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viernes, 5 de agosto de 2016

deportistas olímpicos

Los deportistas olímpicos que también van por el oro en el mundo laboral


The  wall street journal- agosto de 2016
Si prepararse para participar en la mayor competencia deportiva del mundo es un trabajo de tiempo completo, entonces el esgrimista olímpico Gerek Meinhardt tiene dos. Durante varios meses del año pasado, Meinhardt, que ya ha defendido los colores de Estados Unidos en dos Juegos Olímpicos, se levantaba a las cinco de la mañana todos los días para hacer una rutina de ejercicios de dos horas antes de emprender rumbo a su trabajo como consultor de tecnología de Deloitte LLP, en San Francisco. Doce horas más tarde, estaba de vuelta en un gimnasio de esgrima para seguir practicando.


En el mundo olímpico, el caso de Meinhardt es anómalo. Muchos deportistas no empiezan a trabajar hasta que abandonan sus carreras competitivas y se las arreglan con los ingresos provenientes de patrocinios y trabajos temporales que les permiten seguir con sus intensos programas de entrenamiento.

Entre los 554 deportistas que representarán a EE.UU. en Rio 2016, Meinhardt, de 26 años, es uno de los pocos que tiene la difícil tarea de desarrollar una carrera profesional y, al mismo tiempo, entrenar para obtener una medalla de oro.

Meinhardt ocupa el cuarto lugar en la clasificación mundial en la especialidad de florete. Ha estado compitiendo desde los nueve años y su interés en la gestión de tecnología de la información comenzó cuando estaba en la universidad. Después de hacer su práctica en Deloitte, obtener el cuarto puesto en los Juegos de Londres 2012 y lograr un MBA de la Universidad de Notre Dame, Meinhardt fue contratado en septiembre pasado en su empleo actual como consultor de riesgo.

“Sé que mi carrera en el esgrima no durará para siempre”, manifestó. “Sólo puedo practicar durante unas pocas horas al día”.

Poco después de comenzar un empleo de tiempo completo con Deloitte, asumió una posición de liderazgo en un grupo que asesora a firmas de tecnología sobre los riesgos que se ciernen sobre sus acuerdos de licencia de software.

Durante el mismo lapso, obtuvo medallas de bronce en los campeonatos mundiales de Tokio y París.

(Meinhardt también recibe un monto no revelado al ser patrocinado por Deloitte, Nike Inc. y la compañía de equipos de esgrima Leon Paul USA. Deloitte recalca que su empleo no está relacionado con el patrocinio).

Aunque la rutina de Meinhardt parezca exigente, es beneficiosa. Leslie Klein, director del programa de Carrera y Educación Atlética del Comité Olímpico de Estados Unidos (ACE, por sus siglas en inglés), que conecta los atletas de ayer y de hoy con recursos de carreras y educación, dice que los deportistas que tienen una profesión no deportiva tienden a sufrir menos ansiedad cuando hacen la transición a una carrera después de su vida competitiva. “Si los deportistas tienen un enfoque exclusivo [en una disciplina] pueden ser muy exitosos, pero también les puede terminar costando un poco más [cuando termina su vida en los deportes]”, dijo Klein.

Este año, a medida que el proceso de clasificación para Rio se aceleraba, Meinhardt pasó a trabajar cuatro días por semana, con una carga laboral más ligera. Los martes y miércoles pasaba todo el día con clientes en sus oficinas o en la sede de Deloitte en San Francisco.

Pero Incluso teniendo jefes flexibles, algunos deportistas no pueden conciliar su carrera no deportiva con las competencias. La triatleta Gwen Jorgensen comenzó a entrenar para los Juegos Olímpicos de Londres 2012, sus primeros Juegos, mientras trabajaba como contadora tributaria para Ernst & Young en Milwaukee.

El supervisor de Jorgensen le permitió establecer su propio horario durante la semana para dar cabida a las muchas horas de ciclismo, carrera y natación requeridas para entrenar para un triatlón. Funcionó por un tiempo, pero después de los Juegos de Londres, donde quedó en el lugar 38, Jorgensen dejó su trabajo para concentrarse en Rio. Ahora está en el puesto número 3 en el mundo, y ha estado entrenando cuatro veces al día antes de los Juegos. “No hay manera de que pudiera estar haciendo esto si todavía estuviera trabajando a diario como contadora”, dijo. A pesar de que no está segura de sus planes más allá de Rio, Jorgensen, de 30 años, dijo que su título le ofrece flexibilidad en caso de que una lesión la obligue a terminar su carrera deportiva.

Klein quiere que más deportistas tengan opciones laborales fuera de su actividad en las canchas o pistas. Hasta ahora, ACE ha conectado a deportistas con trabajos flexibles con orientación profesional en empresas como Adecco Group AG y Coca-Cola Co. Klein también dirige un equipo de cuatro consultores de carrera en Adecco para ayudar a los deportistas a buscar empleo.

La nadadora Maya DiRado tomó las riendas de sus planes de carrera durante su último año en la Universidad de Stanford. Cuando los reclutadores de la firma consultora McKinsey & Co. se presentaron en el campus, DiRado solicitó un trabajo.

Tan sólo unos meses después de su graduación en 2014, aceptó una posición en la empresa, pero aplazó su incorporación a la firma por dos años para poder entrenar para Rio.

“Después de los Juegos, la mayoría de los nadadores que conozco dicen que van a viajar por el mundo. No conozco a nadie lo suficientemente loco como para programar su entrada al mundo laboral tres semanas después de los Juegos Olímpicos”, dijo.


No estará sola. Cuando terminen los Juegos, a Meinhardt le quedarán sólo tres días de un mes sabático que pidió antes de reintegrarse a su puesto de tiempo completo en Deloitte.

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