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jueves, 17 de septiembre de 2015

movidas

 ¿Cómo enfrentará América Latina las turbulencias en China?


América Economía - jueves, 17 de septiembre de 2015
Aunque las movidas aguas financieras chinas no se han calmado del todo, América Latina estaría fuera de peligro ante un poco probable tsunami en las bolsas del país asiático.

Entender la cultura y lo que pasa en China para un occidental exige un fuerte cambio de óptica e intentar en la medida de lo posible evitar comparaciones. En junio los analistas financieros y economistas de muchos bancos de inversión de Occidente alertaban sobre un posible colapso financiero chino. El Bank of America Merril Lynch aseguraba que cabía esperar menor crecimiento, ganancias corporativas y un mayor riesgo de crisis financiera en el país asiático, mientras que el Wall Street Journal destacaba que la caída de las bolsas chinas debía dar más miedo que la problemática griega. ¿Fue una amenaza fantasma?
El comportamiento de las bolsas chinas ese mes, desde luego llevaba a preocuparse, sobre todo si se compara con las caídas similares de otras bolsas occidentales en el pasado. El 12 de junio, el índice de referencia de la bolsa de Shanghái, Shanghai Composite, perdió alrededor del 30% de su valor, y el Shenzhen Composite, en el que listan la mayoría de empresas tecnológicas, cayó 40% en el mismo periodo, lo que ocasionó pérdidas de hasta US$ 3 billones, según los analistas.


Las explicaciones a esta debacle son diversas. Julio Villavicencio, director de estrategia de inversiones de Credicorp Capital, las resume de la siguiente manera: “El gobierno puso en marcha una serie de estímulos monetarios y fiscales que generaron un exceso de dinero que se destinó a invertir en acciones en bolsa, pues las tasas de interés de los bancos y el mercado de bonos tienen topes y no puede invertirse en el exterior. Las reformas del gobierno, además, generaron confianza en los inversionistas que apostaron por la bolsa, el 80% personas cuyo promedio no ha acabado el colegio, y la administración permitió además que las personas se endeudaran para invertir en acciones”, dice el analista.

En un inicio estas circunstancias permitieron que muchos inversionistas hicieran su agosto. En menos de un año, las bolsas chinas crecieron alrededor de 130% y las cotizaciones de muchos sectores crecieron por encima de lo esperado. Las medidas de los reguladores chinos para controlar el mercado financiero, limitando las compras con endeudamiento e investigando las malas prácticas de los especuladores que llegaron a apalancar hasta cuatro veces a las personas –explica Villavicencio–, despertaron a los inversionistas de su sueño. En seguida estos empezaron a vender sus acciones, lo que desató una fuerte caída de los índices y con ellos las alarmas internacionales.

La mano del gobierno chino volvió a aparecer en escena, y ya en julio se han sucedido las recuperaciones y descensos en las bolsas chinas (el Shangai Composite cayó el lunes 27 de julio 8% y subió 3,44% dos días después). “La intervención de las autoridades chinas proveyendo a los brókeres de cientos de billones de dólares para comprar stocks y mantener los precios, suspendiendo la venta de las participaciones a 1.300 empresas y prohibiendo a los grandes accionistas vender sus participaciones de alguna manera llevó a un aterrizaje suave de los mercados”, explica Paolo Giancane, analista financiero y profesor asociado del IE Business School. ¿Pero qué impacto tuvo la reducción de los bolsillos de los inversionistas chinos en la economía real del gran país asiático?
Los especialistas aseguran que si bien los noventa millones de chinos que apostaron por el mercado de valores chino perdieron poder adquisitivo, el impacto local es bajo, como también lo es el internacional. “A diferencia de Estados Unidos, donde el 25% del patrimonio real de las personas está en bolsa, en China solamente alcanza niveles menores al 4%”, asegura José Santomingo, socio fundador de la agencia de valores chilena FOL, quien reconoce, no obstante, que no hay mucha información sobre el control de daños.

Además –explica Julio Villavicencio–, si bien normalmente las crisis financieras se desatan cuando las utilidades de las empresas caen, en el caso de las utilidades de las empresas chinas estas no tuvieron ningún cambio destacable.
José Santomingo resalta que el mercado de capitales del gran país asiático es muy incipiente, está muy poco institucionalizado y no es usado por las empresas como una fuente de capital.

