Dennis Muilenberg: de practicante a CEO (de
Boeing)
Forbes - jueves, 25 de junio de 2015
Cuando Dennis entró a Boeing era
un estudiante de ingeniería aeronáutica y tenía un puesto temporal. Hoy, 30
años después, está a unos días de ocupar el puesto máximo de la compañía.
El 1 de julio, Dennis A.
Muilenburg, de 51 años, asumirá el cargo de director general de Boeing, el
gigante aeroespacial con ingresos anuales por 91,000 millones de dólares (mdd),
anunció la compañía. El ejecutivo es un ingeniero aeronáutico que comenzó en
Boeing hace 30 años como practicante. Después de ascender en la escalera
corporativa y dirigir las actividades de defensa y del espacio, se ha
desempeñado como director de operaciones y presidente desde 2013, y era
ampliamente visto como un heredero obvio.
En momentos en que pocas personas
piensan en trabajar para la misma empresa durante toda su carrera, la llegada
de Muilenburg al cargo máximo en Boeing demuestra que la lealtad a una compañía
aún puede rendir frutos. Jugosos frutos.
Dennis cursó la licenciatura en
ingeniería aeroespacial en la Universidad Estatal de Iowa y una maestría en
aeronáutica y astronáutica en la Universidad de Washington antes de unirse a
Boeing como practicante en 1985. Como jefe de Sistemas de Defensa de Boeing,
una de las dos divisiones principales de la compañía, ganó un contrato para
construir una nueva cisterna de reabastecimiento para la Fuerza Aérea y redactó
una estrategia para absorber recortes presupuestarios de defensa. El
colaborador de Forbes Loren Thompson, quien ha tratado con Muilenburg a través
del think tank del Instituto Lexington de Thompson, describe a Muilenburg como
“concentrado e hipercompetitivo”, con una afinidad para los deportes y el
ejercicio, especialmente la bicicleta. “Hay una intensidad en su personalidad
que uno rara vez se encuentra en el sector aeroespacial, uno tradicionalmente
mesurado”, escribe Thompson.
Muilenburg no es el único alto
ejecutivo que ha cosechado los frutos de perseverar en la compañía en donde ha
practicado. Aquí hay otros tres jefes que iniciaron como pasantes:
Mary Barra, de 53 años, CEO de
General Motors desde diciembre de 2013, se convirtió en practicante en la
fábrica de la automotriz de Detroit, hace más de 30 años. En ese entonces era
una estudiante de ingeniería de 18 años en el Instituto General Motors (ahora
Universidad Kettering) en Flint, Michigan, una escuela de oficios cooperativa
fundada en 1919 y dirigida por GM entre 1926 y 1982, donde los Tres Grandes de
Detroit pagaron por su educación mientras trabajaba temporadas en la empresa.
Entre sus primeros trabajos estuvo uno en una planta de estampado metálico en
Pontiac. Después de graduarse entró a trabajar como inspectora de calidad de
tiempo completo de Pontiac. En 1988 la empresa le pagó una maestría en
Stanford. En medio de las tensas negociaciones laborales nacionales, trabajó
para mejorar las comunicaciones a nivel de planta con los empleados. Cuatro
años más tarde, ya dirigía una fábrica de GM que pasaba por serios problemas en
una época en la que buscaba innovar en la automatización para desafiar a los
japoneses. Más tarde GM fue ascendida a directora ejecutiva de ingeniería de
fabricación. Poco después de convertirse en CEO tuvo que manejar la
controversia sobre los problemas del switch de encendido en el Cobalt GM que ha
sido relacionado a 87 víctimas mortales. Barra ganó 16.4 mdd en 2014.
Ursula Burns, de 56 años, CEO de
Xerox desde 2010, trabajó en el gigante de impresión y copias a sus 20 años,
cuando era practicante de verano y estudiante de ingeniería mecánica. Mientras
crecía con una madre soltera en Nueva York, un consejero en su preparatoria
católica le aconsejó seguir la carrera en enfermería, enseñanza o convertirse
en monja. En cambio, se especializó en ingeniería mecánica en la Universidad de
Nueva York y cursó una maestría en el tema en Colombia. Durante sus veintes, se
despeñó en varios puestos en Xerox en el desarrollo de productos y planeación
hasta que Wayland Hicks, un vicepresidente, le pidió que fuera su asistente
ejecutiva en 1990. Ella tenía 31 años y tomó el trabajo, a pesar de que pensó
que podría ser un callejón sin salida. Burns no pasó desapercibida para el
presidente de Xerox Paul Allaire, quien la contrató como su asistente
ejecutiva, y fue cuando Ursula comenzó a construir una reputación de decir lo
que piensa acerca de los retos de la empresa. Más tarde dirigió equipos en los
negocios de fax e impresión en red. En 2000, con las acciones por los suelos y
los rumores de una quiebra, estaba lista para renunciar, pero los miembros del
consejo la convencieron de quedarse. La compensación de Burns alcanzó los 22
mdd en 2014 según Bloomberg.
Roger Goodell, de 56 años,
comisionado de la NFL desde 2006, recibió una serie de cartas de rechazo de los
equipos de futbol profesional antes de conseguir una práctica administrativa de
tres meses en la sede de la liga en 1982. Su tenacidad le consiguió ese puesto
después de que el entonces director ejecutivo Don Weiss le dijo que no había
trabajo disponible, pero que pasar por su oficina por si alguna vez estaba en
la zona. Goodell manejó siete horas durante la noche y se presentó en las
oficinas de Nueva York. Su siguiente trabajó fue como encargado de las
relaciones públicas de los Jets antes de regresar a la liga. Desde que se
convirtió comisionado en 2006 ha resistido muchas controversias, incluyendo
demandas de ex jugadores por lesiones y enfermedades graves provocadas por el
juego. The New York Times
reportó que Goodell ganó 35 mdd en 2013.
Muilenburg reemplazará a W. James
“Jim” McNerney, de 65 años, que ha alcanzado la edad de jubilación obligatoria
de Boeing. Según Bloomberg, McNerney ganó 24.9 mdd en 2014. El Times informa
que la transición está llegando en un buen momento para la compañía con sede en
Chicago, en medio de ingresos y beneficios saludables de los pedidos de sus
nuevos aviones comerciales de bajo consumo. Muilenburg dijo al Times que se
había enfocado intensamente en la división de aviones comerciales en los
últimos dos años y está planeando el futuro de la unidad. Él también tiene que
lidiar con el posible cierre de producción de aviones de combate de Boeing en
St. Louis.
McNerney tenía amplia experiencia
fuera de Boeing antes de unirse a la compañía como director, presidente y
director general en julio de 2005. Antes fue presidente y consejero delegado
del gigante mundial de tecnología 3M, donde había trabajado desde el 2000,
después de 19 años en General Electric.
Durante su permanencia en GM
presidió el lanzamiento del llamado Dreamliner, un avión más ligero que terminó
golpeado por inconvenientes de producción y problemas con las baterías de
litio-hierro. También fue criticado por su difícil relación con los trabajadores
de Boeing. No obstante, el precio de las acciones de Boeing ha aumentado 40% en
los últimos dos años, impulsado por la expectativa de que los nuevos aumenten
los ingresos.
Un analista de aviación dijo al
Times que los ingenieros de Boeing están emocionados por la llegada de un
colega al puesto más alto. La vasta experiencia de Muilenburg en la empresa
también lo pone en buena posición. Para facilitar la transición, McNerney
seguirá siendo CEO hasta febrero y luego permanecerá como presidente.
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