Los cuatro jinetes del apocalipsis económico de
Rusia
Forbes - domingo, 8 de febrero de 2015
Un trato de 28,000 millones de dólares dio
origen a la compañía petrolera pública más grande del mundo en 2013, pero
también abrió las puertas del infierno para la economía rusa. Ésta es la historia.
En marzo de 2013, un grupo de banqueros y
abogados se reunió en las oficinas del Deutsche Bank en Frankfurt para
controlar la transferencia de casi 28,000 millones de dólares (mdd) en moneda
estadounidense desde una cuenta controlada por el gigante petrolero estatal de
Rusia, Rosneft, a una controlada por cuatro magnates rusos multimillonarios:
Mikhail Fridman, Viktor Vekselberg, Len Blavatnik y German Khan.
El cierre de la venta de TNK-BP, la tercera
compañía petrolera más grande de Rusia, propiedad 50% de British Petroleum y
50% de los multimillonarios rusos, marcó otra jugada de Vladimir Putin para
centralizar el poder. El CEO de Rosneft, Igor Sechin, a menudo descrito como el
segundo hombre más poderoso de Rusia después de Putin, y a veces llamado Darth
Vader, fue la figura central detrás de la operación. A veces pareciera que
busca recordar a los oligarcas cuál es su rango, atormentándolos durante las
negociaciones al llegar tarde deliberadamente a las reuniones en Moscú.
Como si se tratara de un thriller de James
Bond, se seleccionó un lugar neutral para el cierre del trato: Frankfurt,
Alemania, la capital financiera de Europa continental. Los representantes de
los accionistas insistieron en que ahí serían capaces de verificar de inmediato
y en tiempo real la transferencia de efectivo y los certificados de valores en
una cuenta de depósito en garantía controlada por los multimillonarios, según
revela una fuente cercana a los acontecimientos. Sólo después de que se mostró
una captura de pantalla mostrando el nuevo saldo de 27,778,900,132.16 dólares,
la transacción fue considerada culminada.
Putin estaba en éxtasis. “Esto es algo
importante, no sólo para el sector energético de Rusia, sino para toda la
economía rusa”, dijo mientras se anunciaba el acuerdo. La compra de TNK-BP por
55,000 mdd transformó a Rosneft en la empresa petrolera pública más grande del
mundo y consolidó a Sechin como zar de la energía mundial, y a Putin como el
titiritero detrás de él.
La mega fusión energética de Sechin y Putin
puede parecer un “buen” acuerdo estratégico para Rusia, pero para Fridman,
Vekselberg, Blavatnik y Khan, cuyo patrimonio neto acumulado ronda actualmente
los 55,000 mdd, la venta de la mayor compañía petrolera rusa en la primavera de
2013, con el West Texas Crude cotizando a 92 dólares por barril y los bancos
occidentales bombeando créditos a Rusia, puede considerarse la toma de
ganancias más brillantemente cronometrada de la década. Sin embargo, también
pudo haber desatado una cadena de acontecimientos en los mercados financieros
globales, que ha contribuido a la caída de la moneda rusa, que se desplomó 40%
frente al dólar en 2014. El Estado de Putin se ha sumido en la recesión.
El nacimiento de TNK-BP
En 2003, British Petroleum comenzó a trabajar
con Fridman, sus otros socios multimillonarios y su petrolera TNK, creando una
empresa conjunta 50-50 llamada TNK-BP. Alcanzaría ingresos anuales por 60,000
mdd y pagaría a sus propietarios dividendos en magnitudes de decenas de miles de
millones durante más de una década. De hecho, el efectivo generado por TNK-BP
ayudó a meter a los cuatro rusos a las listas de los hombres más ricos del
mundo y mantiene a BP segura como una potencia petrolera, representando 27% de
sus reservas.
Pero fue una asociación inestable. Los
multimillonarios rusos sintieron que BP estaba tratando a TNK-BP como una
subsidiaria extranjera, enfocándose en gastos de capital para construir
reservas en vez de otras cosas, como el pago de dividendos adicionales. Al mismo
tiempo, el personal de BP en Rusia se vio envuelto en problemas con la policía,
y en un punto su entonces jefe en Rusia, Robert Dudley, abandonó el país y
dirigió TNK-BP desde un puesto de avanzada secreto después de que él y otros
empleados de BP no pudieron renovar sus visas. Dudley es actualmente CEO de BP.
