La próxima revolución mundial de la energía
vendrá del hielo
Expansión.com - febrero de 2015
Varios países han emprendido una carrera por
ser el primero en obtener la tecnología necesaria con la que aprovechar una
nueva fuente de energía que se esconde en los lechos marinos de medio mundo. De
momento, Japón está en cabeza y podría empezar a explotarla ya la próxima
década. Las reservas de hidratos de metano (una suerte de metano congelado)
superan las de petróleo, gas natural y carbón juntas, pero su explotación
conlleva riesgos importantes.
El sector global de la energía está viviendo en
los últimos años una auténtica revolución de la mano del shale oil y el shale
gas. El boom de los hidrocarburos no convencionales (en realidad, son petróleo
y gas al uso, las que no son convencionales son las técnicas para su
extracción: singularmente, el famoso y polémico fracking) promete dar un vuelco
al mapa energético global. Ya lo está haciendo, con Estados Unidos como
baluarte.
La explotación a gran escala de sus
hidrocarburos no convencionales ha convertido a Estados Unidos de nuevo en una
potencia energética, lo colocará como mayor productor mundial de petróleo y de
gas natural en breve, y le abrirá las puertas de la independencia energética. A
pesar de que el desplome de los precios del crudo pone en riesgo el desarrollo
de nuevos proyectos y amenaza la rentabilidad de algunos de los ya operativos,
el boom petrolero y, sobre todo, gasístico en Estados Unidos puede romper el
statu quo geopolítico global. Y otras naciones, también con enormes reservas de
hidrocarburos no convencionales, tratan de emular ya la experiencia
estadounidense.
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Pero es otro hidrocarburo, uno que aún no se
explota, el que promete abrir una nueva etapa en la historia energética global
que, quizá, arrancará en apenas diez años. Varios países emprendieron hace
tiempo una carrera, otra más, por liderar la explotación de manera segura de
estos nuevos recursos hasta ahora no aprovechados y que, según anticipan muchos
expertos, podrían ser los protagonistas de la siguiente revolución energética
global. Y esa revolución, la próxima, vendrá... del hielo. A simple vista esa
novedosa fuente de energía tiene el aspecto de hielo normal y corriente, pero
si se acerca una llama a él, ese hielo arde... porque está lleno de gas metano.
Hidratos de metano, clatrato de metano, hielo
de metano, hielo ardiente... son los diferentes nombres que recibe este nuevo
hidrocarburo. Se trata de moléculas de gas metano que han quedado atrapadas en
moléculas de agua congelada. Unas estructuras en forma de jaula que se han
formado por la combinación de bajas temperaturas y alta presión, y que se
encuentran en grandes cantidades en los lechos marinos (a partir de 500 metros
de profundidad) y en el suelo de las regiones polares (a menor profundidad,
normalmente a partir de los 150 metros). Los depósitos submarinos concentran la
inmensa mayoría de las reservas conocidas: acumulan cerca del 98% del total,
frente al 2% identificado en tierra firme cerca del Ártico.
Tantas reservas como petróleo, gas y carbón
juntos
Los hidratos de metano son enormemente
abundantes y se encuentran repartidos en el suelo marino de medio mundo [ver
mapa]. Según las estimaciones de diferentes servicios geológicos y energéticos
internacionales, las reservas mundiales de hidratos de metano pueden superar
las de petróleo, gas natural y carbón juntas (los cálculos más optimistas
indican que incluso podrían duplicar la suma de las reservas del resto de
hidrocarburos). Los datos del Servicio de Geología norteamericano (USGS)
apuntan a que la acumulación de este hielo ardiente podría ser hasta 100 veces
mayor que todas las reservas de gas de esquisto estimadas en EEUU, ése en el
que se basa el actual boom energético norteamericano. Y además, su intensidad
energética es muy superior a la del gas metano convencional: un metro cúbico de
hidrato de metano equivale a 164 metros cúbicos de gas metano.
