La amenaza
financiera detrás de la F1
Forbes junio de 2015
El glamour puede llevar a cometer errores: esta
competencia es cada vez más cara y no siempre tiene un final feliz. Los casos
de pérdidas y patrocinadores que desertan no son pocos.
El 15 de septiembre de 2008 se hizo oficial:
Lehman Brothers se declaró en bancarrota y ello marcó el inicio de la crisis
económica mundial más catastrófica desde el crack de 1929 en Estados Unidos.
Casi tres meses después, el viernes 5 de diciembre, el último día de la jornada
laboral en el corporativo de la automotriz japonesa Honda, el CEO Takeo Fukui,
vestido de traje negro y en una sala donde no había ningún logo de la
multinacional, anunció que después de 44 años en la Fórmula 1 (el serial de
automovilismo más importante), tenía que abandonar la competencia.
¿Por qué? No estaba en condiciones de mantener
un negocio de 450 millones de dólares (mdd) anuales. Las cuentas no salían. Y
si alguien conoce la importancia de la F1 para Honda es Takeo. Empezó a
trabajar en la compañía japonesa desde 1969, apenas cinco años después de que
la empresa se involucrara en el serial.
La crisis global había afectado a una de las
entidades deportivas más ricas en el orbe y eso era apenas el principio de la desbandada
de multinacionales grandes que se apartaron del llamado Gran Circo. Después
de Honda, desertaron Toyota y BMW.
La F1 es uno de los campeonatos deportivos que
más dinero factura en el mundo. Ingresa al menos 1,800 mdd al año, de acuerdo
con el documento financiero Formula Money.
A simple vista, el serial es un sitio donde
todo marcha perfecto: pistas espectaculares, circuitos llenos, acuerdos
millonarios de televisión, patrocinios, grandes personalidades los días de
carrera. Pero detrás del característico y potente ruido de los motores, lo que
hay son altas cuentas por pagar para la organización, disparidad presupuestal y
los coletazos del mal momento económico que vive el mundo, dicen
especialistas, al grado que la amenaza de la quiebra es una nube que
difícilmente se disipa.
“Ahora se necesita 100 veces más dinero que
antes (a finales de los años 60) para mantener un equipo de F1”, comenta el
expresidente de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), Max Mosley.
Desaparición de equipos, ciudades que ya no
tienen para pagar las altas cuotas que exige la F1 por albergar un Gran Premio,
la falta de patrocinadores y una menor audiencia televisiva en Europa son
algunas de las razones específicas que enumera el estudio de Black Book y la
BBC de Londres como motivos reales de la crisis económica que ya vive el
campeonato de autos más importante. “Es un gran problema que desaparezcan
equipos y que estos no sean reemplazados”, dice Christian Sylt, editor del
informe financiero anual titulado Formula Money.
Abandonos en carrera
Anthony Fernandes es un empresario de Malasia y
tiene una fortuna estimada en 530 mdd. AirAsia es una de sus empresas, cuenta
con una flota de 169 aviones y en 2012 incursionó con su dinero a la Fórmula 1
con la escudería Caterham. Dos años más tarde dio por terminada su
participación sin siquiera terminar la temporada, por falta de recursos.
Tony, como le conocen en el mundo de los
negocios, no estaba dispuesto a perder dinero. Los altos costos de operación,
cero carreras ganadas por sus pilotos y los pocos premios que recibía por la
mala distribución por parte de la F1 y la FIA limitaron su estadía.
El empresario español y presidente de la
escudería Lotus, Gérard Lopez, reflexiona sobre lo que sucede actualmente en
la competencia: “Lo lógico tras la crisis económica del 2008 habría sido cortar
los costos, pero ocurrió lo contrario, algo ridículo dado el clima
financiero”. Según el sitio CircusF1.com, el año pasado Red Bull contó con un
presupuesto de 455 mdd, mientras que Marussia (una de los equipos pequeños)
dispuso de 64 mdd.
En el 2014 las escuderías Caterham y Marussia
no estuvieron presentes en las últimas tres carreras del campeonato por no
tener recursos financieros para estar en la pista. Al respecto, el tricampeón
del mundo, el alemán Sebastian Vettel (que en ese momento todavía corría para
Red Bull), comentó a la prensa: “No es del todo una sorpresa (el abandono de
las dos escuderías). En años pasados hemos visto que para las escuderías más
pequeñas es difícil conseguir financiamiento, por mayores costos”. Incluso para
la actual campaña, los medios europeos especularon sobre la posibilidad de que
Force India, Sauber y Lotus no iniciaran la temporada por los mismos problemas.
Pero en algún momento, justo después de la
crisis económica de 2009, algunas de escuderías con “pocos” recursos como
Virgin (que pasó a ser Marussia y ahora es Manor) propuso “fair play
financiero”. Sugería que todos los equipos tuvieran un límite de presupuesto
de 60 mdd y no gastar más de lo que ingresan al año. La propuesta fue rechazada
por los más “poderosos”, como Red Bull, Ferrari y McLaren.