Después de varios retrocesos más, entre ellos
la pérdida en 2011 de un contrato de perforación en el mar de Kara, que
finalmente fue para Exxon Mobil, BP entró en negociaciones con Sechin para
vender su participación en TNK-BP a Rosneft. A cambio, BP obtuvo 12,500 mdd y
una participación de 19.75% en Rosneft, que era importante para BP porque la
estructura permitía a BP continuar incluyendo algunas de las reservas de la
petrolera rusa en sus libros.
Para los socios multimillonarios de BP, la
mejor opción era vender la totalidad de su participación de 50% a Sechin, un
aliado cercano de Putin y ex viceprimer ministro ruso con ánimos de construir
una gran empresa petrolera nacional. Una compra en efectivo fue clave porque
los multimillonarios rusos no querían convertirse en accionistas minoritarios
de una Rosneft controlada por Sechin. Del mismo modo, Sechin no quería
arriesgarse a diluir su control a través de la emisión de más acciones a este
cuarteto de astutos inversionistas. El gran problema de Sechin fue que en
realidad no tenía el dinero para pagar la recompra, así que tomó un préstamo de
cerca de 40,000 mdd en efectivo para cerrar el trato, en parte a través del uso
de créditos puente en moneda extranjera a corto plazo. Bancos de todo el mundo
participaron en el financiamiento, incluyendo a JPMorgan Chase, Barclays, BNP
Paribas y Unicredit.
La debacle
Pero poco más de un año después, en el otoño de
2014, Rosneft repentinamente estuvo en un aprieto. Tenía que cumplir con los
pagos relacionados con los préstamos puente, pero para entonces la invasión de
Putin a Crimea había motivado sanciones económicas, y la decisión de Arabia
Saudita de imponerse a los productores de shale de Estados Unidos y disciplinar
a los miembros de la OPEP, como Irán y otros productores como Rusia, había
lanzado los precios del petróleo en caída libre. Sechin y Rosneft fueron
efectivamente marginados de los bancos occidentales, y no había una manera
fácil de que Sechin pagara más de 7,000 mdd en moneda extranjera que vencían en
diciembre. Así, Sechin consiguió el respaldo del banco central de Rusia y
orquestó una venta de bonos para recaudar rublos.
En diciembre, Rosneft colocó 10,800 mdd en
bonos denominados en rublos, con tasas menores a las de los rendimientos de los
bonos del gobierno de Rusia con fecha similar. Fue una operación misteriosa
sobre la cual no se hizo casi ninguna otra declaración. El banco central ruso
dijo que aceptaría los bonos como garantía de los bancos rusos que intentaban
pedir prestado a tasas preferenciales, proporcionando esencialmente a los
bancos comerciales una ventana de liquidez. Los compradores de los bonos nunca
se dieron a conocer, y aún no está claro cuánto dinero se recaudó. Rosneft aún no
ha hecho revelaciones importantes, y Sechin ha tomado la posición de que “la
opción de bonos en rublos no se ejerció”.
Aun así, la turbia emisión de bonos tomó a los
agentes del mercado por sorpresa, provocando especulaciones de que Rosneft
vendería los rublos que acababa de levantar en el mercado abierto para comprar
dólares para pagar su deuda. En respuesta, el rublo se desplomó a mínimos
históricos, aun cuando los precios del petróleo parecen estar reafirmándose.
“Había sospechas de que esos rublos podrían ir
al mercado cambiario”, dice Sergey Romanchuk, jefe de Divisas en
Metallinvestbank en Moscú. “Ese trato fue una señal de alarma porque la gente
tenía miedo de que se convirtiera en un nuevo instrumento que podría ser usado
por otras compañías.”
El rescate
Los críticos de Putin calificaron de rescate la
emisión de bonos de Rosneft. Sechin describió el ataque como una “provocación”.
Rosneft declaró que ni un solo rublo recaudado en la emisión de bonos sería
usado para comprar moneda extranjera. Sus ingresos provienen en su mayoría de
sus exportaciones en moneda extranjera, y en un comunicado Rosneft dijo que
“genera suficiente flujo de efectivo en moneda extranjera con el fin de cumplir
con sus obligaciones de pago de préstamos”. ¿A dónde se fueron esos rublos?
Rosneft se limitó a decir que serían usados para “financiar su proyecto en la
Federación Rusa”.
