El menor crecimiento global
ejerce presión sobre las divisas
The wall street journal- lunes, 2 de mayo de
2016
China, Japón, Corea del Sur,
Taiwán y Alemania pueden enfrentar una intensa presión para intervenir en sus
monedas con el fin de estimular el crecimiento, advirtió el gobierno de Barack
Obama en el informe semestral sobre divisas que el Departamento del Tesoro
entrega al Congreso estadounidense.
Los cinco países aparecen
nombrados en una lista de países que pueden ser blanco de sanciones por
infringir normas comerciales bajo las nuevas facultades que el Congreso de
EE.UU. le otorgó el año pasado a la Casa Blanca para responder a políticas que
puedan ser consideradas una amenaza para las industrias estadounidenses.
Funcionarios del país
norteamericano están cada vez más preocupados de que otros no estén haciendo lo
suficiente para apuntalar la demanda interna y, en cambio, dependan
excesivamente de las exportaciones como motor de crecimiento.
Recurrir al abaratamiento de las
divisas locales como forma de elevar las exportaciones puede generar riesgos en
la economía global, conforme los países tratan de superar a sus competidores.
En las últimas dos décadas, por
ejemplo, EE.UU. ha acusado a China de usar la depreciación de su moneda para
fortalecer su sector manufacturero. La caída de la divisa abarata las
exportaciones de un país.
Aunque China ha abordado algunas
de esas inquietudes, la tensión en torno de la política cambiaria se ha
intensificado ante el uso sin precedentes de políticas monetarias de crédito
barato, un crecimiento global débil y una mayor volatilidad en los mercados de
divisas. Los problemas de numerosos países para reformar sus economías después
de la crisis financiera de 2008 han llevado a muchos economistas a revisar a la
baja sus proyecciones de crecimiento.
Un factor que ha amplificado
tales preocupaciones es que la apreciación de 20% del dólar frente a una
canasta de monedas de las mayores economías del mundo en los últimos 24 meses
ha desacelerado el crecimiento estadounidense al encarecer sus exportaciones.
El gobierno de Obama indicó en su
informe que las políticas económicas y cambiarias de China, Japón, Corea del
Sur, Taiwán y Alemania agravan los problemas de la economía global. En ausencia
de un mayor esfuerzo de esos países en aumentar la demanda interna, “el
crecimiento global ha sufrido y lo seguirá haciendo”, alertó el Departamento
del Tesoro.
La combinación de la debilidad
económica internacional y el plan de la Reserva Federal de EE.UU. para subir
las tasas de interés han estado detrás del alza del dólar. Los inversionistas
se retiraron de otros mercados y compraron activos estadounidenses cuando se
enturbió el panorama de Europa, China y los mercados emergentes.
La volatilidad récord en los
flujos de capital subraya el riesgo de que más economías traspasen el nuevo
umbral del Tesoro y terminen en su lista de monitoreo.
Mientras tanto, la recuperación
prolongada y dispar de la economía estadounidense ha alentado un sentimiento
antilibre comercio en las elecciones presidenciales de EE.UU. lo que podría
echar por la borda los planes del actual gobierno de ratificar el Acuerdo
Transpacífico de Cooperación Económica, conocido como TPP. Las nuevas
facultades del Tesoro para monitorear divisas fueron negociadas el año pasado
como parte de una legislación que buscaba allanar el camino para este pacto
comercial.
Funcionarios estadounidenses
dicen que el TPP, de ser ratificado, exige una mayor transparencia de los
países firmantes en materia de divisas con el objetivo de impedir abusos.
Sostienen que al impulsar las perspectivas de crecimiento de los países
firmantes del acuerdo, el TPP debiera contribuir a aliviar la tentación de
Japón y otros de intervenir en sus monedas.