Pero el tema no es únicamente el de los costos
de mantenimiento de una escudería. Es también la repartición de los premios
por parte de la Fórmula 1. Andrew Benson, especialista en F1 de la bbc de
Londres, asegura que el dinero “no está dividido equitativamente, los grandes
equipos consumen la mayoría del pastel”. En datos oficiales de la temporada
2014, Ferrari se llevó 209 mdd y Marussia 10 mdd.
¿Cómo se reparte el dinero? Hay varios
factores, entre los cuales está la posición en que los equipos terminan el campeonato;
los que tienen más presupuesto son aquellos que más reciben. Por otro lado,
algunas escuderías tienen ciertos bonos por ser “tradicionales”, como el caso
de Williams y Mercedes.
“Además, conseguir patrocinadores es muy
difícil actualmente, porque las empresas quieren estar presentes en los equipos
protagonistas de la Fórmula 1, con los ganadores, y esos son muy pocos”,
reflexiona Mark Gallagher, director de CMS Motor Sport Business. Actualmente,
es tan complicado tener una compañía detrás, que incluso las escuderías más
tradicionales y poderosas no lo logran. Por ejemplo, este fue el segundo año
consecutivo en que McLaren no tuvo un sponsor principal.
En enero pasado, el director del equipo
británico, Ron Dennis dijo: “El título de patrocinador principal ya sólo existe
como concepto. Los equipos punteros tienen presupuestos tan elevados que
ninguna empresa parece dispuesta a invertir esta cantidad de dinero”.
Sin socios comerciales fuertes, las escuderías
han decidido “vender” los asientos de sus autos a pilotos que pese a no tener
una gran trayectoria o la máxima calidad para estar en la F1, tienen la
posibilidad de participar. Por ejemplo, Lotus contrató al venezolano Pastor
Maldonado, que cuenta con el respaldo de Petróleos de Venezuela. También es el
caso del mexicano Sergio Pérez en Force India y el apoyo que tiene de América
Móvil de Carlos Slim.
Los altos costos de manutención no sólo han
cobrado factura a equipos “pequeños”. Takeo Fukui anunció en una conferencia
concurrida la salida de Honda en 2008; pero un año después, Toyota siguió la
misma ruta; sus pérdidas entre abril del 2008 y 2009 fueron casi de 4,000 mdd
por el clima financiero global y “nos retiramos teniendo en cuenta la grave
situación actual”, según un comunicado de la propia automotriz. Después de las
japonesas, la alemana bmw argumentó motivos ecológicos y también se marchó.
El último personaje seducido por la F1 fue
Stephen Fitzpatrick, fundador de la empresa de energía Ovo Energy, quien
invirtió 50 mdd para rescatar a Marussia (ahora con el nombre de Manor). Pero
de entrada ya tiene una mala noticia: los premios del equipo el año pasado
fueron de 59 mdd y el nuevo dueño anunció que el presupuesto será de 85 mdd
anuales. ¿Por cuánto tiempo soportará perder dinero?
Tormenta perfecta
“La mayoría de los equipos, la F1 y la
Federación Internacional de Automovilismo, todos juntos han ayudado a crear la
tormenta perfecta”, así resumen el especialista Mark Gallagher la situación
financiera del Gran Circo. Y es que el problema no se termina con los
presupuestos desorbitantes y los altos costos de operación, ni con la
inequitativa repartición de los premios. Las ciudades también sufren cada vez
más para organizar un Gran Premio.
Ni la nación más poderosa de Europa y la que
rige económicamente el continente ha podido con ello. Alemania, por primera
vez desde 1960, no contará con una carrera del campeonato.
Para el especialista mexicano Carlos Jalife,
director de la revista FastMag, “Bernie Ecclestone cobra lo que quiere a los
países para darle una carrera en el calendario, si no aceptas pues va a otro
lado”. Ese fue el caso de Alemania, pero también de Corea del Sur; España y la
India recientemente han visto perder su fecha por razones financieras.
La agencia Europa Press detalló los motivos de
la salida de Alemania del calendario del 2015. “Los problemas económicos de
Núremberg y de Hockenheim confirmaron que no estaban en condiciones de
celebrar el Gran Premio”. En 2013 Corea del Sur organizó su última carrera porque
las autoridades aseguran que durante cuatro años las pérdidas fueron de 170
mdd, y aunque tenían contrato hasta el 2016, decidieron rescindirlo. Otro caso
igual fue el Gran Premo de Valencia, España, que le costó a los contribuyentes
320 mdd y en la India los problemas fiscales entre la Federación Internacional
de Automovilismo y el gobierno local es lo que evita que la carrera regrese una
vez más a la temporada.
En mayo de 2013, Takanobu Ito, presidente de
Honda y Martin Whitmarsh, jefe de McLaren —ambos sonriendo— se dieron un
fuerte apretón de manos. Los flashes de las cámaras hacían brillar su rostro y
es que ambas compañías se habían asociado para a partir de 2015 trabajar juntas
en desarrollar el auto del equipo británico. En esta ocasión no apareció el ceo
de la empresa japonesa, no hubo trajes negros, ni discursos cortos, ni espacios
sin logos. La asiática se empeña en seguir en la F1 y regresó a un sitio donde
los costos para hacer rodar a una escudería han aumentado más de 100 veces.
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