Inteligencia empresarial: dale vida a la
información
Forbes - sábado, 7 de febrero de 2015
Una vez procesados los datos y convertidos en
información, hay que convertir ésta en conocimiento. Ahí está la clave del
éxito de la inteligencia empresarial.
En las revoluciones digital y tecnológica, las
distintas organizaciones se están viendo obligadas a renovarse o morir. Pero no
sólo se trata de adoptar la tecnología e intentar hablar un idioma virtual. El
reto está en entender cómo funcionan, para qué sirven y, hasta cierto punto,
saber cómo sacarles el máximo provecho a nivel empresarial. Se trata de
hacerlas más redituables.
A raíz de la imparable velocidad de la
tecnología, hoy es más común escuchar (y usar) términos como “SMART” o
“Comunicación 3.0”, sin embargo, volvemos una vez más al punto en el que no
basta con familiarizarnos con los nuevos conceptos o con las principales
tendencias. Hay que entenderlas para saber cómo aplicarlas. Y es justo a partir
del término SMART o, mejor aún, del concepto inteligente. Es por eso que
comparto mi punto de vista desde otro ángulo: inteligencia empresarial.
Para conocer (y entender) este concepto resulta
imprescindible reparar en que el futuro nos está pisando los talones, es decir,
cuando hablamos del futuro ya no podemos imaginar el mundo dentro de 20 o 30
años, pues en realidad nos estaremos refiriendo a un lapso entre cinco o máximo
10 años. Y justo por esa velocidad es que debemos estar listos para dar
respuestas a las nuevas necesidades de las marcas: necesitamos una inteligencia
empresarial.
Pero ¿qué es, cómo funciona o de qué nos sirve
esta famosa inteligencia empresarial? Bueno, pues empecemos por aclarar que se
trata de una tendencia que funciona incorporando estrategias y herramientas que
no sólo solucionen un problema, sino que ofrezcan un valor agregado que las
diferencie de entre su competencia. Y en este caso nos referimos
específicamente a las grandes áreas de oportunidad que existen en materia de
comunicación prácticamente en cualquier sector.
Imaginemos a una persona que está enferma y
decide visitar al médico. Si lo que desea este paciente (empresa) es
evolucionar hacia la tendencia de ser una empresa inteligente, lo primero que
hay que hacer es un diagnóstico descriptivo, específico y puntual, de tal
manera que el propio paciente sepa porqué le duele esto o porqué no ha
evolucionado en aquello.
Y el diferenciador viene en dos sentidos. El
médico –que en esta analogía podría ser un consultor o un especialista–
ahondará en las causas que dieron origen y alimentaron los problemas de una
empresa, y, mejor aún, dará un tratamiento puntual que no sólo sanará la
enfermedad, sino que dejará clara la ruta que debe seguir para llegar a un
objetivo tan claro como la misma salud (inteligencia empresarial).
A pesar de que muchas de las grandes
organizaciones ya están trabajando este concepto, todavía existen algunas que
no tienen tan claro cómo ser marcas inteligentes. Y en buena medida, este
problema está basado en la infoxicación, este nuevo síntoma a partir del enorme
exceso de datos que nos rodea a cada instante.
La información, el nuevo petróleo
En este contexto, la infoxicación –exceso de
información– podría ser, por un lado, el principal obstáculo para la
inteligencia empresarial, pero, por otro, potencialmente es el diamante en
bruto que nos dará la puerta de una nueva era. Si bien los datos así solos
sirven prácticamente para nada, cuando se convierten en información útil y
valiosa es cuando, efectivamente, hacemos la metáfora del petróleo, y al igual
que éste, la información debe ser refinada para ser aún más valiosa
(diferenciadora).
Una vez procesados los datos y convertidos en
información, otro factor diferenciador, de valor agregado, es convertirla en
conocimiento. Aquí está la clave del éxito de la inteligencia empresarial, pues
el conocimiento es la esencia de esta tendencia.
Desarrollada a partir de los datos recopilados,
la base del conocimiento permite a las organizaciones tomar decisiones
estratégicas y sólidamente asentadas, y una de estas decisiones es saber con
qué tipo de contenido, en qué canales de comunicación y con qué tácticas de las
diferentes disciplinas de mercadotecnia –redes sociales, marketing digital,
relaciones públicas– es más exitoso dirigirnos hacia los stakeholders.
Es importante resaltar que la razón de ser de
una empresa inteligente también está en el enfoque predictivo, pues tal
conocimiento permite adelantar escenarios para evitar errores y proyectar más y
mejores expectativas de negocio. Acércate a los expertos en Comunicación,
quienes puede ayudarte a gestionar correctamente el conocimiento obtenido,
aprovechar al máximo la inteligencia empresarial y crear mensajes poderosos,
creíbles, consistentes y coherentes; mensajes que apoyen a que el público se
identifique con la marca, pues la clave consiste en que dicho contenido integre
la Promesa de la Marca.
En materia de comunicación, la inteligencia
empresarial supone ser el alma de una organización, pues ya lo decía Dave
Thomas, fundador de Wendy, una cadena de hamburguesas: “3 cosas muy sencillas
se necesitan para tener éxito en un negocio: conocer tu producto mejor que
nadie, conocer a tu cliente y tener un ardiente deseo de triunfar”, así que
dale vida a la información de tal manera que como CEO moderno tengas a cargo
procesos más funcionales, más inteligentes y, por supuesto, redituables para tu
marca.
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