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domingo, 28 de junio de 2015

Cuba

Con o sin bloqueo, Cuba crecerá un 4% en 2015


INFOnews - ‎  ‎junio‎ de ‎2025
  Según consignó Tiempo Argentino, el gobierno de Raúl Castro acaba de difundir un informe sobre los resultados provisorios de la economía de la isla durante el primer semestre de 2015 y las proyecciones que de él se deducen para todo el año.

Se trata de un primer balance económico integral posterior a los anuncios del 16 de diciembre de 2014 acerca del "restablecimiento de las relaciones diplomáticas" entre el gobierno cubano y su par de los Estados Unidos después de casi 60 años de un duro bloqueo norteamericano sobre la economía socialista.

Si bien es cierto que el acuerdo establecido entre los presidentes Raúl Castro y Barack Obama, simplemente estableció la restitución de las relaciones diplomáticas, la flexibilización en el movimiento de turistas norteamericanos a la isla y la remisión de dólares de ciudadanos cubanos a su país, el contexto internacional y el tenor de las declaraciones de ambos líderes dejaron entrever la posibilidad cierta de que, en forma paulatina, se ponga fin a varias de las resoluciones  que, una sobre la otra, contituyen el llamado "bloqueo" que tantas veces fuera rechazado por la Asamblea de la ONU (desde 1992 se produjeron 22 votaciones por mayoría en contra y desde 2007 se realizaron con votaciones abrumadoras y con el rechazo únicamente de Estados Unidos e Israel), y nunca acatado.

Números en frío

El informe oficial da cuenta de un crecimiento de la economía del país de un 4% durante los primeros seis meses del año cuando, durante 2014, el PBI se había incrementado en apenas un 1,3% mientras que las proyecciones indicaban un crecimiento superior al 2 por ciento.

Para este año el gobierno cubano espera estabilizar ese ritmo de crecimiento y concluir con un incremento global anual del 4 por ciento.

Con todo, el Ministro de Economía y Planificación, Marino Murillo, reconoció que todavía "existen algunas tensiones financieras" y que, si bien los resultados "son positivos" corresponde "seguir trabajando duro".

Según el informe oficial "todas las actividades económicas crecieron en este período, especialmente la industria azucarera y la manufacturera, la construcción y el comercio; mientras que los retrocesos se registraron en los sectores del transporte, almacenamiento y comunicaciones".

Además se explica que, si bien el plan de inversiones está en marcha, se espera una incumplimiento del 7,7% con relación al proyecto originalmente pautado. Por último se destaca que el Gobierno de Raúl Castro también "espera que el déficit fiscal al cierre del año sea del 4,2%, frente al 6,2% previsto".

Consultado por Tiempo Argentino, Carlos Heller, diputado nacional del Partido Solidario y Presidente del Grupo Parlamentario de Amistad con Cuba explicó que "los cubanos se han planteado como una necesidad que, para distribuir, hay que producir. Para mejorar el nivel de vida de la población es necesario mejorar la productividad. Estos datos de crecimiento son una señal en esa dirección. El bloqueo sigue vigente en casi todos sus términos. Cuba sigue teniendo enormes dificultades porque no es sólo un problema con Cuba sino de otros países que comercian con Cuba, es brutal. Lo que ese pueblo ha hecho y sostenido es épico y heroíco. Imaginemos qué pasaría en Argentina si tuviera que sufrir una política semejante". reflexionó.

Una paradoja histórica

Los analistas coinciden en que el "boom" en el crecimiento económico de la isla es resultado directo de las expectativas que se han creado a partir de los gestos de normalización de las relaciones bilaterales que, a su turno, generarán un fuerte dinamismo de la economía cubana a partir del ingreso de divisas por vías comerciales, de inversión extranjera directa y de remesas de los propios cubanos que viven en el exterior, el incremento del consumo interno y de las manufacturas destinadas a las exportaciones.

En rigor, una visión de primera mano auguraría una posible explosión económica motivada por la tan esperada por el establishment internacional "restauración capitalista" en Cuba.

Si así fuera, la tendencia al desmantelamiento del entramado de resoluciones que constituyen el bloqueo comercial y financiero no podría ser interpretada como un triunfo popular.

Sin embargo, el propio Barack Obama, cuando anunció las medidas de flexibilización en diciembre de 2014, explicó que éstas eran el resultado del fracaso de esa política de asifixia y, por lo tanto, de una revisión de su política histórica y una concesión a los reclamos históricos de la República Socialista de Cuba.

Obama, a mediados de enero del 2015 había reconocido que "cuando uno hace algo que no funciona durante cincuenta años, es hora de probar algo nuevo" y continuó: "este año, el Congreso debería iniciar el trabajo de poner fin al embargo", enfatizó.

El gobierno norteamericano, vale aclararlo, siempre se refirió a su política como un "embargo" puesto que la acción de "bloqueo" califica como “crimen internacional de genocidio”, conforme a lo definido en la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 9 de diciembre de 1948.

En los términos balbuceados por Obama, la caída del bloqueo constituye un triunfo popular y el fin de una de las peores violaciones de los derechos humanos consumada por el imperialismo por la vía de las acciones económicas.

Final abierto

En rigor operan ambas tendencias contradictorias en un proceso que se encuentra abierto y cuyo desenlace dependerá de múltiples factores que hacen a la política interna de cada uno de los países involucrados e, incluso, a las relaciones que éstos mantienen con el resto de los países de la región y la propia crisis mundial.

De hecho, uno de los límites que esgrime el gobierno norteamericano a la hora de avanzar decididamente en la desarticulación del "embargo" lo constituye el hecho de que, el mismo, fue instaurado como ley a partir de 1996 con la firma de la "Ley para la Libertad y Solidaridad Democrática Cubanas" (conocida como Ley Helms-Burton) por el presidente William Clinton y que, por lo tanto, su desmantelamiento sería potestad del Congreso de los Estados Unidos y no del Poder Ejecutivo.

En rigor, de lo que se trata, es de un intento de consensuar la política de desmantelamiento del bloqueo con todo el régimen político norteamericano incluído el partido republicano. Es que, los Estados Unidos apuestan a imponer condiciones para el levantamiento definitivo que fuercen a Cuba a orientarse decididamente a una restauración capitalista avasallando, una por una, todas las conquistas del pueblo cubano e intentanto reestablecer una nueva clase capitalista autóctona referenciada con los "gusanos"que residen en Miami.

Los republicanos, con un ojo puesto en las próximas elecciones presidenciales, y con el objetivo de imponer una rendición sin condiciones a Cuba, no tienen intención alguna de allanarle el camino a la política oscilante de Barack Obama. De hecho, a mediados de abril de este año, legisladores republicanos presentaron un proyecto de ley que impondría fuertes límites a las medidas recientes del presidente Barack Obama para levantar parcialmente las restricciones sobre los viajes a Cuba. El proyecto de Mario Díaz-Balart, estadounidense de origen cubano que representa a Florida en la Cámara, bloquea los nuevos vuelos y cruceros a Cuba pero, de fondo, pretende darle al Congreso un protagonismo que no necesariamente debería tener. Así lo demuestra un artículo publicado en el Granma a mediados de febrero que explica que, la propia ley Clinton, amplía las atribuciones del ejecutivo para desmontar las principales limitaciones que establece el bloqueo.

Carlos Heller explicó que "si se levanta el bloqueo sería un triunfo de la revolución cubana. Los EEUU reconocieron que esa política fue un fracaso lo que no quiere decir que no pretendan imponer la misma política que antes. No creo que 'cuánto peor mejor', no puedo pensar que, si se abren posibilidades comerciales con el resto del mundo, eso va a debilitar el sistema. Por el contrario, lo va a fortalecer. Va a permitir que las ventajas que una sociedad como la cubana propone se puedan materializar en forma más efectiva. Ser autosuficiente para un pequeño país es muy dificil. Cualquier poroceso puede traer riesgos, pero el cubano es un pueblo culto y educado y con profundas convicciones que ha sobrellevado todos estos años. Lo va a vivir como parte de la revolución cubana. Hay una paradoja porque de los dos lados creen que hay una posibilidad de avanzar. Los EEUU hasta ahora no pudieron. No se puede pensar que para que la revolución cubana pueda sobrevivir, tenga que vivir bloqueada." concluyó.

La última palabra, en definitiva,  la tendrá el heroico pueblo cubano que defenderá sus conquistas históricas más allá, incluso, de las intenciones y la disposición que muestre  su propio gobierno.

"HAY UNA PARADOJA"

"Hay una paradoja porque de los dos lados creen que hay una posibilidad de avanzar. Los EEUU hasta ahora no pudieron. No se puede pensar que para que la revolución cubana pueda sobrevivir, tenga que vivir bloqueada".

Carlos Heller. Presidente del Grupo Parlamentario de Amistad con Cuba.

Una agresión de casi 60 años

El 1º de enero de 1959 se produjo la primera revolución triunfante en territorio latinoamericano. En la pequeña isla de Cuba las tropas comandandas por Fidel Castro, Ernesto "Che" Guevara y Camilo Cienfuegos derrotaron al ejército regular del dictador Fulgencio Batista y dieron inicio al proceso revolucionario que, luego, tomaría la forma de una Revolución Socialista.

El gobierno estadounidense decidió implementar una política de hostilidad con el propósito de aislar el proceso revolucionario en todo el continente en años de auge de la guerra fría con la Unión Soviética.

El gobierno revolucionario adoptó medidas que cuestionaban el poder de los monopolios privados norteamericanos con el objetivo de ponerlas al servicio del desarrollo nacional y el bienestar popular. La respuesta imperialista fue inmediata y, a través de una seguidilla de resoluciones parciales de índole diplomática primero y luego financiera y comercial fueron constituyendo, en tiempo récord, lo que luego tomaría la forma de un "bloqueo". El gobierno norteamericano adoptó, de entrada, medidas financieras para agobiar a la isla: el 6 de febrero de 1959, negó al restitución de 424 millones de dólares del Estado cubano, robados y fugados por cabecillas batistianos; menos de una semana después negaba un modesto crédito solicitado por el Banco Nacional de Cuba para sostener la moneda cubana.


En junio estblecieron una firme posición "contra la Ley de Reforma Agraria y su implementación" con el objetivo de "alcanzar el necesario resultado a través de la presión económica." Allí comenzaron las restricciones comerciales empezando por la supresión paulatina de la cuota azucarera cubana y, acto seguido, el presidente Eisenhower decretó el rompimiento de relaciones con Cuba. A partir de allí con el concurso de las multinacionales petroleras, en en abril de 1960, restringieron la exportación de combustible. En octubre de 1960 se ponen en vigor medidas generales prohibiendo exportaciones norteamericanas a Cuba y enero de 1962 Estados Unidos despliega una maniobra en la OEA que culmina con sanciones y ruptura de relaciones diplomáticas de la mayoría de países latinoamericanos con Cuba. En febrero de 1962 se implanta formalmente el "embargo" total del comercio entre Estados Unidos y Cuba y en julio de 1963 se prohiben todas las transacciones con Cuba y se congelan los valores del Estado cubano dentro de Estados Unidos. El cerco se cerró cuando adoptaron más medidas tendientes a limiter las operaciones comerciales de empresas subsisdiarias norteamericanas y la importación de productos de terceros países con componentes cubanos.                  

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