Los fondos de bonos se vuelcan a los mercados
emergentes
The wall
street journal-lunes, 15 de agosto de 2016
El aumento de la exposición al
mundo en desarrollo por fondos de inversión en deuda que normalmente tienen
poco apetito por deuda riesgosa está impulsando la racha alcista de los
mercados emergentes, a excepción de China.
Fondos de bonos internacionales
que administran BlackRock Inc., Legg Mason Inc. y OppenheimerFunds están entre
las grandes gestoras que en los últimos meses han incrementado sus tenencias de
deuda de mercados emergentes como Argentina, Brasil e India. El cambio refleja
el golpe que sienten estos fondos como consecuencia de las bajas tasas de
interés en Estados Unidos y las tasas negativas en Japón y gran parte de
Europa.
Los bonos soberanos con
rendimientos negativos, la mayor parte de mercados desarrollados, han aumentado
a un total de US$11,4 billones, según Fitch Ratings.
La búsqueda de mayores retornos
en el actual entorno de tasas de interés ultrabajas en el mundo desarrollado
también ha impulsado las acciones de las empresas de países emergentes. El MSCI
Emerging Market Index acumula un alza de 15% este año.
No obstante, el mercado bursátil
chino ha quedado fuera de esta racha alcista. El índice Compuesto de Shanghai
ha caído 14% este año, en tanto que las acciones chinas que cotizan en la Bolsa
de Hong Kong registraban un descenso de 1,1% hasta el cierre del viernes.
En las últimas seis semanas, los
inversionistas han inyectado cerca de US$13.000 millones en fondos de renta
variable de países emergentes al tiempo que han retirado más de US$3.500
millones de vehículos enfocados en acciones de China, según la firma especializada
en fondos EPFR Global.
La cautela en torno a China
refleja, en parte, el nerviosismo de los inversionistas globales acerca de la
extrema imprevisibilidad del mercado bursátil chino, incluso bajo los
estándares de los volátiles mercados emergentes. Después de trepar 60% a principios
del año pasado, las acciones chinas se derrumbaron 41% entre junio y agosto,
para luego recuperarse brevemente y volver a caer 23% el pasado enero.
“Creo que muchos inversionistas
están perplejos por lo que pasa en China”, dice Alex Muromcew, director gerente
de TIAA Global Asset Management, que gestiona US$899.000 millones. Muromcew
explica que su fondo de renta variable de mercados emergentes ha incrementado
este año sus inversiones en Perú y Brasil, pero que posee menos acciones chinas
que la ponderación que estas tienen en los índices de referencia globales.
Muchos gestores de bonos globales
también están acudiendo a los mercados emergentes porque algunos clientes
institucionales, incluidos fondos de pensiones y aseguradoras, tienen
restricciones sobre cuánto dinero pueden destinar a deuda con rendimientos
negativos. Estos inversionistas necesitan efectivo para cubrir sus obligaciones
y quieren inversiones que generen ingresos.
Los fondos de renta fija globales
elevaron sus posiciones en mercados emergentes de 9,8% en febrero a 10,6% en la
primera semana de agosto, el nivel más alto en aproximadamente un año, según el
Instituto de Finanzas Internacionales. El máximo registrado en los últimos años
fue de 14% en 2013.
Si bien es ligero en términos porcentuales,
el aumento representa una entrada de miles de millones de dólares a los
mercados emergentes, debido a que las gestoras de fondos globales administran
cerca de US$1 billón en deuda, según datos de EPFR Global.
El creciente interés de los
fondos de renta fija —junto con el ingreso récord de US$14.300 millones en
fondos dedicados a los mercados emergentes en julio— ha ayudado a impulsar las
ganancias en el mundo en desarrollo, dicen los analistas.
Los bonos de mercados emergentes
denominados en dólares retornaron 12,3% hasta julio, según J.P. Morgan Chase
& Co. El Citi World Government Bond Index, un indicador de deuda soberana
global, subió 7,5% en el mismo lapso.
