¿Cómo echarle abono a tu dinero?
Mercado de Dinero - junio de 2015
Todo depende del abono que le pongamos a
nuestros ahorros para multiplicarlos.
Para quienes no han podido percibirlo aún, el
dinero tiene vida propia como el resto del Universo.
Solo que algunos hombres lo utilizan como una
pieza muerta mientras para otros es levadura que crece, crece y crece.
Los resultados de un grupo y de otro son
obvios: unos se pasan su vida entera en la conocida “carrera de la rata”
marcada por el círculo vicioso de compra y paga, mientras en el otro se
encuentra la independencia financiera y el total dominio del tiempo.
De seguro querrás pertenecer a este segundo
grupo de personas, para ello deberás seguir un conjunto de principios que se
aplican tanto en Estados Unidos como en la China o en cualquier parte del
mundo.
Nunca subestimes lo que tienes.
Es un gran error considerar que se tiene muy
poco. Es por ello que unos son ricos y otros pobres. Porque para los ricos es
muy importante cada centavo de cada uno de los pobres. Inclinarte en cualquier
lugar a recoger del piso una simple moneda de un centavo no hace la diferencia
en tu cuenta, ni aumenta tus números, pero demuestra tu espíritu de humildad y
te muestra algo tan importante como “respetar el dinero”. Tu dinero vale y
mucho, porque es todo lo que tienes en este momento. Cuídalo y baja tu cabeza
para recoger del piso lo que sea.
Analiza dónde y cuándo conviene sembrarlo.
Evalúa tus condiciones y la del ambiente que te rodea.
Cada caso es particular; si tienes 20 dólares
le sacarás mayor provecho prestándole a amigos que invirtiéndolo en la bolsa.
Pero cuando esa cantidad se incremente pueden existir otras opciones menos
riesgosas que prestarlo a conocidos. Es importantísimo no vivir de espaldas a
cómo vive el resto del mundo. Las grandes crisis generan grandes capitales para
aquellos que saben mirar hacia delante.
El dinero tiene diferentes formas, a veces solo
hay que convertirlo.
Para muchos su mayor capital se encuentra en
ellos mismos, en sus aptitudes personales para realizar un tipo de trabajo, en
su carrera universitaria, etc.
En esos casos no basta con tener un buen
trabajo aunque eso ayuda definitivamente. Hace falta esencialmente monetizar
ese talento y lograr que se multiplique exponencialmente.
Hay que crear un producto o servicio a un costo
ínfimo que te distinga y revalorice en el mercado. Puede ser escribir un libro
contando la historia de tu vida o la de otros conocidos y exitosos, ofrecer un
servicio exclusivo que te haga diferente y eleve tus posibilidades de
comercializarte personalmente.
Desapégate del dinero.
Fíjate como los campesinos hacen para que sus
plantas crezcan sanas y fuertes. Repiten la rutina una y otra vez sabiendo que
perderán una parte de su cosecha pero que la otra multiplicará esta falta. No
estés demasiado focalizado en lo que estás haciendo. Diversifica la siembra de
tu dinero en varias áreas y de alguna sacarás provecho. Dividir el campo en
muchas parcelas equivale a invertir en varios rubros aunque siempre alguno sea
el principal. No estés demasiado enfrascado en que el dinero crezca porque
terminarás ahogándolo.
Antes de intentar venderle algo a alguien debes
convencerte a ti mismo.
De este elemento se desprende todo lo demás. A
veces nos quedamos admirados de cúantos miles pagaron por un producto o
servicio que nosotros podíamos ofrecer con igual o mejor mérito. La diferencia
entre quienes cobraron y nosotros, es que ellos están convencidos de lo que
ofrecen y llevan todo un camino probándose que siempre hay alguien dispuesto a
pagar por ello.
Si te sirvió de inspiración este artículo
consulta con varios asesores financieros y quédate con el mejor de ellos. Lee e
investiga sobre historias de cómo otros hombres levantaron su fortuna y
sobretodas las cosas, comienza a abonar tu dinero para que veas crecer un árbol
lo suficientemente grande como para que te satisfaga a ti y a tu familia. Ese
será, al fin, tu verdadero patrimonio.
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