El hackeo de contraseñas lleva a
las empresas a tomar medidas de seguridad
The wall street journal- agosto de 2016
En los últimos meses, los hackers
se han apoderado de las cuentas en Twitter de los presidentes ejecutivos de
Facebook Inc., Mark Zuckerberg, de Google, Sundar Pichai, y del propio Twitter
Inc., Jack Dorsey.
Tras bambalinas, equipos de
seguridad de cada gran empresa de tecnología, y muchas firmas pequeñas, están
actuando rápidamente para evitar que otros corran la misma suerte.
Algunos de los ejecutivos
aparentemente volvieron a usar contraseñas que habían sido robadas en ataques
anteriores a LinkedIn, Myspace y otros sitios; otros han sido víctimas de
software que usa las contraseñas viejas para adivinar las nuevas.
Casi 2.000 millones de contraseñas
viejas pueden ser vistas por apenas US$2 cada una en una base de datos llamada
LeakedSource, dirigida por operadores anónimos. Los investigadores dicen que
entre 1% y 8% de los nombres de usuario y contraseñas de LinkedIn funcionarán
en otros servicios, lo que les da a los piratas informáticos una forma de
apoderarse de otras cuentas. Entretanto, LinkedIn cambió las contraseñas de sus
usuarios y corrigió una vulnerabilidad de seguridad que permitió que le robaran
datos en 2012. La empresa está en proceso de ser adquirida por Microsoft Corp.,
en un pacto de US$26.200 millones que se espera que se cierre a finales del
año.
Los ataques de los hackers crean
un dilema para los operadores de otros populares servicios web. Pueden pedirles
a todos sus usuarios que cambien las contraseñas y arriesgarse a perder
clientes, o pueden no hacer nada y correr el riesgo de que las cuentas sean
hackeadas.
“Si cambian las contraseñas para
sus usuarios, la percepción podría ser completamente negativa, sin importar qué
tan bien lo expliquen”, dice Alex Holden, fundador y director de seguridad de
información de Hold Security LLC, que ayuda a las compañías a identificar
credenciales robadas en los sitios de piratería. “Si incluso 0,1% de estos
usuarios entra en pánico y decide llamar al servicio al cliente el mismo día,
crearía una pesadilla”.
Carbonite Inc., que ofrece
servicios de respaldo de archivos en línea, eligió pedirles a sus 1,5 millones
de usuarios que cambiaran de contraseña. La empresa también analizó los datos
hackeados y les pidió a los clientes cuyas credenciales aparecían en la base de
datos que confirmaran sus identidades para acceder a sus cuentas.
Carbonite actuó con decisión
debido a las serias consecuencias de las medidas a medias, dice Norman Guadagno,
vicepresidente de marketing de la empresa. “Cuando usted tiene una cuenta de
Carbonite, o cualquier servicio de respaldo, y tiene el nombre de usuario o la
contraseña para esa cuenta, tiene acceso a todo”, explica.
Twitter, Facebook, Yahoo Inc. y
otros eligieron otro camino. En vez de obligar a todos los usuarios a cambiar
sus contraseñas, analizaron las credenciales robadas e instaron o forzaron a
los usuarios afectados a cambiar sus contraseñas. Durante el último año,
compañías como Yahoo pusieron en práctica sistemas de analítica de datos y de
alerta para los clientes que les permite un procesamiento metódico de grandes
volúmenes de información y a la vez proteger a los clientes que reutilizan sus
contraseñas pese a ese tipo de advertencias. La semana pasada, el equipo de
seguridad de Yahoo respondió a un reporte según el cual 200 millones de nombres
de usuarios y sus contraseñas estaban a la venta en foros de piratas
informáticos. Un portavoz de Yahoo dijo que la compañía estaba al tanto de la
exposición y estaba “trabajando para determinar los hechos”.
InfoArmor Inc., una firma
especializada en inteligencia de identidades, analizó la semana pasada la base
de datos en cuestión y cree que no se trata de una nueva base de datos de
contraseñas de Yahoo. “Es una mezcla de basura de terceros”, dijo Andrew Komarov,
director de inteligencia de InfoArmor.
Analizar los datos toma tiempo.
Yahoo tiene mil millones de usuarios. Su equipo de seguridad comenzó a examinar
la base de datos de LinkedIn el 18 de mayo. Algunos de los nombres de las
cuentas y las contraseñas estaban cifrados. Los empleados de Yahoo tuvieron que
descodificar y buscar si alguno correspondía a sus propios usuarios.
Ocho días después, el 26 de mayo,
Yahoo envió una nota a un número no revelado de usuarios afectados,
indicándoles que cambiaran sus contraseñas.
“Hay una cantidad enorme de
actividad frenética ocurriendo en los negocios orientados al consumidor para
mantener seguros a nuestros usuarios”, dijo en junio Alex Stamos, director de
seguridad de Facebook, a una comisión de ciberseguridad de la Casa Blanca en
una audiencia en Berkeley, California.
Uno de los problemas de este
enfoque es que los usuarios podrían ignorar los mensajes en los que se les
indica que cambien sus contraseñas. Werner Vogels, director de tecnología de
Amazon.com, perdió el control de su cuenta de Bitly Inc., el sitio usado para
acortar enlaces de direcciones web, después de ignorar un mensaje para cambiar
su contraseña, confirmó él mismo en un mensaje en Twitter.
La cuenta de Twitter de Brendan
Iribe, presidente ejecutivo de Oculus, la unidad de realidad virtual de
Facebook, fue un blanco fácil porque volvió a usar una vieja contraseña de
Myspace, indicó “Lid”, el hacker que asegura haber tomado control de la cuenta
del ejecutivo por unas cuantas horas el mes pasado. Lid envió varios mensajes
no autorizados, incluyendo uno en el que se autoproclamaba como el nuevo
presidente ejecutivo de Oculus. Lid se abstuvo de revelar su nombre verdadero.
Oculus confirmó la secuencia de los hechos.
Las grandes bases de datos de nombres
y contraseñas de usuario aparecen periódicamente a disposición del mejor postor
en sitios web del mercado negro. Sin embargo, en los últimos meses, “el abuso
de datos parece estar incrementándose”, dijo en junio en una entrevista Bob
Lord, director de seguridad de información de Yahoo.
Los usuarios de Twitter
prominentes usualmente recuperan el control de sus cuentas en cuestión de
horas, causando poco daño más allá de unas cuantas vergüenzas. Sin embargo, los
profesionales de seguridad dicen que volver a usar contraseñas puede exponer a
las redes corporativas o al creciente número de servicios empresariales en
línea.
Las compañías les dicen a los
empleados que no repitan sus contraseñas corporativas en servicios como
LinkedIn, pero es imposible constatar si esto sucede. Eso es algo preocupante,
dice Cormac Herley, investigador con Microsoft. “Podría pasar que algún tercero
tenga una brecha de seguridad y esencialmente yo quedo vulnerable si mis
empleados han repetido sus contraseñas”, señala.
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