República Dominicana: Cómo la banca aprendió de
los errores
Forbes - lunes, 15 de junio de 2015
Después de la tormenta viene la calma… y las
ganancias. Gracias a la aplicación de normativas internacionales que regulan el
sistema, República Dominicana es un ejemplo de recuperación y fortaleza
financiera.
Las lecciones que aprendió el sistema
financiero dominicano con la crisis provocada por la quiebra de Baninter en
2003 han sido la base para la aplicación y supervisión de normativas que le
han permitido no solo reponerse por completo de los efectos secundarios de la
crisis, sino que al día de hoy, el país cuenta con un sistema financiero
robusto y sano, pero sobre todo preparado para no repetir los errores del
pasado.
Según el superintendente de bancos, Luis
Armando Asunción Álvarez, gracias a la implementación del modelo de supervisión
basado en riesgo, tal y como lo consigna el Tratado de Basilea III, el sector
financiero nacional lleva un buen ritmo y está mostrando una enorme fortaleza.
Por cierto, los Acuerdos de Basilea son
recomendaciones sobre la legislación y regulación bancaria, emitidos por el
Comité de Supervisión Bancaria de Basilea (Suiza), compuesto por los
gobernadores de los bancos centrales de las principales economías del mundo, y
que luego pueden ser (o no) trasladados a la normativa de cada Estado o zona
económica común. El primer acuerdo se estableció en 1988, el segundo se
implementó en 2004 y el tercero entró en vigor a partir de 2013.
Lo que estas medidas buscan es mejorar la
capacidad del sector bancario para afrontar perturbaciones ocasionadas por
tensiones financieras o económicas de cualquier tipo, mejorar la gestión de
riesgos y el buen gobierno en los bancos, así como reforzar la transparencia y
la divulgación de información de los bancos.
A la fecha, la intermediación financiera en
nuestro país equivale al 3.7% del total del producto interno bruto (PIB), lo
que a criterio de la Asociación de Bancos Comerciales (ABA) es muy positivo,
pues a través de la expansión del crédito la banca tiene la oportunidad de
apoyar al desarrollo económico del país.
Un ejemplo claro de ello es que, según datos de
la Superintendencia de Bancos, a junio de 2014 la cartera de crédito comercial
seguía concentrada en los sectores más representativos de la economía. Por
ejemplo, durante el primer semestre del año pasado la cartera de préstamos
destinado al sector de industrias manufactureras creció en un 17%. Mientras que
el crédito dedicado al sector comercial pasó a 101.113 millones de pesos de
República Dominicana (a un tipo de cambio de 45 pesos de República Dominicana
por dólar) para un incremento del 3.5%. En cuanto al financiamiento para compra
de casa, la cartera de crédito de consumo ascendió más del 7% y los créditos
hipotecarios registraron un incremento del 6%.
Además, el índice de solvencia del Sistema
Financiero se situó en 16.42%, superior en 6.42 puntos porcentuales al
requerimiento mínimo de 10% establecido en la Ley Monetaria y Financiera, con
un sobrante de capital de 52.516 millones de pesos de República Dominicana (a
un tipo de cambio de 45 pesos de República Dominicana por dólar), que
constituye una muestra fehaciente de la fortaleza patrimonial del sistema
para absorber posibles pérdidas asociadas a los distintos riesgos.
En total, en nuestro país operan 62 entidades
de intermediación financiera autorizadas por la Junta Monetaria divididas en
cuatro categorías: bancos múltiples, asociaciones de ahorro y préstamo,
bancos de ahorro y crédito, corporaciones de ahorro y crédito y una entidad
pública que es el Banco Nacional de la Vivienda y Producción (BNV).
Los nuevos retos de la banca
A pesar de lo robusto del sistema financiero
dominicano, el acceso de la población a estas entidades se ha convertido un
reto para el sector. Los expertos coinciden que una de las causas del bajo
índice de inclusión se debe a la elevada tasa de empleos informales.
Según cifras del Banco Mundial, República
Dominicana tiene 584 cuentas bancarias por cada 1,000 adultos, ubicándose por
debajo del promedio de Latinoamérica, con 634 cuentas. En cuanto al número de
sucursales por cada 100,000 adultos, también está en niveles inferiores con
relación a Latinoamérica, con 11 oficinas, mientras América Latina posee 17.
Una de las medidas más importantes adoptadas
por el sistema financiero para mejorar el acceso es la puesta en marcha de los
subagentes bancarios. La Asociación de Bancos Comerciales (aba) prevé que esta
figura financiera aumentará la bancarización a un ritmo promedio de 4% anual,
lo que permitirá que aproximadamente 1.3 millones de personas accedan a
servicios financieros en los próximos cuatro años. Debido a esto la tasa de
inclusión financiera pasaría de 30% en la actualidad a 46% para finales de
2017.