Pocos discuten el papel de Rosneft en el
enturbiamiento del ya de por sí asustadizo mercado global de rublos. Con 19%
del PIB ruso de 2 billones de dólares, el petróleo es la mayor fuente de
ingresos del país, y las exportaciones de hidrocarburos están fuertemente
gravadas. A 100 dólares el barril, unos 70 irían al gobierno; a 50 dólares,
unos 22. Presumiblemente, Rosneft acumuló moneda extranjera el otoño pasado
para hacer sus pagos de deuda. Analistas de la industria afirman que
probablemente habría retenido dólares del mercado de divisas que normalmente
habría utilizado para la compra de rublos para cumplir con sus obligaciones
tributarias. Rosneft también tiene un gran programa de gasto de capital en
Rusia financiado por rublos. “Ellos estaban usando el producto de la emisión de
bonos para cubrir sus costos en rublos”, afirma Kirill Tachennikov, analista de
BCS Financial.
Rosneft pagó su préstamo de 7,000 mdd a finales
de diciembre. Unos días más tarde, el gobierno ruso se dirigió a los grandes
exportadores de Rusia para que apoyaran al rublo en los mercados de divisas.
Rosneft podría haber cumplido, pero con cerca de 20,000 mdd de deuda con vencimiento
en 2015 (en su mayoría en dólares y euros) y planes de gasto de capital por
20,000 mdd, Rosneft tiene un dolor de cabeza de 40,000 mdd que empeora con cada
caída en el precio del petróleo. De acuerdo con sus estados financieros,
Rosneft tiene 20,000 mdd o más en efectivo, y ha solicitado al gobierno ruso la
ayuda del Fondo Nacional de Bienestar. Sechin quiere la ayuda de Putin, pero
otro rescate de bonos sería desastroso para el rublo.
La indiferencia
La economía de Rusia puede estar hundiéndose en
la crisis, pero los multimillonarios Fridman, Khan, Vekselberg y Blavatnik han
mostrado pocas señales de tener prisa por ayudar a la Madre Rusia con
importantes inversiones o gastos de capital, a pesar de las súplicas de Putin.
Fridman, de 50 años, el tercer hombre más rico
de Rusia, se llevó 5,100 mdd del acuerdo TNK-BP. Su compañero de universidad,
Khan, de 53 años, recibió 3,300 mdd. El dúo creó una sociedad luxemburguesa,
LetterOne, con el dinero de TNK-BP, y está tratando de comprar una unidad de la
empresa de servicios públicos alemana de petróleo y gas por 6,000 mdd. Un
portavoz declaró: “Estamos comprometidos con la reinversión de una parte
significativa de los ingresos en Rusia y esperamos identificar oportunidades
atractivas en el futuro cercano.”
Nacido en Ucrania, Blavatnik, ciudadano
estadounidense desde 1984 con una fortuna de más de 18,000 mdd, ganó 7,000
millones por la venta de TNK-BP. Sus mayores activos: participaciones en el
productor de químicos con sede en Houston LyondellBasell y en Warner Music. En
2014 celebró su triunfo en Rosneft mediante la compra del mamut dorado de
Damien Hirst por 14 mdd. Blavatnik declinó hacer comentarios.
Vekselberg, de 57 años, conocido por su
colección de arte –que incluye un nuevo museo en San Petersburgo con sus huevos
Fabergé–, es ahora el segundo más rico de Rusia, con una fortuna de 14,000 mdd.
Se embolsó 7,000 mdd con el acuerdo y usó parte de ellos para comprar Schmolz +
Bickenbach, una compañía de acero suizo. “La mayor parte del dinero que recibió
Renova [Vekselberg] del acuerdo se invirtió en Rusia”, insiste el portavoz
Andrey Shtorkh.
Putin apoya a Sechin, su hombre fuerte, a pesar
de la disminución de 50% (en dólares) del precio de las acciones de Rosneft en
2014. Él es un “buen administrador”, dice Putin. BP, que aún posee 20% de
Rosneft, se está preparando para un golpe en el cuarto trimestre y podría verse
obligada a deshacerse de su participación en Rosneft.
“El acuerdo TNK-BP ha sido una decisión costosa
[para Rusia]”, dice Sergei Guriev, un economista ruso que huyó a Francia en
2013; no obstante, “los dueños de TNK hicieron un muy buen trato”.
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