Los nuevos sastres son los sastres de siempre
FORBES- 18 de Abril de 2016
En una economía en la que todo
nos es cercano e inmediato gracias a la revolución digital, son los sastres los
que se acercan a los clientes.
Si tuviéramos que identificar el
lugar que representa la sastrería más icónica, más aspiracional, más
innovadora: ése es Nápoles. Es allí donde a lo largo de la historia los
caballeros del mundo han recurrido cuando han querido huir de las rigideces de
la confección inglesa de Savile Row Bespoke y han buscado el confort.
Nápoles no es sólo la ciudad más
barroca de Italia y donde se originó la pizza; también es la cuna de la
artesanía del buen vestir para el hombre. Encontramos marcas de sastrería de
referencia internacional como Kiton y de las corbatas más buscadas Marinella.
En Nápoles se han gestado también
otras, no por menos conocidas menos exquisitas, como las camiserías Barba o
Finamore 1925, la marroquinería de Tramontano o los guantes de Mario Portolano.
En Nápoles se demuestra que, como en otros sectores, son los pequeños los que
innovan y los grandes los que les siguen.
Asistimos hoy a un renovado
interés por la sastrería. A pesar de la “casualización” de la moda y de que los
nuevos uniformes de los protagonistas de la revolución digital como Steve Jobs
o Mark Zuckenberg sean las camisetas y los jeans, un traje bien cortado es algo
aspiracional. A la vez que nos relajamos en la forma de vestir, somos parte de
una cultura en la que se revalora lo hecho a mano, lo artesanal y la
personalización.
Cesare Attolini o Isaia de la
cercana localidad de Casalnuovo (donde la mitad de la población está dedicada a
la costura) o Kiton son fieles al buen hacer de sastrería napolitana, que tuvo
que innovar para que sus chaquetas fueran cómodas incluso en los meses de más
calor: casi sin forro, ligeras, con apenas hombreras, solapa ancha y algo
fruncidas en el hombro.
En este contexto de vuelta a las
raíces se han producido cambios interesantes en las casas de sastrería más
renombradas, con un enfoque puesto en la búsqueda de la innovación, pero
manteniendo las tradiciones.
Zegna ha reclutado a Alessandro
Sartori, quien ocupa la posición de director artístico de sus marcas. Viene de
la francesa Berlutti, donde ha lanzado la línea de prêt-à–porter de la marca
zapatera. Zegna, con 500 tiendas y ventas de 1,200 millones de euros, es la
marca de moda de hombre de lujo más grande.
Más recientemente ha sido la
romana Brioni, con casi 50 tiendas y propiedad del Grupo Kering desde 2012, la
que ha reclutado como director creativo a Justin O´Shea. El paradigma del
estilo hipster con su barba tupida y los tatuajes que asoman por debajo de la
camisa, además de sus 79,000 seguidores en Instagram, el ex director de
MyTheresa, el e-tailer de lujo basado en Múnich y adquirido por Neiman Marcus
en 2014, seguro que trae nueva vida a la marca centenaria.
En una economía en la que todo
nos es cercano e inmediato gracias a la revolución digital, son los sastres los
que se acercan a los clientes. Kiton entrena un ejército de sastres que se
mueven por el mundo para estar cerca de sus clientes. Los llaman “travelling
tailors” y se han convertido en embajadores de la artesanía y la buena costura
napolitana.
Parafraseando al personaje
Tancredi Falconeri, quien declara a su tío Don Fabrizio Corbera en El gatopardo
de Giuseppe Tomasi di Lampedusa (obra llevada al cine por Luchino Visconti en
1963), “todo tiene que cambiar para que todo siga igual”.
María E. Girón-Directora del
Observatorio del Mercado Premium y Prestigio de IE y Mastercard. Ejecutiva,
emprendedora e inversora en el sector lujo. Autora de “Secretos de lujo” y el
“Diccionario de lujo y responsabilidad”.
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