“La figura del Agente Bancario, creado y
regulado por las autoridades monetarias es, sin lugar a dudas, un mecanismo
que repercutirá positivamente en la mejoría del indicador de inclusión
financiera, así como también el uso cada día más amplio de la tarjeta
solidaridad. De igual forma, las nuevas regulaciones y fondos disponibles para
la pequeña y mediana empresa constituyen mecanismos para favorecer el grado de
inclusión financiera” dice Julio Escoto, director ejecutivo de la Liga de Asociaciones
de Ahorro y Préstamos (Lidaapi).
Otras de las medidas adoptadas por el sector
han sido la colocación en el mercado de diferentes tipos de tarjetas de
crédito, dirigidas a públicos en específico, con menores costos y amplios
beneficios; así como también la implementación de la banca móvil, que permite
realizar transacciones a través de los teléfonos celulares.
A estos desafíos en común, hay que sumarle
retos específicos que enfrentan las organizaciones de cada sector. Para el
recién nombrado presidente de la Asociación de Bancos de Ahorro y Crédito y
Corporaciones de Crédito (Abancord), Alan Muñoz, asegura que “las entidades
que componen la agrupación deben profundizar sus iniciativas en la gestión de
la calidad de la cartera de créditos, el fortalecimiento de los controles
internos y controles de riesgos, así como fortalecer las mejores prácticas de
gobierno corporativo, entre muchas otras acciones tendentes a eficientizar sus
operaciones”.
Para Julio Escoto, el reto principal de las
entidades no accionarias es el de continuar adoptando políticas de control que
garanticen y preserven los recursos de los depositantes y fortalecer cada año
el patrimonio de nuestros asociados. “Lidaapi continúa haciendo esfuerzos para
que el marco regulatorio actual sea más equilibrado en lo que se refiere a las
operaciones activas y pasivas que pueden realizar las asociaciones de ahorros y
préstamos, lo cual además de introducir mayores niveles de competencia en el
sistema financiero permitiría, a su vez, incrementar el acceso de los usuarios
al crédito en condiciones que le permitan competir con otros países de la
región en proyectos de desarrollo”, concluye.
Para tener un panorama más amplio sobre
nuestro sistema financiero, hemos clasificado a las entidades de
intermediación financiera de acuerdo a tres variables, cuya data fue
suministrada por la Superintendencia de Bancos.
Activos. El tamaño de los activos son
importantes para medir no solo qué tanto ha crecido una institución financiera,
sino que además muestra cuál es el nivel de cobertura en caso de una eventual
liquidación. Un banco donde los activos son muy pocos, los clientes pueden
sufrir el riesgo de no recuperar su ahorros e inversiones.
En total, a febrero de este año, los activos
totales del Sistema Financiero ascendieron a 1.22 billones de pesos de
República Dominicana (a un tipo de cambio de 45 pesos de República Dominicana
por dólar), equivalentes a 27,320 millones de dólares en activos, de los cuales, más de 1 billón de
pesos de República Dominicana (a un tipo de cambio de 45 pesos de República
Dominicana por dólar) corresponden a los bancos múltiples, casi 134,000
millones de pesos de República Dominicana (a un tipo de cambio de 45 pesos de
República Dominicana por dólar) son de las asociaciones de ahorro y crédito;
poco más de 20,000 millones de pesos de República Dominicana (a un tipo de
cambio de 45 pesos de República Dominicana por dólar) a los bancos de ahorro y
crédito.
Índice de solvencia. Es el porcentaje de
recursos propios ponderados calculado sobre los activos medios ajustados que
presenta una entidad de crédito. En la normativa dominicana se establecen un
mínimo de 10% para este ratio que también denominado coeficiente de solvencia.
En instituciones como las asociaciones de
ahorros y préstamos los índices de solvencia suelen ser más altos debido a que
no tienen accionistas. Entonces, todas las utilidades se capitalizan y se
convierten en patrimonio, lo que aumenta la capacidad de responder ante una
contingencia. El índice de solvencia promedio de las asociaciones de ahorro y
préstamos, es prácticamente del 30%. Mientras que en el de los bancos múltiples
es de 14.26%; el de los bancos de ahorro y crédito es de 18% y el de las
corporaciones de crédito es de un 13%.
Rentabilidad del patrimonio. Los indicadores
de rentabilidad buscan medir la capacidad de una entidad financiera de generar
ingresos para expandirse, mantener una posición competitiva en el mercado,
reponer y aumentar sus fondos patrimoniales. Específicamente la Rentabilidad
del Patrimonio Promedio (roe, por sus siglas en inglés), mide el rendimiento
promedio del patrimonio invertido por los accionistas de la entidad
financiera.
De acuerdo con estándares internacionales, se
califica como “bueno” el promedio de rentabilidad cuando es mayor al 15% y muy
bueno cuando sobrepasa el 25%. Por debajo de ese promedio, se califican como
regular, malo o muy malo.
En nuestro país, el mayor promedio de
rentabilidad del patrimonio lo tienen los bancos múltiples con 25.33%, seguido
de las asociaciones de ahorros y préstamos con 12.19%, los bancos de ahorro y
crédito tienen una media del 15% y las corporaciones y casi 6%.
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