¿Venezuela Democrática?
César Hildebrandt
Un grupo de peruanos, algunos renombrados y hasta ilustres, ha firmado ayer un comunicado público en el que saludan el gesto del gobierno del Perú al asilar al señor Manuel Rosales, expresan su preocupación por las libertades en Venezuela y anuncian la fundación de un Foro de Apoyo a la Democracia en Venezuela.
Entre los firmantes hay gente de solera democrática y algunos personajes más bien pintorescos.
A mí no me van a decir que al señor Enrique Ghersi, el vencedor de don Felipe Tudela y Barreda, lo desvelan los excesos autoritarios de Hugo Chávez.
Ni que a Gabriela Pérez del Solar la matan los desmanes orales del caudillo bolivariano.
Y en cuanto a Ricardo Vega Llona, tan feliz con la metástasis del alanismo en la administración pública peruana, ¿lo desespera que el socialismo del siglo XXI procedente de Caracas amenace a Globovisión?
Que Hugo Guerra Arteaga, quien desciende ideológicamente de los vencedores de la batalla del Ebro, firme el comunicado ya es cosa discutible. Lo que es abiertamente cómico es que Luis Agois Banchero, escritor de recibos y pagarés, se sume a este conjunto de libertarios preocupados.
Y que Mauricio Mulder Bedoya, que sería el Fouché de una monarquía aprista con el rey Alan I a la cabeza, ponga su firma al pie de esta proclama puede resultar no sólo desternillante sino que cínico.
¿Y Raúl Castro, este Rosales del PPC, recordaría que Venezuela existe si en ella siguiera gobernando el Copei pálido y la AD lívida de los Caldera y de los Pérez, padrinos de Bedoya Reyes y de Villanueva del Campo, respectivamente?
Natale Amprimo, el abogado de Cipriani en el asunto de desplumar a la universidad Católica, también está de lo más preocupado por el caso de Venezuela. Y Wálter Menchola, el amigo tardío de la señorita Kú, también pone su firma de libertador de Venezuela. Lo mismo que el “canciller de entrecasa” Gustavo Pacheco, que el ex gerente de Canal 7 Eduardo Bruce, que la dulce cantante Susana Baca y que el ex asesor de Palacio Agustín Figueroa.
El comunicado invita a toda América Latina a crear foros similares al constituido aquí y habla de “hacer realidad la Carta Democrática Interamericana” –clara alusión a lo que podría llamarse una versión benévola de la injerencia-.
Como bastantes de los firmantes están lo suficientemente mayorcitos, habría que preguntarles dónde estaban y qué hacían cuando en este continente gobernaban gorilas de derecha auspiciados por Washington. A ver, que me diga Carlos Adrianzén, el economista de la San Martín, cuántos comunicados firmó por la libertad pisoteada en Chile hasta fines de la década del 80. Y que Ignacio Basombrío nos calle la boca mostrándonos los recortes de lo que hizo por las víctimas de ese homínido que decía presente cuando se pronunciaba la frase “Jorge Rafael Videla”.
Y que nos digan también quién o quiénes están detrás de estos financiamientos. Porque en estos tiempos de hiperactividad de las embajadas estadounidenses hay razones para creer que Washington puede estar invirtiendo en nuevas cruzadas.
Preocupa la situación de Venezuela. Pero esa preocupación puede tener aspecto de caricatura si quienes la expresan bailan al son de Obama y su “nueva” administración.
Nada mejor para un proyecto de autócrata, como es Chávez, que la oposición le venga de las derechas aceitadas y faenonas de esta parte del mundo.
Y los que se preocupan por las platas del chavismo en el Perú debieran también aguzar el oído en relación a los dólares negros que vienen de Washington.
César Hildebrandt
Un grupo de peruanos, algunos renombrados y hasta ilustres, ha firmado ayer un comunicado público en el que saludan el gesto del gobierno del Perú al asilar al señor Manuel Rosales, expresan su preocupación por las libertades en Venezuela y anuncian la fundación de un Foro de Apoyo a la Democracia en Venezuela.
Entre los firmantes hay gente de solera democrática y algunos personajes más bien pintorescos.
A mí no me van a decir que al señor Enrique Ghersi, el vencedor de don Felipe Tudela y Barreda, lo desvelan los excesos autoritarios de Hugo Chávez.
Ni que a Gabriela Pérez del Solar la matan los desmanes orales del caudillo bolivariano.
Y en cuanto a Ricardo Vega Llona, tan feliz con la metástasis del alanismo en la administración pública peruana, ¿lo desespera que el socialismo del siglo XXI procedente de Caracas amenace a Globovisión?
Que Hugo Guerra Arteaga, quien desciende ideológicamente de los vencedores de la batalla del Ebro, firme el comunicado ya es cosa discutible. Lo que es abiertamente cómico es que Luis Agois Banchero, escritor de recibos y pagarés, se sume a este conjunto de libertarios preocupados.
Y que Mauricio Mulder Bedoya, que sería el Fouché de una monarquía aprista con el rey Alan I a la cabeza, ponga su firma al pie de esta proclama puede resultar no sólo desternillante sino que cínico.
¿Y Raúl Castro, este Rosales del PPC, recordaría que Venezuela existe si en ella siguiera gobernando el Copei pálido y la AD lívida de los Caldera y de los Pérez, padrinos de Bedoya Reyes y de Villanueva del Campo, respectivamente?
Natale Amprimo, el abogado de Cipriani en el asunto de desplumar a la universidad Católica, también está de lo más preocupado por el caso de Venezuela. Y Wálter Menchola, el amigo tardío de la señorita Kú, también pone su firma de libertador de Venezuela. Lo mismo que el “canciller de entrecasa” Gustavo Pacheco, que el ex gerente de Canal 7 Eduardo Bruce, que la dulce cantante Susana Baca y que el ex asesor de Palacio Agustín Figueroa.
El comunicado invita a toda América Latina a crear foros similares al constituido aquí y habla de “hacer realidad la Carta Democrática Interamericana” –clara alusión a lo que podría llamarse una versión benévola de la injerencia-.
Como bastantes de los firmantes están lo suficientemente mayorcitos, habría que preguntarles dónde estaban y qué hacían cuando en este continente gobernaban gorilas de derecha auspiciados por Washington. A ver, que me diga Carlos Adrianzén, el economista de la San Martín, cuántos comunicados firmó por la libertad pisoteada en Chile hasta fines de la década del 80. Y que Ignacio Basombrío nos calle la boca mostrándonos los recortes de lo que hizo por las víctimas de ese homínido que decía presente cuando se pronunciaba la frase “Jorge Rafael Videla”.
Y que nos digan también quién o quiénes están detrás de estos financiamientos. Porque en estos tiempos de hiperactividad de las embajadas estadounidenses hay razones para creer que Washington puede estar invirtiendo en nuevas cruzadas.
Preocupa la situación de Venezuela. Pero esa preocupación puede tener aspecto de caricatura si quienes la expresan bailan al son de Obama y su “nueva” administración.
Nada mejor para un proyecto de autócrata, como es Chávez, que la oposición le venga de las derechas aceitadas y faenonas de esta parte del mundo.
Y los que se preocupan por las platas del chavismo en el Perú debieran también aguzar el oído en relación a los dólares negros que vienen de Washington.
No hay comentarios:
Publicar un comentario