La clave en el crecimiento
económicos de Adidas
Bloomberg - viernes, 5 de agosto
de 2016
Herbert Hainer es el CEO que más
lleva en su cargo en una gran compañía alemana: dirige Adidas, fabricante de
artículos deportivos, desde 2001. En enero, cuando la empresa anunció el nombre
de su sucesor, el precio de la acción dio un salto de felicidad: los
inversionistas no estaban contentos con él. Pero ahora, en el último trimestre
de Hainer como CEO, Adidas va rumbo a tener un año récord y a registrar
ganancias anuales por una cifra de nueve dígitos (en euros) por primera vez en
su historia.
El miércoles, Adidas anunció que
sus ventas en los Estados Unidos aumentaron 26 por ciento en el trimestre que
terminó en junio. Son los deslucidos resultados estadounidenses los que
ensombrecieron la gestión de Hainer e hicieron que los inversionistas
insistieran en su renuncia. Fueron demasiado impacientes: las acciones de
Adidas superaron con creces al índice accionario alemán en el último año en
tanto casi duplicaron su precio.
Esto es una victoria para la
vieja escuela, aunque lograda con habilidades del siglo XXI. Hainer tiene 62
años y dos de los grandes motores de crecimiento de Adidas son la zapatilla
Stan Smith –que se fabrica desde mediados de los 60 y fue promocionada por el
tenista Smith en 1971- y el calzado de básquet Superstar, que se produce desde
1969.
Hace menos de dos años, parecía
que Adidas tambaleaba. Su crecimiento se había estancado y tenía una gran
exposición a Rusia, cuya moneda se hallaba en caída libre. Entretanto, en los
Estados Unidos no sólo Nike sino también la upstart Under Armour superaban a la
compañía alemana. El tercer puesto era humillante para un pionero de la
industria. Pero en el último trimestre, Adidas recuperó el segundo lugar.
Nike, desde luego, le lleva una
gran ventaja pero al menos las ventas de Adidas van en aumento, y no sólo en
América del Norte. En Europa occidental, donde su cuota de mercado está mucho
más cerca de la de Nike, crece más rápido que su rival estadounidense. En la
Gran China, donde sus posiciones también están cerca, ambas crecen a
aproximadamente el mismo ritmo. Y Adidas rota el inventario más rápido que
Nike.
Mientras el directorio de Adidas
buscaba un sucesor, Hainer escuchó las críticas. Redujo la presencia en Rusia,
fortaleció las ventas online y adoptó una política más agresiva en los Estados
Unidos, firmando más contratos de patrocinio con deportistas, abriendo un
estudio de diseño estadounidense y librando con éxito una batalla por patentes
con Nike. La colaboración con el rapero Kanye West en la línea de zapatillas
Yeezy ha tenido tanto éxito que algunos modelos de esa serie ahora se venden en
eBay por más de US$1.000 el par. Mark King, que dirige la división estadounidense
desde mediados de 2014 aspiraba a hacer que Adidas “fuera cool nuevamente en
los Estados Unidos”, y lo logró, recurriendo entre otras cosas a una fuerte
presencia en Instagram.
En marzo, Hainer presentó un plan
para traer de regreso la fabricación de zapatillas de Asia a donde se realiza
la mayoría de las ventas por medio del uso de robots, quizá incluso en las
tiendas, para producir el tipo preciso de zapatilla que quiere el cliente.
Parecía más un entusiasta advenedizo de Silicon Valley que un CEO alemán que
había trabajado para la misma compañía toda su vida.
Sin embargo, son los modelos
clásicos los que impulsaron la recuperación. Puede que la Stan Smith y la
Superstar incluyan algo de tecnología nueva –Adidas tiene que estar al nivel de
la competencia en materia de comodidad al correr- pero tienen la misma
apariencia que hace décadas, cuando la compañía todavía era dirigida por el
hijo del fundador, Adi Dassler.
Para relanzar la Stan Smith, se
realizó un gran esfuerzo de marketing. Como suele ocurrir en el sector del
calzado deportivo, requirió que lo usaran las personas indicadas. Sin embargo,
es básicamente el mismo producto que hace cincuenta años.
Esto tiene que ver con los ciclos
de la moda, obviamente, pero también con el perdurable atractivo de un objeto
simple y bien hecho, en este caso, una zapatilla alemana resistente, práctica y
de líneas puras. Los clientes quizá la compren por asociarla con algún famoso o
porque todos los otros chicos la usan y los ejecutivos de empresa pueden construir
edificios de marketing enteros a su alrededor. Pero como señala Andrea Feldsted
de Bloomberg Gadfly, la moda puede ser voluble; nada en ella tendrá el menor
sentido sin la calidad y la simplicidad subyacentes.
Ya sea que ponga o no robots en
las tiendas o aproveche mejor Snapchat que el equipo de Hainer, esta es la
mejor enseñanza que Hainer le transmite a Kasper Rorsted, el ejecutivo danés
que lo reemplazará en octubre. Si Rorsted pierde de vista esa lección, Adidas
caerá mucho más rápido que durante los días negros de Hainer.
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