Oppo y Vivo dan vuelta el mercado
chino de smartphones
The wall
street journal- agosto de 2016
Las dos marcas crecen en
popularidad gracias a tiendas físicas tradicionales y a su incansable campaña
de publicidad
Estos días, pareciera que Li Dong
no puede escaparse de las marcas de móviles Oppo y Vivo.
“Los anuncios están por toda la
ciudad, con el eslogan de Oppo: ‘Cargue su teléfono por dos minutos, hable por
dos horas’”, cuenta Li, un obrero de fábrica de 25 años que vive en Zhengzhou.
En carteles publicitarios,
paradas de buses, la televisión y las redes sociales, las dos marcas de
teléfonos inteligentes —que tienen un dueño en común— están desplegando el tipo
de campaña publicitaria raramente vista en el sector móvil de China.
El dueño de la marca, BBK
Electronics Co., es un fabricante de Guangdong poco conocido fuera de China.
Oppo vende smartphones de gama alta con cámaras avanzadas y cuerpos de metal de
lujo en colores como dorado y rosa dorado. Vivo vende teléfonos más baratos que
apuntan a los consumidores jóvenes.
A medida que las ventas del
costoso iPhone, de Apple Inc., tambalean en China, las dos marcas nuevas crecen
en popularidad gracias a tiendas físicas tradicionales y a su incansable
publicidad. Oppo y Vivo ocupan el segundo y el tercer lugar, respectivamente,
en el mercado de teléfonos inteligentes de China, según los despachos de
dispositivos a los distribuidores en el segundo trimestre, indica la firma
Strategy Analytics. La líder del sector es Huawei Technologies Co.
El éxito de Oppo y Vivo plantea
más desafíos para Apple, que lanzaría su iPhone de próxima generación en
septiembre. China solía ser el mercado de crecimiento más rápido de Apple, pero
su cuota se redujo el trimestre pasado a menos de 7%, según Strategy Analytics.
“Apple está peleando por la clase
media en China, donde los compradores se están volviendo más sofisticados y
buscan un mejor precio, no sólo la marca”, explica Nicole Peng, directora de
investigación de Canalys China. “Es un mercado desafiante para Apple”.
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De las dos marcas, Oppo ha
apuntado de forma más directa a los consumidores que comprarían un iPhone. Sus
teléfonos ofrecen muchas de las mismas características por un precio más bajo.
Su modelo más costoso, el R9 Plus con 128 gigabytes de memoria, cuesta 3.299
yuanes (US$496), casi igual que el iPhone más barato, el SE de 16 GB, que vale
3.288 yuanes.
Lu Luma, director de
planificación tecnológica de Oppo, dice que su compañía se ha concentrado en
los últimos años en el desarrollo de sus propios canales minoristas, mientras
que la mayoría de las otras marcas ha recurrido a los operadores de telefonía
móvil y las plataformas de comercio electrónico.
“Nuestra estrategia es como jugar
go (un juego chino de estrategia)”, dice Lu. “Nos hemos enfocado en colocar
nuestras piezas en nuestro lado del tablero sin preocuparnos de lo que esté
haciendo el oponente en otra parte”.
Esos oponentes incluyen a Huawei,
que construyó su base vendiendo teléfonos a través de proveedores de servicios
móviles, y Xiaomi Corp., que fue pionera en las ventas directas a los
consumidores por internet.
En cambio, Oppo y Vivo
establecieron tiendas minoristas con acuerdos de distribución exclusivos. “Es
como un modelo de franquicia”, dice Peng, de Canalys. “Esto anima mucho a los
distribuidores a ayudar a vender sus teléfonos”.
Las dos marcas empezaron en
ciudades más pequeñas, donde muchas personas estaban acostumbradas a comprar de
forma tradicional. Las tiendas se han multiplicado en cada esquina de estas
ciudades, lo que hace que Oppo y Vivo sean las opciones por defecto de muchos
de los consumidores del país.
“Las tiendas de Vivo y Oppo están
por todas partes, así que son convenientes para comprar”, cuenta Li, el obrero
industrial que recientemente compró un Vivo X7 por 2.598 yuanes (US$391).
Durante el último año, Oppo ha
duplicado su cuota de mercado en China, a 14%, según Strategy Analytics. En el
mismo lapso, Vivo se ha apoderado de 12% del mercado, frente al 7,4% que tenía
antes, según despachos a los puntos de venta. Huawei sigue siendo el número
uno, con 18% del mercado, pero Apple y Xiaomi han registrado un descenso en sus
cuotas de mercado.
La estrategia de las dos marcas
ha sido tan efectiva que tanto Huawei como Xiaomi la están copiando. Ambas
empresas planean abrir más tiendas minoristas, y Xiaomi —que solía apoyarse
casi exclusivamente en la publicidad en redes sociales— lanzó el mes pasado una
campaña importante en vallas con celebridades chinas y el eslogan patriótico
“Smartphones hechos en China”.
Xiaomi ganó prominencia al
ofrecer alta tecnología a precios bajos, lo cual deleitó a los consumidores y
convirtió a la empresa en la startup más valiosa de China. Sin embargo, se está
volviendo más difícil satisfacer a los consumidores, cada vez más sofisticados,
de China.
Un ejemplo claro se dio el año
pasado cuando el presidente ejecutivo de Xiaomi, Lei Jun, llevó a cabo un
evento público para dar a conocer un nuevo plan de garantía que cubre
accidentes, similar al AppleCare+ para el iPhone. El ejecutivo pensó que todo
el mundo iba a estar entusiasmado cuando revelara el precio de 29 yuanes
(US$4,36), una fracción de los US$79 o US$99 que cobra Apple. En lugar de eso,
escuchó inconformismo de algunos en el público que esperaban algo mejor.
“Acabo de escuchar a algunas
personas gritar ‘gratis’”, dijo Lei. “Sería demasiado brutal para Xiaomi si
fuera gratis (…) Vamos, 29 yuanes no es muy costoso”.
El éxito de las ventas en tiendas
por parte de Oppo y Vivo demuestra también la capacidad de resistencia de los
locales tradicionales, señala William Lu, presidente ejecutivo de Gionee
Communications Equipment Co., otro fabricante de smartphones chino.
Durante el apogeo del dominio del
mercado por parte de Xiaomi, dos años atrás, los optimistas del comercio
electrónico argumentaban que en el futuro más de la mitad de todos los
teléfonos inteligentes podrían venderse en línea.
“En ese momento hubo pánico en
China de que los minoristas tradicionales se extinguirían”, señala Lu. “Pero,
¿se puede imaginar un mundo como ese? Con todo el mundo en la casa, no habría
nadie en las calles excepto los empleados de empresas de envíos. Claro que eso
es imposible porque los humanos son animales sociales”.
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