4 desafíos del mercado de moda: el hispano
FORBES- jueves, 1 de octubre de
2015
La pregunta hoy no es ¿qué le
pasaría a la economía de EU sin la mano de obra del hispano?, sino ¿en qué
nuevas formas incidirán los hispanos en la economía estadounidense?, y ¿qué
tiene que hacer México para aprovechar esta gran oportunidad?
Existe un mercado altamente
concentrado en áreas específicas de Estados Unidos cuyo binomio volumen-poder
adquisitivo avanza a pasos firmes, inclusive sobrepasando las economías de
varios países latinoamericanos. Más aún, la volatilidad económica y la
polarización política que existe en el mundo pueden quedar atrás al enfocarse
en que esta población progrese para que reactive sectores dormidos de la
economía del consumo. Este mercado, la nueva moda entre los productores de
bienes y servicios, es el de los hispanos.
¿Quiénes son los hispanos y por
qué importan?
De acuerdo con el Censo de
Estados Unidos, la población hispana en ese país asciende actualmente a 54.1
millones de personas, lo cual los convierte en el segundo grupo étnico-racial
más amplio del país. Los hispanos están concentrados principalmente en zonas
metropolitanas: desde el censo del 2010, la población hispana (26%) rebasó a la
afroamericana (22%) como la minoría más grande en las principales ciudades estadounidenses.
(Frey, 2011) Hoy, los hispanos son el 17% de la población total del país, mucho
más que el 5% que eran en 1970. Pero aún tienen camino por andar, pues se
estima que serán el 26% hacia el 2050.
Hoy, uno de cada cinco niños y
jóvenes menores de 18 años es hispano. En el 2050, esta proporción se
multiplicará hasta dos de cada cinco. (US Census, 2014) Con un promedio de 27 años de edad, esta
población contribuye de forma importante en detener el envejecimiento de
Estados Unidos, especialmente en comparación con economías similares como China
y Japón. Con la población más joven de entre todas las etnias y razas del país,
los hispanos representan el núcleo del futuro de la Unión Americana. De acuerdo
con el Pew Research Center, para el 2060 la población hispana será de 119
millones de personas. (Pew Research Center, 2014)
El 55% de la población de origen
hispano se concentra en sólo tres estados: California, Texas y Florida. También
se tienen datos estadísticos sobre su origen, donde los mexicanos dominan
(63.0%), seguidos de los puertorriqueños (9.2%), los cubanos (3.5%), salvadoreños
(3,3%), dominicanos (2.8%), guatemaltecos (2.1), colombianos (1.8%), entre
otras minorías. (Lopez & Dockterman, 2011)
Contrario a la creencia popular,
la mayoría de los hispanos nació en Estados Unidos; de hecho, tres de cada
cuatro son ciudadanos estadounidenses. Se han adaptado lingüísticamente bien a
la cadena productiva: 76% tienen buen nivel de comunicación en inglés. De
ellos, el 24% habla inglés como idioma primario en su hogar.
¿Por qué es el mercado de moda?
De acuerdo con el Banco Mundial,
la economía de los hispanos estadounidenses sería el equivalente a la 16ª
economía más grande del mundo. Con 1.3 trillones de dólares de poder
adquisitivo, tendrían una economía más grande que la de todos los países
latinoamericanos, incluyendo México, y exceptuando Brasil. Esto es una gran
oportunidad para México, que es vecino y exportador importante de este mercado.
Los hispanos aún no han alcanzado
todo su potencial económico. Según el Censo de Estados Unidos, el promedio de
40,963 dólares de ingreso anual por hogar hispano es mayor únicamente al de los
hogares de raza negra. Los hogares blancos y asiáticos tienen mayores ingresos
por hogar que los hispanos, quienes también se encuentran por debajo de la
media nacional. Sin embargo, este grupo también es el que más ha incrementado
sus ingresos en los últimos años. Además, el bono demográfico ya descrito les
permite tener un poder adquisitivo efectivo que sobrepasa a los blancos,
afroamericanos y asiático-estadounidenses. (Lam, 2014)
De acuerdo con el Buró de
Estadísticas de Empleo, en el 2012 los hispanos representaban el 16% de la
fuerza laboral de Estados Unidos, unos 25 millones de empleados. Para el 2018,
la proporción de trabajadores subirá al 18%. La población de origen latino se
dedica a diferentes actividades: el 19% tiene ocupaciones profesionales y la
administración, el 26% se dedica al sector servicios, el 21% está en ventas y
trabajos de oficina, el 17% trabaja en el transporte, la producción y el
movimiento de materiales, y el 16% está en trabajos de construcción,
mantenimiento y recursos naturales. (US Census, 2007)
El 83.7% de los hispanos que
trabajan están empleados por el sector privado, lo cual es significativamente
más alto que sus contrapartes de las razas blanca y negra. Al contrario, los
hispanos son menos propensos a trabajar para el gobierno, lo cual también se
nota en la subrepresentación de esta población en el Congreso y miembros del
gobierno. De acuerdo con CNN, apenas 4% de las juntas de consejo de las
empresas son ocupadas por personas hispanas, mientras que sólo 3% de las
posiciones más altas de las 500 compañías más grandes son mantenidas por
latinos. En tecnología, apenas 3.8% de la fuerza laboral es hispana. (Lozano,
2015)
Los hispanos, que en general
vienen de condiciones de vulnerabilidad y buscan mejores oportunidades de
movilidad social, se han incorporado –no sin tribulaciones– a la sociedad
estadounidense y están buscando usar sus dólares en productos, servicios e
inversiones que confirmen su ascenso económico. El mercado hispano llegó aquí
para quedarse, y está encontrando su lugar en la economía respetando gran parte
de los valores y características de sus lugares de origen.
