China: nuevo precio referencial del oro y orden
mundial
Forbes - sábado, 7 de febrero de 2015
Hay ya un plan explícito para que Shanghai se
convierta en un centro de comercio de metales preciosos tan importante que
termine por desplazar a las actuales capitales de estos mercados: Londres y
Nueva York.
China es ya la mayor economía del mundo medida
por paridad de poder de compra, y su liderazgo comienza a ejercerlo en
consecuencia. En este espacio hemos dado cuenta de cómo no sólo Beijing se
prepara para posicionar en el futuro su divisa fíat, el yuan, como moneda de
reserva, sino que además tiene la mira puesta en jugar un rol fundamental en el
establecimiento de los precios referenciales de los metales preciosos
monetarios. El interés, desde luego, viene del hecho bien conocido de que el
oro y la plata son dinero real.
En este contexto, hay ya un plan explícito para
que Shanghai se convierta en un centro de comercio de metales preciosos tan
importante que termine por desplazar a las actuales capitales de estos
mercados: Londres y Nueva York.
Y es que a pesar de que los medios
predominantes –como instrumento del poder que son– se empeñen en negar que los
mercados de metales preciosos sean manipulados de forma artera por los
gobiernos y bancos centrales más poderosos del orbe, tras bambalinas los nuevos
poderes emergentes lo dan por hecho. Sin embargo, no tienen ninguna prisa por
acabar con esta situación por un motivo muy claro: mientras se mantengan
deprimidos los precios, ellos pueden seguir “devorando” el oro y la plata del
mundo a un costo muy bajo. Pese a ello, tienen en mente que tarde o temprano
–una vez que la absoluta mayoría de las existencias mundiales de estos metales
estén en sus manos– tendrán que llevar la voz de mando. Para eso será
fundamental que cuenten con mecanismos de mercado muy desarrollados, pero, eso
sí, basados en el comercio de barras físicas, no simples derivados de papel,
como en Occidente.
No es casual, entonces, que esta semana la
Asociación del Mercado de Lingotes de Londres (LBMA, por sus siglas en inglés)
haya dado a conocer que hay bancos chinos muy interesados en participar en el
que será el remplazo del precio referencial del oro que iniciará operaciones en
marzo. El nuevo Precio del Oro LBMA (LBMA Gold Price) sustituirá al actual
London Gold Fix (LGF), que cumple casi un centenario de antigüedad, y que se
establece a la vieja usanza: en conferencia telefónica, dos veces al día, entre
cuatro bancos.
De este modo se da fecha de entierro al LGF,
como ya se preveía cuando el año pasado ocurrió lo mismo con el London Silver
Fix, referencial de la plata. Como en el caso de aquél, la plataforma del nuevo
Precio del Oro LBMA será 100% electrónica, pero, sobra decir, eso no significa
que la manipulación del mercado terminará; sólo es una modernización de los
procesos. En la práctica, el precio se establecerá de acuerdo con las posturas
de los comerciantes, y es justo ahí donde se seguirá metiendo mando. La
diferencia, en todo caso, es que al menos los chinos estarán ahí y harán cierto
contrapeso o no según su conveniencia.
Eso sí, el interés de China se basa en la regla
dorada: quien tiene el oro pone las reglas. No por nada los chinos no quieren
dejar cabos sueltos: son ya el principal productor y consumidor del planeta. La
fiebre china por el oro es insaciable. Según Koos Jansen, de Bullionstar.com,
de las bóvedas de la Bolsa de Oro de Shanghai (SGE) salieron 70 y 71 toneladas,
respectivamente, durante la segunda y tercera semanas de 2015. Esto es, en
medio mes los chinos consumieron más oro que el total de reservas (imaginarias)
en metal del Banco de México, de poco más de 120 toneladas. Debemos recordar
que esto ocurrió mientras el precio del oro ascendía, lo cual demuestra que los
chinos siguen comprando enormes sumas con independencia de la volatilidad de
las cotizaciones.
Con todo lo anterior como marco, se entiende
mejor lo publicado ayer por el diario South China Morning Post, respecto al
respaldo de India y Rusia a Beijing para establecer un “nuevo orden mundial”.
En un encuentro de ministros del Exterior de estos países, celebrada en la
capital china, se dejó en claro que quieren “contrarrestar la influencia de
Estados Unidos” en la región Asia-Pacífico.
El gobierno chino busca que en la agenda del
Consejo General de Naciones Unidas se conmemore el 70 aniversario del fin de la
Segunda Guerra Mundial, claro, a modo de presionar a un incondicional aliado
estadounidense, Japón, con quien mantiene disputas territoriales.
Así que no deje de prestar atención a los
movimientos de China. Cada uno está calculado con base en una agenda muy
específica, con miras a asumir el liderazgo global en este siglo, de la mano
del oro. Un cambio de fondo del que, por desgracia, aún no podemos estar
seguros que será pacífico.
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