Si yo hubiera nacido en otro lugar, este museo
estaría en otro país.
"Nunca he pedido nada a
nadie"
P. Tiene previsto abrir otro
museo en Andorra.
R. Para febrero de 2017. Estoy
preparando el local. Acogerá 22 cuadros, tendremos intercambios con otros
museos. Cada tres meses habrá cambios de exposiciones. También pondremos la
iniciativa formativa para niños Educa Thyssen, que funciona muy bien en Madrid
y Málaga, y por la que hemos recibido varios premios valorando la
profesionalidad con la que los introducimos en el arte.
P. ¿Cree que nunca la han tomado
en serio?
R.Nunca he pedido nada a nadie.
Yo he participado en concursos de belleza internacionales, viví un cuento de
hadas... No sé de qué entorno hay que proceder para que uno pueda entender las
cosas de calidad, pero yo he viajado por el mundo y admiro al ser humano por su
mente, no por lo que tenga.
P. Heredó el título de su marido.
¿Ejerce como baronesa?
R. Ejerzo lo que conlleva ser
baronesa Thyssen, pero siempre he sido yo.
P.¿Cree que si su marido viviera,
las negociaciones serían de otra manera?
R. No pasaría esto con la
colección, a él le tenían un poco más de respeto. Yo confiaba plenamente en él.
Mi marido me daba un papel para firmar y yo lo firmaba, no lo miraba.
P. ¿Se considera buena
negociadora?
R. Depende; cuando vendo, no;
cuando compro, sí. Compro arte del siglo XIX y XX español.
P. ¿Qué le gustaría hacer que no
haya hecho?
R. Pido tiempo para mí, para
pintar, leer, para escribir mis memorias, en las que se refleje mi
personalidad.
P. ¿Cree que no se la conoce lo
suficiente?
R.Creo que se me conoce bastante.
No se puede vivir de nostalgias, pero quiero contar un hecho que me pasó de
jovencita.
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