El rendimiento promedio de los
bonos del índice de mercados desarrollados de Bank of America es de 0,56%,
frente al 4,44% de la deuda soberana de mercados emergentes. Estos países
constituyen actualmente casi la mitad de los ingresos por rendimiento de estos
dos índices combinados, mientras que en 2008 representaban cerca de 20%.
Rick Rieder, director de
inversión en renta fija de BlackRock, la mayor gestora de activos del mundo,
dice que su BlackRock Strategic Global Bond Fund ha aumentado sus posiciones en
Argentina, Brasil, India e Indonesia. En junio, el fondo de US$160 millones
tenía 37,3% de sus activos en mercados emergentes, según documentos presentados
a los reguladores, comparado con 25% a fin de 2015. El fondo, dice Rieder,
redujo recientemente una considerable exposición a bonos de rendimiento
negativo, especialmente de Japón.
“La única razón por la que
compras un bono con tasa negativa es que pienses que se hará más negativa”,
señala.
No obstante, al reducir su
exposición a las tasas de interés negativas, muchas gestoras de bonos globales
están asumiendo otros riesgos en la volátil deuda de mercados emergentes.
Algunos de los mismos
inversionistas se vieron perjudicados el año pasado cuando la deuda de países
emergentes en monedas locales perdió 15% como consecuencia de la desaceleración
del crecimiento de la economía china, la debilidad de los precios de las
materias primas y los temores sobre un ajusto de la política monetaria en
EE.UU.
El trasfondo para los mercados
emergentes aún se ve “muy claramente más negativo que positivo”, afirma Zsolt
Papp, gestor de cartera de J.P. Morgan Asset Management.
La inestabilidad política en
países como Brasil, Turquía y Venezuela ha llevado a muchos inversionistas a
tratar con mayor cautela los bonos emitidos por estos, pese a las alzas que han
registrado recientemente.
La calidad del crédito también se
ha deteriorado. Este año, 19 empresas de mercados emergentes que emitieron
deuda han entrado en cesación de pagos, frente a 15 a esta altura del año
pasado, indica S&P Global Ratings. Cerca de un tercio de todos los emisores
de bonos de mercados emergentes están en riesgo de sufrir una rebaja de su
calificación.
De todos modos, incluso los bonos
de gobiernos que han tenido cesaciones de pagos en el pasado están atrayendo
fondos globales. Ecuador pagó US$650 millones en bonos el año pasado, la
primera vez en más de 180 años que saldó su deuda exterior a tiempo. El país
emitió nueva deuda en enero que madura en 2020 y rinde más de 22%. Sin embargo,
la entrada de capital extranjero a Ecuador ayudó a bajar ese rendimiento a 10,4%.
Los rendimientos y los precios de los bonos se mueven en direcciones opuestas.
Matthew Cobon, gestor de fondos
de renta fija en Columbia Threadneedle Investments, que administra US$460.000
millones, posee bonos de Rusia, Hungría y México, pero no de China. Dice que
tiene dudas sobre si el actual ritmo de crecimiento económico del gigante
asiático será sostenible, por lo que ha apostado a una caída del yuan, una
posición que ha mantenido por un buen tiempo. “Somos bastante negativos sobre
China”, afirmó.
Jack McIntyre, gestor de cartera
del Legg Mason Global Opportunities Bond Fund, de US$3.200 millones, aumentó su
posición en mercados emergentes a 43% después de recortar la de los bonos del
Tesoro de EE.UU. de 20% a 5%.
“¿Qué es más riesgoso: comprar un
bono soberano que rinde más de 10% o comprar un bono con rendimiento
negativo?”, pregunta. “Me quedaré con el rendimiento cualquier día, sabiendo
que habrá algo de volatilidad pero sabiendo que con el tiempo voy a ganar mucho
dinero”.
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