No obstante, las dificultades técnicas y
tecnológicas para conseguir explotar estos hidrocarburos de manera segura y
comercialmente rentable aún no se han superado. El uso del metano como
combustible es menos contaminante que la quema de petróleo o de carbón, sí, de
ahí que sea interesante su uso. Pero la liberación incontrolada de metano a la
atmósfera es muchísimo más contaminante que el dióxido de carbono (es entre
quince y veinte veces más nocivo como gas de efecto invernadero que el CO2). En
paralelo, la alteración de la estructura de los hidratos durante los trabajos
de extracción puede desestabilizar el propio lecho marino, provocando grandes
corrimientos del suelo submarino y, a su vez, facilitando la liberación del
metano a la atmósfera.
Algunos científicos alertan de un peligroso
círculo vicioso entre el metano y el cambio climático. Y es que los peores
pronósticos apuntan a que el calentamiento global podría elevar la temperatura
de los océanos y descongelar el suelo ártico hasta el punto de descomponer los
hidratos y liberar de forma natural el metano a la atmósfera, con lo que se
agravaría el cambio climático hasta límites trágicos. En tal caso, y ante ese
riesgo, los defensores de la explotación de estos hidrocarburos argumentan que
sería mejor quemar ese metano en un uso industrial que esperar a las gravísimas
consecuencias medioambientales de que se libere de forma natural.
Sin embargo, la catástrofe parece improbable.
"Estudios recientes indican que la mayoría de los depósitos de hidratos de
metano en el mundo pueden mantenerse estables durante los próximos mil
años", apuntan desde el USGS norteamericano. "Y de los hidratos que
pueden llegar a ser inestables, muy probablemente pocos liberarían metano como
para alcanzar la atmósfera e intensificar el calentamiento global",
explican los expertos de esta oficina gubernamental estadounidense.
Las dificultades para su extracción
"Es muy posible que la próxima frontera de
la producción [de energía] sean los hidratos de metano", sostiene Daniel
Lacalle, vicepresidente y responsable global del área de energía de Pimco, la
mayor gestora de renta fija del mundo. "La situación es muy parecida a la
del gas de esquisto y el petróleo de formaciones compactas una década atrás: ya
sabíamos de su existencia y escala, pero no disponíamos de la tecnología y las
técnicas necesarias para extraerlos comercialmente", apunta Lacalle en su
último libro, La madre de todas las batallas. La energía, árbitro de nuevo orden
mundial (Deusto).
Los científicos vienen utilizando de manera
experimental diferentes técnicas para la extracción y aprovechamiento del
metano. Durante la pasada década, tanto en Japón como en Canadá se investigó
con la estimulación térmica: inyectar un fluido caliente o vapor para
descongelar el agua y liberar el metano, pero resultó no ser muy eficiente por
desaprovecharse mucho calor que se filtra en las rocas colindantes y por
requerir de la existencia de capas muy porosas que permitan penetrar a los líquidos
calientes.
Actualmente, los científicos están apostando
por la despresurización (cambiar la presión para disociar las moléculas de agua
y las de metano) en sus investigaciones. Es el método más económico y con más
probabilidades de convertirse en la primera técnica de producción comercial,
aunque entraña riesgos para la estabilidad del suelo marino. Otras técnicas
bajo investigación son la inyección de productos químicos para desestabilizar
el hidrato de metano, utilizando el metanol o el glicol como inhibidores, y también
la inyección de CO2 a alta presión, lo que permitiría la extracción del hidrato
por intercambio directo, liberando el metano pero dejando el hidrato intacto.
Los expertos no han resuelto el problema de
cómo extraer los hidratos de metano de manera segura, sin efectos nocivos
incontrolados para el medioambiente, y, además, con una estructura de costes
que permita su comercialización rentable. Al menos de momento. "Si a un
ingeniero le das tiempo y dinero suficientes, encontrará una solución. La
tecnología aplicada a la exploración y a la producción de recursos de energía
ha conseguido expandir las fronteras de lo que se creía posible, tanto en
términos de volumen como de precio. Lo que antes se consideraba ciencia
ficción, es hoy una realidad. Hay una larga historia de 'saltos adelante', o
'antes y después", apunta Daniel Lacalle. "Nunca apuestes contra el
ingenio humano", es uno de los mantras del ejecutivo de Pimco.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) no
contempla en sus estudios de previsiones a medio y largo plazo -al menos no de
forma concreta- una nueva revolución energética por la explotación de nuevos
hidrocarburos. Pero la organización de la OCDE tiene claro que no puede
descartar ese escenario. "Puede haber otras sorpresas. Por ejemplo, los
hidratos de metano que hay en las costas de Japón o Canadá. Este campo aún está
en una etapa muy primigenia. Pero el gas de esquisto se encontraba en la misma
situación hace diez años. Así que no podemos descartar nuevas revoluciones que
puedan producirse gracias a los avances tecnológicos", ha llegado a decir
la propia directora de la AIE, Maria van der Hoeven.
