La ecuación del éxito en el emprendimiento
Forbes - martes, 30 de junio de 2015
Si tu conocimiento NO es aplicable, NO promueve
o NO funda las bases de las herramientas o de las habilidades estratégicas, NO
sirve, al menos no en el emprendimiento, un ámbito cargado de acción.
Regresar a lo básico
En un mundo donde la complejidad nos ha
absorbido, regresar a lo básico es primordial.
No sé cuándo empezamos a pensar que las grandes
respuestas están en lo complejo, cuando la mayoría de ellas se oculta detrás de
lo más simple.
Quizá la visión ha dejado de enfocar lo más
trivial, que en muchas cosas suscita grandes problemas, porque vivimos en un
mundo donde el ver las grandes máquinas nos hizo perder la dimensión del
tornillo, o porque los aparatosos y llamativos sistemas de información
tecnológica en redes nos hacen perdernos de la simplicidad del carácter. Y nos
perdemos entre millones en la programación diaria.
La fórmula del éxito en el emprendimiento
Los factores que hacen que las personas tengan
éxito en el emprendimiento son puntuales; no necesitamos descubrir el hilo
negro. Incluso debemos dejar de pensar que existe uno.
La ecuación básica del éxito en el
emprendimiento:
A + H x HE + A = E
Actitud + Herramientas x Habilidades
Estratégicas + Acción = Éxito
Los obtusos se preguntarán ¿en dónde queda el
conocimiento?
Para todos ellos les tengo noticias: este mundo
es un mundo donde la praxis es la que paga. Si tu conocimiento NO es aplicable,
NO promueve o NO funda las bases de las herramientas o de las habilidades
estratégicas, NO sirve, al menos no en este ámbito, el del emprendimiento, un
ámbito cargado de acción. Será funcional y generará oportunidades a la larga en
otros espacios, pero no en el de la ejecución del emprendimiento. Aquí lo que
se tiene se requiere ejecutar, y esto, señores, es una realidad.
Tu conocimiento, pues, debe impactar en las
herramientas, las habilidades y las acciones; si no, no sirve.
¿Qué pasa si la fórmula es tan simple?
La principal problemática: la superactitud
nubla la vista de los emprendedores.
He podido observar en los últimos años la
sobrevaloración de la actitud en el emprendimiento y en el éxito, generada por
un concepto que sensacionaliza la actitud, como uno de los principales factores
del mismo, cuando no es factor sino sólo catalizador.
Si bien la actitud es muy importante, está
sobrevalorada en cuestiones funcionales, porque la actitud es sólo una parte
que sirve como catalizador para conseguir el éxito, pero jamás estará por
encima del 30% del mismo.
Jóvenes:
Se ha sobrevalorado la importancia de la
actitud y se pierden de vista los factores que llevan al éxito. Regresen a ver
la fórmula y vean qué es lo que potencia al éxito: Habilidades Estratégicas
(por eso tenemos antes de la misma un signo de por).
Se ve en todos lados porque vivimos del auge
del ¡Sí se puede! Porque el ¡Sí se puede! emociona a la gente y vende mucho.
Y no digo que no deba haber motivadores, o
alguna de las partes del emprendimiento, pero ahora que todo implica exaltar y
reexaltar la actitud sobre todo, el resultado son miles de emprendedores BIEN
PRENDIDOS pero BIEN PERDIDOS, que terminan el día BIEN MADREADOS de intentarle
pegar a la piñata con los ojos vendados sin darle ni una vez.
El resultado: emprendedores BIEN PRENDIDOS pero
BIEN IMPRODUCTIVOS, cansados todo el día por haber hecho mil actividades y más
del 90% de ellas de bajo retorno de inversión.
Ejemplo 1
Imaginemos a un emprendedor con todas las
ganas, de esos que le entran a todo porque tienen la ¡AC-TI-TUD! Y como son
“echados pa delante”, siempre le entran a todo. ¿Conoces a alguien?
¡Sale! Hay que hacer un túnel de México a
Querétaro, ¡Sale!, le dicen al compañero con la actitud y el entusiasmo al 100.
¿Y qué va a responder?
¡Va!, nos lo aventamos ¡Yastas! (Y en su
interior se dice: “no sé cómo, pero le entramos”, porque así es el mexicano,
porque ¿cómo que no le vamos a entrar si pa nosotros lo grande no es nada?)
Muy bien, échele mijo, ¡Aquí tienes tu cuchara
sopera, ahora sí rásquele pero fuerte porque hay que llegar a Querétaro!
Y a las dos semanas, los más prendidos, se dan
cuenta que la actitud sirvió para metro y medio, porque sin herramientas jamás
lo lograrán y éstos fueron los más prendidos, los más aferrados y los más
poderosos con su actitud, porque otros que racionalizaron las cosas se dieron a
vencer antes y su superpoder de la actitud o el entusiasmo se acabó a los 3
días.
Resultado: Actitud sin Herramientas, no sirve.
Ejemplo 2
Ahora imagina que queremos vender, o involucrar
a personas de alto nivel a nuestros planes, y vamos con alguien que tiene toda
la actitud.
Le decimos, ¡ahora sí!, después de seis meses
ya tenemos la junta con la gente de Slim.
¡Vamos con todo!, dice el “Sí se puede del
grupo”.
Y preparan una presentación de media hora,
cuando no saben que se les darán cinco minutos.
Y su “habilidad” comunicativa, o estratégica de
negocios, les hace darlo todo. Y emocionados por firmar garabatearon un
contrato casi sin leerlo, porque la actitud se convirtió en emoción.
Y después de tres horas caen en cuenta que se
metieron en un problema, porque el compromiso estaba loco, porque por la falta
de habilidades de escucha, atención, análisis y negociación, les ha superado, y
porque dijeron que sí a todo, con tal de tener la cuenta. ¿Te suena familiar?
Y empiezan a notar que se metieron en una
locura porque todos son creativos pero nadie tenía las habilidades para hacer
negocios, y nadie escuchó y nadie sabe hablar asertivamente, y la emoción y el
entusiasmo ganó.
Para que más al rato se den cuenta que quizá
los llevará a perder o posiblemente a quedar mal con el cliente, porque se
aventaron “como el Borras” con los tiempos de entrega, los precios, los costos,
etcétera, por ganar la cuenta o sólo por ganarse al cliente, porque ya entrando
después les cobraremos más (lo cual es la creencia más errada y que nunca
sucede en la realidad en el emprendimiento).
Resultado: Actitud sin Habilidades, no sirve.
Reflexión
Por eso es bueno que le den su poder a otros
espacios, que sean un poco más medidos y que no olviden que la fórmula requiere
de mucho más que sólo actitud. Entonces podrán empezar a acercarse más a la
posibilidad de conseguir el éxito.
No es malo tener actitud; recuerda que es parte
de la ecuación, pero sólo te servirá como catalizador. Pero no olvides armarte
con habilidades, herramientas y entrenarte a diario, practicando el arte de
emprender, vender y hacer negocios.
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