El Departamento del Tesoro siente
la presión de los legisladores estadounidenses para ser más estricto con los
temas de política cambiaria. “Saben que, si no lo hacen, el Congreso emprenderá
represalias en su contra, incluyendo el rechazo de las iniciativas de libre
comercio”, dijo Fred Bergsten, catedrático del Instituto Peterson para la
Economía Internacional y ex funcionario del Departamento del Tesoro.
China sigue siendo el blanco
predilecto de la retórica política en EE.UU. y desde hace tiempo el país ha
sido criticado por usar una moneda subvaluada para acelerar su crecimiento.
China reavivó las dudas sobre su
uso de una moneda barata como política de crecimiento cuando cambió la manera
en que valora el yuan. Los cambios, que coincidieron con un descenso de la
cotización, se produjeron en medio de temores de que la desaceleración de la
economía se transforme en una caída en picada.
El Fondo Monetario Internacional
estima, no obstante, que el valor del yuan es justo e indicó que el objetivo de
los cambios en China es hacer que el mercado tenga más influencia en la
cotización y que la moneda alcance el estatus de divisa de reserva.
EE.UU. sostiene que el
significativo superávit comercial chino indica que el yuan sigue por debajo del
nivel que determinarían los fundamentos del mercado y que debe seguir
apreciándose.
Parte del problema es que evaluar
el valor de mercado de una moneda es una ciencia polémica. Incluso el FMI
calcula un amplio rango de valores al evaluar una divisa.
Esa es una de las grandes razones
por las que el Tesoro tiene la obligación de desarrollar una nueva manera de
evaluar las políticas económicas de un país. Ahora ha añadido tres umbrales
precisos para determinar cuándo las políticas de una nación son consideradas
una potencial amenaza para EE.UU.: la balanza comercial de un país con EE.UU.,
el grado de intervención en el tipo de cambio y el tamaño del superávit comercial,
que abarca las importaciones, exportaciones y finanzas de un país.
El Departamento del Tesoro
conserva la facultad de determinar si un país manipula su moneda para obtener
una ventaja competitiva. Tal poder, sin embargo, es ahora ampliado por los
nuevos indicadores y la capacidad de la entidad para imponer castigos.
“La idea detrás de todo esto es
la disuasión”, dijo Bergsten. “Al presentar estos indicadores específicos… la
influencia del Departamento del Tesoro aumenta en forma significativa”.
Eswar Prasad, economista de la
Universidad de Cornell y ex funcionario del FMI, manifestó que los nuevos
criterios del Departamento del Tesoro deberían aliviar la presión política
sobre el gobierno por el tema cambiario. Washington “ha sido criticado en el
Congreso por haberles permitido a sus socios comerciales hacer lo que
quisieran” sobre el tipo de cambio, aseveró.
El informe señaló que ninguno de
los cinco países en su lista de monitoreo traspasó los tres umbrales, pero que
todos violaron al menos dos de ellos. China habría traspasado los tres durante
buena parte de las últimas dos décadas.
Si un país cumple los tres
criterios y no hace caso a las advertencias de Washington de hacer
correcciones, EE.UU. tiene la capacidad de sancionarlo. No obstante, es un
proceso prolongado y los críticos probablemente cuestionaran si las nuevas
facultades serán efectivas.
En lugar de sancionar a los
infractores, EE.UU. ha optado durante un largo tiempo por ejercer presiones
diplomáticas. Los castigos, advierte, podrían desembocar en una peligrosa
guerra de aranceles.
Si bien muchos políticos
estadounidenses han sindicado a la estrategia cambiaria de China de ser uno de
los principales culpables de los males de la economía del país norteamericano,
el Departamento del Tesoro ha estado más preocupado sobre el riesgo de que
Japón intervenga en los mercados de divisas.
El Departamento del Tesoro
también reiteró las críticas contra Alemania, a la que acusa de depender
demasiado de las exportaciones para su crecimiento económico. Se calcula que
Alemania sobrepasará pronto a China como el país con el mayor superávit
comercial del mundo. El gobierno alemán, no obstante, ha rechazado los llamados
para aumentar el gasto fiscal.
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