Los deportistas olímpicos que
también van por el oro en el mundo laboral
The wall
street journal- agosto de 2016
Si prepararse para participar en
la mayor competencia deportiva del mundo es un trabajo de tiempo completo,
entonces el esgrimista olímpico Gerek Meinhardt tiene dos. Durante varios meses
del año pasado, Meinhardt, que ya ha defendido los colores de Estados Unidos en
dos Juegos Olímpicos, se levantaba a las cinco de la mañana todos los días para
hacer una rutina de ejercicios de dos horas antes de emprender rumbo a su
trabajo como consultor de tecnología de Deloitte LLP, en San Francisco. Doce
horas más tarde, estaba de vuelta en un gimnasio de esgrima para seguir
practicando.
En el mundo olímpico, el caso de
Meinhardt es anómalo. Muchos deportistas no empiezan a trabajar hasta que
abandonan sus carreras competitivas y se las arreglan con los ingresos
provenientes de patrocinios y trabajos temporales que les permiten seguir con sus
intensos programas de entrenamiento.
Entre los 554 deportistas que
representarán a EE.UU. en Rio 2016, Meinhardt, de 26 años, es uno de los pocos
que tiene la difícil tarea de desarrollar una carrera profesional y, al mismo
tiempo, entrenar para obtener una medalla de oro.
Meinhardt ocupa el cuarto lugar
en la clasificación mundial en la especialidad de florete. Ha estado
compitiendo desde los nueve años y su interés en la gestión de tecnología de la
información comenzó cuando estaba en la universidad. Después de hacer su
práctica en Deloitte, obtener el cuarto puesto en los Juegos de Londres 2012 y
lograr un MBA de la Universidad de Notre Dame, Meinhardt fue contratado en
septiembre pasado en su empleo actual como consultor de riesgo.
“Sé que mi carrera en el esgrima
no durará para siempre”, manifestó. “Sólo puedo practicar durante unas pocas
horas al día”.
Poco después de comenzar un
empleo de tiempo completo con Deloitte, asumió una posición de liderazgo en un
grupo que asesora a firmas de tecnología sobre los riesgos que se ciernen sobre
sus acuerdos de licencia de software.
Durante el mismo lapso, obtuvo
medallas de bronce en los campeonatos mundiales de Tokio y París.
(Meinhardt también recibe un
monto no revelado al ser patrocinado por Deloitte, Nike Inc. y la compañía de
equipos de esgrima Leon Paul USA. Deloitte recalca que su empleo no está
relacionado con el patrocinio).
Aunque la rutina de Meinhardt
parezca exigente, es beneficiosa. Leslie Klein, director del programa de
Carrera y Educación Atlética del Comité Olímpico de Estados Unidos (ACE, por
sus siglas en inglés), que conecta los atletas de ayer y de hoy con recursos de
carreras y educación, dice que los deportistas que tienen una profesión no
deportiva tienden a sufrir menos ansiedad cuando hacen la transición a una
carrera después de su vida competitiva. “Si los deportistas tienen un enfoque
exclusivo [en una disciplina] pueden ser muy exitosos, pero también les puede
terminar costando un poco más [cuando termina su vida en los deportes]”, dijo
Klein.
Este año, a medida que el proceso
de clasificación para Rio se aceleraba, Meinhardt pasó a trabajar cuatro días
por semana, con una carga laboral más ligera. Los martes y miércoles pasaba
todo el día con clientes en sus oficinas o en la sede de Deloitte en San
Francisco.
Pero Incluso teniendo jefes
flexibles, algunos deportistas no pueden conciliar su carrera no deportiva con
las competencias. La triatleta Gwen Jorgensen comenzó a entrenar para los
Juegos Olímpicos de Londres 2012, sus primeros Juegos, mientras trabajaba como
contadora tributaria para Ernst & Young en Milwaukee.
El supervisor de Jorgensen le
permitió establecer su propio horario durante la semana para dar cabida a las
muchas horas de ciclismo, carrera y natación requeridas para entrenar para un
triatlón. Funcionó por un tiempo, pero después de los Juegos de Londres, donde
quedó en el lugar 38, Jorgensen dejó su trabajo para concentrarse en Rio. Ahora
está en el puesto número 3 en el mundo, y ha estado entrenando cuatro veces al
día antes de los Juegos. “No hay manera de que pudiera estar haciendo esto si
todavía estuviera trabajando a diario como contadora”, dijo. A pesar de que no
está segura de sus planes más allá de Rio, Jorgensen, de 30 años, dijo que su
título le ofrece flexibilidad en caso de que una lesión la obligue a terminar
su carrera deportiva.
Klein quiere que más deportistas
tengan opciones laborales fuera de su actividad en las canchas o pistas. Hasta
ahora, ACE ha conectado a deportistas con trabajos flexibles con orientación
profesional en empresas como Adecco Group AG y Coca-Cola Co. Klein también
dirige un equipo de cuatro consultores de carrera en Adecco para ayudar a los
deportistas a buscar empleo.
La nadadora Maya DiRado tomó las
riendas de sus planes de carrera durante su último año en la Universidad de
Stanford. Cuando los reclutadores de la firma consultora McKinsey & Co. se
presentaron en el campus, DiRado solicitó un trabajo.
Tan sólo unos meses después de su
graduación en 2014, aceptó una posición en la empresa, pero aplazó su incorporación
a la firma por dos años para poder entrenar para Rio.
“Después de los Juegos, la
mayoría de los nadadores que conozco dicen que van a viajar por el mundo. No
conozco a nadie lo suficientemente loco como para programar su entrada al mundo
laboral tres semanas después de los Juegos Olímpicos”, dijo.
No estará sola. Cuando terminen
los Juegos, a Meinhardt le quedarán sólo tres días de un mes sabático que pidió
antes de reintegrarse a su puesto de tiempo completo en Deloitte.
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