Los hispanos y la aportación de
valor a la economía
Se ha documentado ampliamente que
los inmigrantes tienen el doble de probabilidad de abrir un negocio que los
estadounidenses de varias generaciones, lo cual también es cierto para la
población hispana que busca recompensas económicas. (Pagliery, 2012) El número
de hispanos que comienzan su negocio está incrementándose dramáticamente. Al
día de hoy, los hispanos son dueños mayoritarios de 2.3 millones de negocios
no-agrícolas, el 8% del total en Estados Unidos. De acuerdo con la Small
Business Administration, estos negocios generan un valor de 468,000 millones de
dólares (mmdd) cada año.
Los resultados son positivos
tanto para los pequeños negocios como para los grandes empresarios. De acuerdo
con el Consejo de las Américas, son propiedad de hispanos el 5% de los pequeños
negocios “de calle” o “de vecindario”, los cuales incluyen tiendas de
abarrotes, restaurantes, peluquerías, tintorerías, salones de belleza,
licorerías, tiendas de ropa, joyerías y gasolineras. (Kallick, 2015)
De entre los negocios abiertos
por migrantes de primera generación, el 20% son propiedad de hispanos, de los
cuales la mitad son financiados por migrantes de origen mexicano. Por otro
lado, hay un subgrupo de empresarios que ha despuntado al grado de estar en la
parte alta de la curva de ingresos en Estados Unidos, con ingresos mayores a
150,000 dólares al año por hogar. Se espera que el índice de crecimiento en el
número de negocios propiedad de hispanos siga creciendo más rápidamente que la
media nacional estadounidense.
Estos resultados son efecto de la
tendencia descrita por la Partnership for a New American Economy, que
identificó que se cuadruplicó el número de emprendedores hispanos de 321,000 a
1.4 millones, apenas entre 1990 y 2012. (Mora & Dávila, 2014) Al mismo
tiempo, el número de mexicanos autoempleados creció más de 5 veces, alcanzando
los 765,000. Uno de cada 10 de ellos se puede considerar como emprendedor.
Mención especial merecen las mujeres hispanas, quienes son 6 veces más
propensas a abrir un negocio que el resto de la población estadounidense. Al
día de hoy, uno de cada 10 negocios encabezados por mujeres es propiedad de una
hispana. (Cárdenas & Kerby, 2012)
El impacto hispano ya se siente
en la vida diaria de las grandes metrópolis estadounidenses, tales como Los
Ángeles, Chicago, Nueva York, Miami, San Diego, Houston, Dallas, San Francisco,
San Antonio, entre otras.
Los 4 retos hispanos
Los hispanos tienen la gran
oportunidad de hacer valer su volumen de mercado, así como su creciente
capacidad de influencia para hacer cambios en sus comunidades que mejoren su
bienestar actual y oportunidades para el futuro. De entre ellos habría que
rescatar los siguientes desafíos:
Expansión de su poder adquisitivo
per cápita
Los hispanos tienen la gran
ocasión de aprovechar los años de bonanza estadounidense para acelerar su
integración dentro del sistema económico. Con una moneda fuerte, tendrán
posibilidad de expandir sus ingresos, al tiempo que tienen la oportunidad de
enviar menos dinero a sus familiares en sus países de origen, con igual poder
adquisitivo.
Mejorar sus niveles educativos
Existe un fuerte rezago en los
niveles de educación básica, profesional y financiera. Los hispanos están más
educados que nunca, pero los nuevos horizontes pasan por mejorar sus
habilidades para competir uno a uno con la diversa y competitiva sociedad
estadounidense.
Adquisición de activos
Las bajas tasas de interés que
derivan en crédito barato les permitirán acceder a préstamos y mecanismos
financieros para construir sus propiedades y hacerse de activos que les
permitan fincar un futuro más boyante y estable. Entre ellos, el más importante
podría ser pasar de arrendatarios a dueños de su propia vivienda.
Acceso a la salud
Los hispanos son el grupo étnico
con el menor acceso al sistema de salud. Con mayor número de opciones y grado
de accesibilidad al sistema, tienen la oportunidad de contar con mayor
cobertura y ser menos vulnerables ante las eventualidades ocasionadas por
accidentes o enfermedad.
Si se pudieran sintetizar los
retos de esta población, tendríamos que decir que los hispanos deben hacer
valer sus condiciones y oportunidades actuales para seguir con su integración a
Estados Unidos, al tiempo que se preparen a sí mismos, se convenzan y convenzan
a los demás grupos que ya tienen un lugar igual de importante en la historia y
la vida de la Unión Americana. Hace unos años, el debate hubiera sido ¿qué
pasaría con la economía de Estados Unidos sin la mano de obra hispana? Las
preguntas hoy son ¿en qué nuevas y más amplias formas incidirán los hispanos en
la economía estadounidense?, y ¿qué tiene que hacer México para aprovechar esta
gran oportunidad?
Alberto Altamirano es politólogo
egresado de la Universidad de Texas en Austin y forma parte de la Iniciativa de
Liderazgo Latino de la Harvard Kennedy School. Se desempeña como Especialista
en Participación Pública para la Organización de Planeación Metropolitana del
Área del Álamo, donde dirige asuntos de políticas de transporte para la región
de San Antonio, TX, y es miembro de la comunidad TEDx.
Javier Arreola-Ingeniero,
emprendedor y becario Carlos Slim en la U. George Washington. Aprendí de
energía en la Brookings Institution. Analizo el liderazgo de México en el mundo
y busco traducir tecnicismos al lenguaje cotidiano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario