América latina será la región emergente más
afectada por el endurecimiento de la Fed
El Cronista Comercial - mayo de 2015
Un dato que llama la atención de las últimas
predicciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) es la manera brusca en que
recortó el crecimiento estimado para América Latina.
Si bien los países en desarrollo de Asia
recibieron mejores evaluaciones y Europa emergente parece estar bastante bien,
la historia "al sur de la frontera" es diferente: el crecimiento, que
de por sí decepciona por su lentitud, se está desacelerando cada vez más; y se
espera que tres de las seis principales economías de la región podrían
directamente registrar una contracción este año.
En este escenario actúan dos fuerzas. La
primera es el fin del súperciclo de commodities. Latinoamérica es un gran
exportador de materias primas, ya sea de petróleo (Venezuela, México,
Colombia), metales (Chile, Perú) o soja (Argentina). Brasil produce todas esas
productos básicos y más.
Pensemos al crecimiento económico como una
simple suma de cuatro componentes: inversión de las empresas + exportaciones
netas + gasto del gobierno + consumo privado.
Con el derrumbe de los precios de los
commodities esos cuatro componentes se vieron afectados.
Las compañías (tanto locales como extranjeras)
redujeron la inversión. Las exportaciones se derrumbaron. Y eso disminuyó los
ingresos del gobierno: en México, el 35% de lo que recauda el estado proviene
de las exportaciones de petróleo; en el caso de Venezuela es más de la mitad. Y
todo eso, finalmente, obligó a las administraciones de toda la región a ajustar
la política fiscal que, por supuesto, dañó el consumo privado. Es un círculo
vicioso.
El segundo y más reciente obstáculo es el fin
del dinero barato. Mientras la Reserva Federal de Estados Unidos se prepara
para subir las tasas de interés, se incrementan los rendimientos de los bonos
y, por lo tanto, los costos del servicio de la deuda en todo el mercado
emergente. Eso limita la capacidad de los gobiernos latinoamericanos, que ya
tienen bastante dañadas sus finanzas, de contrarrestar el menor crecimiento con
impuestos más bajos o con mayor gasto.
Al mismo tiempo, los activos financieros
comenzarán a salir del mercado emergente al subir los rendimientos
norteamericanos, lo que conduce a una depreciación de la monedas de la región.
Finalmente, eso impulsará las exportaciones. Pero mucho tiempo antes de que se
ajuste el mercado, el efecto transferencia de los tipos de cambio más débiles
provocará mayor inflación, lo que impedirá a los bancos centrales locales
ablandar la política monetaria para impulsar el crecimiento. Otro círculo
bastante vicioso acá también.
Si bien todos los mercados emergentes sufrirán
en cierta medida con el ajuste de la Fed, Medley Global Advisors, una compañía
que estudia las políticas macroeconómicas propiedad de FT, calcula que América
latina será la región más golpeada. En Europa y Asia, los dominantes bancos
centrales todavía están en modo ablandamiento. Y esas dos regiones son
principalmente importadoras de petróleo y metales y se han beneficiado –y no
perjudicado– con la caída de los precios de los commodities.
Por supuesto, todos los ciclos se revierten en
algún punto y la aparente estabilización del precio del petróleo y de algunos
metales aumentó las esperanzas de un futuro económico más brillante para 2016.
Junto con algunas mejores noticias, como que Petrobras de Brasil está
emergiendo de su escándalo de corrupción, ésto llevó a los inversores a
regresar a las acciones de la región. Sin embargo, otro análisis de las
estimaciones del FMI sugiere que no deberían adelantarse tanto. Pasará un rato
largo antes de que el crecimiento en América latina se recupere a niveles semi
decentes.
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