La relación entre la capitalización bursátil de la bolsa china y el producto como un indicador del PIB es muy pequeña, lo que conlleva a que no haya relación entre la caída de la bolsa y la economía del país o sus fundamentos para Santomingo. “En Chile la capitalización bursátil es casi como el producto chileno, pero en China es todo lo contrario porque las compañías no necesariamente buscan capital en la bolsa”, detalla.

Teniendo en cuenta su composición y su naturaleza volátil, los expertos aseguran que las bolsas chinas podrían continuar como una montaña rusa los próximos meses. Para Paolo Giancane, del IE, es difícil predecir si lo sucedido en el mercado chino se convertirá en algo mayor. “China está pasando por un enorme cambio político, económico, social, y por supuesto en sus mercados financieros. Mientras su gobierno se las arregle para conducir y controlar el cambio, vamos a sentir turbulencias en los mercados, pero probablemente no una crisis financiera completa”, añade, sin embargo. “Las medidas que tomó el gobierno claramente mostraron al mercado que no va a permitir un desplome mayor”, asegura, por su parte, Julio Villavicencio.

De cómo solucionen el Gobierno chino y su Banco Central la coyuntura financiera podría depender si los chinos mantienen la confianza en sus autoridades económicas y en su primer ministro Li Keqiang. Sucede que la caída bursátil para José Santomingo podría minar su credibilidad y la confianza en su manejo económico.

Lo que sí hay que temer. Para Alfredo Coutiño, director para América Latina en Moody’s Analytics, lo sucedido en el mercado bursátil chino es un reflejo del nerviosismo que existe de los inversionistas del país asiático respecto al desinflamiento de la burbuja en su mercado inmobiliario.

“Existe el riesgo de que pueda haber un problema crítico como el que sucedió en Estados Unidos en 2007 y 2008”, alerta Coutiño.

A diferencia de lo que sucede en las bolsas, en el mercado inmobiliario, según Julio Villavicencio, están depositados más de dos tercios de la riqueza de las familias, que en la última década buscaron al sector para conseguir rentabilizar sus ahorros.

La popularidad de las inversiones en viviendas hizo crecer de 2003 a 2013 los precios de las casas alrededor del 10% anual, según el analista de Credicorp Capital, pero en 2014 estos empezaron a bajar, en un contexto de mayor oferta que demanda.

Desde entonces las autoridades chinas –explica Alfredo Coutiño– tratan que el ajuste de precios se dé de forma gradual, sin que llegue a representar una estampida de inversionistas que precipite la caída del mercado. “Están implementando medidas de política monetaria y fiscal para inyectar recursos al sector y que las pérdidas se extiendan en el tiempo”, dice el responsable de Moody’s Analytics en la región.

Julio Villavicencio, por su parte, apunta a que efectivamente el equilibrio de los precios se hará de forma gradual, pues el costo político de un cambio brusco sería muy alto. “También es poco probable que la burbuja estalle porque los bancos chinos para otorgar préstamos se aseguraron con iniciales del 30% al 40%, y el ingreso de las personas ha ido creciendo a un 9% en la última década”, agrega el ejecutivo.

Si las autoridades chinas optaran por el plan drástico, Alfredo Coutiño advierte que el efecto arrastraría a la economía china a una recesión, y con ella a la economía mundial y latinoamericana. “El impacto que China puede generar en América Latina es muy importante y puede ser devastador para la región, que, como el resto del mundo, se encuentra en un mal momento económico”, dice.

Moody’s prevé que la región no crezca más de medio punto porcentual este año arrastrada por la recesión brasileña y un bajo crecimiento en México, y advierte que en el horizonte tienen que producirse alzas en las tasas de interés de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed). “Con tasas bajas los países no lograron fortalecer sus economías, sino que se quedaron atrapadas en una desaceleración. Con la subida, el panorama de América Latina se ve más tenebroso para el futuro”, dice Coutiño, quien asegura que la región tiene que ajustarse.


El devenir bursátil chino de los próximos meses parece que no pasará a mayores para el mundo y América Latina. Hasta el cierre de esta edición, los analistas financieros no habían cambiado su previsión sobre el crecimiento económico mundial de este año. Aun así la región tiene ya de por sí motivos por los que preocuparse, y China tiene mucho que ver en su dolor de cabeza.

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