Una carrera entre países...
Los científicos conocían los hidratos de metano
ya en el siglo XIX, pero casi como una mera construcción teórica que se
consiguió replicar en laboratorio. No fue hasta la década de 1960 cuando la
Unión Soviética lanzó el primer gran estudio de campo en busca de este
hidrocarburo en Siberia, y fue en 1971 cuando se descubrió en el lecho del Mar
Negro la existencia real de los hidratos. Pero es ahora cuando, tras un costoso
y constante impulso investigador, se está a las puertas de obtener la
tecnología necesaria para la extracción de los hidratos de metano.
Japón ha tomado la delantera en esa carrera
figurada por conseguir explotar los hidratos de metano, y ha conseguido
realizar ya las primeras extracciones en sus costas. Estados Unidos también
lleva décadas -desde 1982- con un programa de investigación operativo y
buscando una tecnología eficaz para aprovechar sus reservas. Otros países como
Corea y Canadá cuentan con programas de investigación (el de Canadá hoy por hoy
paralizado, en principio temporalmente), al tiempo que China e India se
muestran igualmente interesados en el desarrollo de la tecnología necesaria. Y,
aunque en España no existe de momento ningún proyecto concreto para promover la
explotación de esta fuente de energía, geólogos ya han constatado la existencia
de hidratos de metano en el Golfo de Cádiz y en el Mar de Alborán.
...en la que Japón toma la delantera
Japón se convirtió en marzo de 2013 en el
primer país en conseguir extraer hidratos de metano de manera continuada
(apenas unos días) y aparentemente segura del lecho marino de la fosa de
Nankai, una zona que se perfila como la más prometedora para un yacimiento de
esta fuente alternativa de energía. Fue el primer gran hito de un programa de
investigación impulsado por el Gobierno japonés, y desarrollado por la
petrolera estatal Japan Oil, que dio comienzo en 1995. Un hito que ha sido refrendado
hace apenas dos meses, el pasado diciembre, con un nuevo éxito en la extracción
de hidratos de metano, esta vez en la costa norte del país.
La Agencia de Recursos Naturales y Energía
japonesa tiene identificadas un millar de localizaciones en las costas niponas
cuya estructura geológica sugiere que podrían alojar depósitos submarinos de
hidratos de metano. Desde el propio Gobierno de Japón se ha llegado a apuntar,
aparentemente de manera exagerada, que las reservas de metano congelado podrían
resultar equivalentes al consumo energético del país durante 100 años (los
últimos avances del programa de investigación nipón apuntan a que los
yacimientos que mejor se conocen al sur del país sí podrían contener el
equivalente al consumo nacional de algo más de una década).
En cualquier caso, los incentivos de Japón para
impulsar la investigación de esta alternativa son evidentes y en principio más
acuciantes que para otros países que también cuentan con programas de
investigación: Japón importa el 95% de los recursos energéticos que necesita y
el parón nuclear tras el accidente de Fukushima ha disparado la dependencia del
gas natural de su economía.
Los planes de Japan Oil y del Gobierno japonés
pasan por continuar con nuevas pruebas en aguas costeras a lo largo de este
año, iniciar un proceso de evaluación de los estudios que le llevarían a contar
con la tecnología necesaria para la extracción ya en 2018, e iniciar la
comercialización del metano entre 2023 y 2027.
Sin embargo, frente al optimismo nipón, algunos
centros de estudios y consultoras especializadas en el sector energético no ven
posible que la explotación y comercialización de los hidratos de metano sea una
realidad al menos hasta la década de 2030 (quizá incluso bien entrada la
década). Con unos u otros plazos, el mundo parece estar cerca de dar entrada a
una nueva alternativa en el escenario energético global.
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